El posible precandidato externo
Sergio Mejía Cano
28 de Noviembre de 2017
Del plato a la boca a veces se cae la sopa, se ha dicho siempre con un dejo de acierto. Así que la supuesta designación por dedo de José Antonio Meade como posible precandidato a la Presidencia de la República, respaldado por el otrora orgulloso partido aplanadora, PRI, podría ser nada más pura estrategia de las cúpulas de este partido político única y exclusivamente para desviar la atención mediáticamente.
Por lo pronto ya apareció el peine del porqué se reformaron los estatutos priistas –al menos así se ha informado-, sobre aceptar candidaturas de personajes externos al partido, debido a que Meade no tiene afiliación partidista en el PRI o al menos no es priista y si ya fue afiliado pues ni modo.
Cuando en la administración de Carlos Salinas de Gortari, éste mandó la iniciativa para reformar el artículo 82 constitucional en el sentido de que los candidatos a la Presidencia de la República no tendrían por qué ser mexicanos al cien por ciento, y buena parte de la ciudadanía e incluso algunos políticos creyeron que era para arropar a Jaime Serra Puche, pero con el tiempo se vio y comprobó que se había generado el caldo de cultivo para que Vicente Fox Quesada llegara a ocupar la silla presidencial. Así que ahora ya se vio y comprobó que el destinatario de esta reciente reforma a los estatutos del PRI, estaban dirigidos para la posibilidad de que José Antonio Meade Kuri Breña pudiera ser cobijado por este partido político desplazando desde luego a otros cuadros priistas que sí son de cepa.
Se han estado oyendo voces de analistas que afirman que Meade es más apropiado para ocupar la gubernatura del Banco de México que para ser precandidato y luego candidato del PRI a la Presidencia de la República. Y también así se lo dijo de frente el senador Manuel Bartlett Díaz en el recinto senatorial, cuando José Antonio Meade acudió ante el Senado para el desglose del quinto informe presidencial. Le señaló Bartlett Díaz a Meade que no se arriesgara a quemarse, porque es una persona bien preparada, que es inteligente y que si aplicaba bien esa inteligencia más le convendría rechazar esa precandidatura, pues encuadra mejor para la dirección del Banco de México, porque existía la posibilidad de que jugaran con él por tal y como se la están gastando en estos momentos los priistas.
Antes en la mayoría de las empresas existía un escalafón del personal en donde de acuerdo a sus derechos iban ascendiendo de categoría y nivel dentro de dichas empresas, aunque para elegir a uno de los trabajadores para un puesto de dirección como oficial o empleado de confianza, dicho escalafón se hacía a un lado. Y se supone que en las asociaciones políticas, también debe existir un escalafón, aunque imaginario y no escrito en sí, pero que sí podría estar en la mente de los militantes que haciendo cuentas, deducían que ya les tocaba acceder a algún puesto de relevancia debido a su tiempo de antigüedad y méritos propios; sin embargo, muchas de las veces quienes esperaban que les hiciera justicia la revolución eran desplazados por el dedo mayor al palomear éste a otros militantes haciendo quedar en el camino a quienes ya se creían con una candidatura o buen puesto en el bolsillo. Pero todo quedaba entre los mismos militantes y por eso muchos se disciplinaban y aguantaban vara; sin embargo, llegó el tiempo en que los desplazados no se contuvieron y mejor decidieron salirse de su partido político para competir con otras siglas y ahora hasta independientemente. Y es posible que los militantes que ya se sentían con el derecho de haber llegado a ser reconocidos para ocupar puestos de altura, no vayan a apechugar el hecho de que un advenedizo los venga a desplazar con la mano en la cintura, tal y como podría suceder en caso de que sí quedara José Antonio Meade como el precandidato del PRI sin ser priista; porque vaya que eso sí dolería en el ego de muchos priistas de abolengo que difícilmente resistirán esta designación.
Si bien han inclinado la cabeza ante el dedo mayor, es probable que debajo del agua empiecen a moverse en contra de esta designación. Y esto se podría ver el próximo 3 de diciembre en que se registrarán en el PRI los aspirantes a ser precandidatos a la Presidencia de la República. Y si persiste la designación del dedo mayor, pues de dientes para afuera la aceptarán, pero en los hechos actuarán en contrario, moviendo sus hilos para apoyar alguna o varias de las candidaturas independientes que serán varias y entre estas, alguna que esté en el juego.
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