Pueblos paralelos
Sergio Mejía Cano
04 de Agosto de 2017
Es un hecho de que así como las redes sociales han contribuido en cierta forma al amarillismo y a difundir noticias falsas, también han servido para que gran parte de la población esté más informada sobre ciertos acontecimientos que oficialmente no ocurren porque las televisoras nacionales no informan de algunos sucesos por la posibilidad de que se podrían pisar algunos callos de algunos personajes de la vida pública del país.
De haber existido las dichosa redes sociales en aquél nefasto día del 2 de Octubre (no se olvida) de 1968, hoy se sabrían más cosas de ese fatídico día, del que se dice, el periodista Jacobo Zabludowski, al día siguiente dijo, según lo publicado, que el día anterior había sido un día “soleado y tranquilo en la capital del país”; palabras más, palabras menos, pero no informó sobre la realidad de los hechos acontecidos en la Plaza de las Tres Culturas, lo mismo que algunas otras informaciones impresas que no publicaron lo que en verdad había pasado en dicha plaza la tarde-noche del 2 de octubre, salvo una que otra publicación como el Excélsior que en ese entonces dirigía el periodista Julio Sherer García, que informó si bien ligeramente, pero más o menos dio un pormenor de los nefastos acontecimientos. Así que de haber existido en ese tiempo las redes sociales, ¿cómo le hubiera hecho el gobierno para acallarlas?
Si se supo más o menos a nivel mundial sobre lo sucedido en el entonces Distrito Federal, fue gracias a que ya se encontraban en nuestro país periodistas de otras partes del mundo que habían venido para cubrir las olimpiadas y que habían llegado con tiempo para poder aclimatarse debido a la altura sobre el nivel del Mar de la capital de nuestra nación. Y como un periodista no deja de serlo nunca, al darse cuenta de las protestas estudiantiles a algunos de estos periodistas extranjeros les dio por seguir los acontecimientos hasta su conclusión en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, que paradójicamente fue el último reducto de la defensa de la Gran Tenochtitlan. Así que algunos de estos periodistas de inmediato mandaron información a sus países sobre lo acaecido poco antes de que se inauguraran los famosos juegos olímpicos denominados “México 68”.
Y lo curioso, es que hoy en día las televisoras del país siguen prácticamente en la misma tónica de información, porque cuando acontecen marchas y plantones de protesta casi no resaltan el porqué de las mismas, si acaso muy escuetamente pero no a fondo, porque ponen más énfasis al entrevistar a ciudadanos inconformes por estar bloqueados y no poder transitar por estar tapadas algunas calles y avenidas y está interrumpido el tránsito vehicular y las mismas televisoras resaltan más la inconformidad de la ciudadanía por llegar tarde al trabajo o no poder llegar a su casa o porque una ambulancia no pudo llevar a una persona enferma o herida a un hospital y ser atendida a tiempo, etcétera.
Y sin embargo, cuando se trasmiten noticias sobre Venezuela, lo que aparece más son entrevistas a los que protestan, es decir, al contrario de cómo se dan las noticias en nuestro país, porque es muy raro o prácticamente imposible que alguien entreviste a la parte de la población que apoya a su presidente Nicolás Maduro y por qué lo respalda; no. Lo que se trasmite a nivel internacional es a la parte disidente, a los que protestan en contra del gobierno venezolano. Caso contrario en México en que nunca las televisoras mexicanas le ponen el micrófono a las voces que protestan en contra del presidente mexicano, ¿por qué? Si en Venezuela hay gente que protesta contra su presidente y las televisoras resaltan sus voces de protesta, en México también hay gente que protesta en contra de su presidente; y sin embargo, a esas voces jamás se les pone el micrófono, ¿por qué no? ¿Qué acaso no es algo muy similar?
Así que en este caso sí que contribuyen las redes sociales para sopesar una cosa y otra, porque tal y como se comportan los medios informativos atacando nada más a una parte, esto hace despertar la sospecha de que si no se deja oír a la otra parte es porque algo se oculta, porque hay mucha gente que de inmediato aplica aquello de “piensa mal y acertarás”.
Y algo muy curioso es que de todo lo que se señala que pasa en Venezuela, como de que anda gente hurgando en los botes de basura en busca de comida, pues nada más con trasladar eso a nuestro país y se comprueba que aquí no cantamos tan mal las rancheras en ese aspecto, pues también se ve gente en igual situación.
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