No cumple con su deber el congreso de la unión
Octavio Camelo Romero
07 de octubre de 2016
La noche del 7 de octubre de 1913 el Dr. Belisario Domínguez, Senador de la República por el estado de Chiapas, fue sacado de la habitación del hotel donde se hospedaba y conducido al cementerio de Xoco, en Coyoacán, para ser martirizado cruelmente y asesinarlo de varios balazos. Antes de matarlo, el doctor Aureliano Urrutia le cortó la lengua en un quirófano y se la envió a Victoriano Huerta en calidad de "trofeo". Sus verdugos, Gilberto Márquez, Alberto Quiroz, José Hernández Ramírez y Gabriel Huerta, sepultaron el cadáver desnudo y las ropas fueron quemadas con petróleo. Pero, ¿Cuál fue el delito? Defender a la Patria de los traidores.
Fue un crítico de Victoriano Huerta al cual se opuso. Intervino en las esferas de decisión y logró evitar el “permiso de arribo” de navíos estadounidenses al Puerto de Veracruz cuyo propósito era preparar una invasión al país. El radicalismo del Dr. Belisario Domínguez lo llevó incluso a llamar al uso de las armas en contra del dictador Huerta.
El 23 de septiembre de 1913, dos semanas antes de su asesinato, pronunció ante los Senadores un lacerante discurso contra Victoriano Huerta. En él argumentaba que el presidente trataba de engañar a la “nación mexicana” la cual había puesto en sus manos sus intereses. Y se pregunta: ¿Qué debe hacer en este caso la representación nacional? Su respuesta es contundente: “Corresponder a la confianza con que la patria la ha honrado” Adelante sentencia: “Cumpla con su deber la representación nacional y la patria está salvada y volverá a florecer más grande, más unida y más hermosa que nunca. La representación nacional debe deponer de la presidencia de la República a don Victoriano Huerta. Me diréis que la tentativa es peligrosa porque don Victoriano Huerta es un soldado sanguinario y feroz, que asesina sin vacilación ni escrúpulo a todo aquél que le sirve de obstáculo. ¡No importa, señores! La patria os exige que cumpláis con vuestro deber, aun con el peligro y aun con la seguridad de perder la existencia.”
Indudablemente que hizo falta un Belisario Domínguez por lo menos desde el periodo presidencial de Miguel de la Madrid por cuanto en él se inició el proceso de desmantelación del Estado de la Revolución Mexicana y el modelo de desarrollo de la “economía mixta”. Ese desmantelamiento culmina en el tiempo presidencial de Enrique Peña Nieto con las llamadas “Reformas Estructurales”. La verdad es que la economía mexicana y las condiciones de vida de los habitantes del país han retrocedido incluso hasta el periodo dictatorial de Porfirio Díaz. Se estuvo buscando un mecanismo de “despojo” de los ejidatarios hasta que se encontró en el periodo del presidente Carlos Salinas de Gortari; para ello se otorga un “título de posesión” equivalente a un “título de propiedad” con el cual los “posesionarios” de las tierras ejidales se comportan como “propietarios” de dichas tierras y las pueden hipotecar o vender. Esto es, el suelo ejidal se convirtió en mercancía o se mercantilizó toda la superficie agraria. Producto de esta situación se compraron, arrendaron y compactaron grandes extensiones territoriales para la explotación agrícola, ganadera y minera por parte del capital transnacional. Se dio un paso natural al “neocolonialismo”, pues México es fundamentalmente exportador de “materias primas” a los países centrales y desarrollados como Canadá, Estados Unidos, China, etc. Sin embargo, se ha tratado minimizar esta situación exaltando el “comercio exterior” como uno de los principales aportadores de dólares a las finanzas públicas mexicanas. Por otra parte, la industria petrolera ha vuelto a manos de particulares, a manos del capital extranjero. Y al lado de ella, las demás empresas estatales y paraestatales se han privatizado. Empero, la “Representación Nacional” lejos de defender a la Patria ha servido de comparsa. ¡Cuánta falta nos haces Don Belisario Domínguez! En fin.
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