Carta Abierta

Roberto Sandoval Castañeda
Gobernador Constitucional del
Estado de Nayarit

Ya no creo en la división de poderes en Nayarit. La pizca de credibilidad al suelo fue a parar cuando en la práctica comprobada está la preeminencia del Poder Ejecutivo (representado por la Fiscalía General del Estado) sobre el Legislativo y Judicial, pero con influencia de mayor extensión sobre todo en este último poder.

El brazo ejecutor del Fiscal Edgar Veytia ocupa todo el espacio necesario para torcer a su favor acciones legales de correspondencia única exclusivamente del Poder Judicial.  Aunque esto último por todos los abogados es conocido, quienes como magistrados integran el Tribunal Superior de Justicia de Nayarit lo niegan una y otra vez, al defender con fiereza autonomía e independencia sin dejar de lado expresar maledicencia hacia su funcionario favorito, señor gobernador.

Pero eso en nada arredra al titular de la Fiscalía General del Estado, mismo que al haber asumido la responsabilidad el 18 de febrero de 2013, propuesto por usía (vuestra señoría) y aprobado por el Congreso del Estado, en Nayarit se ha convertido en hombre de horca y cuchillo, dueño de diversas leyendas populares que, si viviera, hicieran palidecer al propio Jesús Antonio Sam López, Procurador de Justicia en el gobierno del Coronel Rogelio Flores Curiel (1976-1981), sobre quien también se tejieron inverosímiles relatos.

Por disposición del Legislativo, el Fiscal Edgar Veytia deberá permanecer en el cargo hasta 2020, si es que antes no interfiere la decisión del nuevo gobernador de Nayarit, que deberá asumir el poder el 19 de septiembre de 2017, para revocar ese mandato. Si el siguiente representante del Poder Ejecutivo fuera de oposición al PRI, tendrá que contar con mayoría de correligionarios en la legislatura local para suspender funciones al Fiscal, en caso que haya voluntad política para tal determinación. Si no, las cosas seguirán igual.

Todo este galimatías que ahora le escribo, señor gobernador, tiene su origen en que he desistido procurar me regrese la Fiscalía General del Estado algunos de los objetos de mi propiedad que fueron robados por tres jóvenes adictos a las drogas en mi domicilio particular los primeros días de mayo del presente año, mismos que recuperaron sagaces elementos policíacos.

Desde entonces he mendigado justicia, sin hallarla. Me han traído de un lado para otro sin obtener respuesta positiva por parte del personal de la Fiscalía con que me ha correspondido cara a cara tratar mi asunto. La mentira ha sido premisa constante, casi siempre obligada desde la superioridad.

Porque estoy consciente que no se resolverá a mi favor con plena satisfacción por así haber ordenamiento del mando superior, dejo mis chivas en manos del gobierno estatal para lo que mejor disponga.

Atentamente su servidor
Oscar González Bonilla