Tepic, Nayarit, viernes 19 de abril de 2024

La pobreza va en descenso por decreto

Sergio Mejía Cano

28 de Julio de 2016

Cada vez que se habla de que se ha logrado reducir la pobreza en México, muchos lo sentimos como un latigazo en la espalda, y más cuando se dice que la pobreza extrema va a la baja. Ya se sabe y está comprobado que la pobreza en nuestro país no se reduce por decreto ni por más datos estadísticos que se presuman; sin embargo, aun así hay personas que se creen a pie juntillas la información oficial y hasta la aplauden y hacen coro pregonando dichos logros, pero sin ver la realidad a su alrededor.

Me dice una persona que está plenamente convencido de que se ha reducido la pobreza extrema porque le tocó ser testigo de que se les habían construido casas-habitación a un sector de la población en esa situación de vida, pero que como que no las supieron apreciar porque se mostraban renuentes a habitarlas o no querían usar las llaves del agua de las tuberías o que una vez ya dentro de su nueva casa seguían usando leña y dormían en el suelo. Al principio creía que me estaba bromeando, pero ya que comprobé que hablaba en serio le comenté que ni modo que se pusieran a cocinar en alguna estufa o que durmieran en alguna cama si nunca las habían tenido y con qué dinero las iban a comprar, que si bien les habían construido unas pequeñas casas, según mi deducción al parecer no se las entregaron amuebladas. Esta persona que me aseguraba que con haberles dado casas habían abatido una parte de la pobreza extrema, como que se enfadó un poco porque cambiando el tono de voz me dio que ni modo que se les diera todo, que por algo se tenía que empezar. Fue cuando le recordé la famosa frase china que en sí es tan contundente: “Al pobre no le des pescado, mejor enséñalo a pescar”. Y fin de la plática.

Este comentario de que al dárseles casas a personas de muy escasos recursos, podría ser contraproducente porque no van a tener medios económicos para mantener esa casa, sería como si  un obrero que esté ganando el salario mínimo se ganara en una rifa una residencia con alberca, grandes jardines y diez habitaciones, obvio que le sería más perjudicial si se quedara con ella porque al primer año de tener que pagar predial quedaría endrogado de por vida. En un hipotético caso parecido a este, lo mejor que pudiera hacer el obrero con esa residencia sería venderla y comprarse una de acuerdo a sus posibilidades económicas. Igual esos paisanos en situación de pobreza extrema que les dieron casa-habitación, si no tienen para comprar con qué amueblarla, pues lo único que les cambia es el techo bajo el cual dormirían, y si no tienen recursos económicos para amueblar esa casa de regalo, mucho menos tendrán para darle mantenimiento  por lo que esa casa en vez de ir para arriba se iría deteriorando paulatinamente hasta convertirse en un jacal casi inhabitable; y si con el tiempo les llega el cobro del predial y si apenas tienen para comer o medio comer una vez al día, pues de buen apuro los han sacado.

Lo anterior me hizo recordar una película cuyo título es: “México, México, ra, ra, ra.”, en donde uno de los actores principales es Héctor Suárez; una de las escenas que recuerdo es que Héctor Suárez le cae bien a un funcionario del Infonavit a quien le bolea los zapatos, y por esa relación el funcionario hace que mediante un crédito se le dé una casa al bolero. Cuando el bolero junto con su familia van a conocer la casa que les tocó, la mujer maravillada con el fregador, el lavabo y la taza del baño, la regadera, etcétera; en eso uno de los albañiles que todavía andan por ahí, le dice al bolero que cuánto quiere por los baños y recubrimientos, empotrados y todo tipo de accesorios, y el bolero le dice equis cantidad, al parecer $300.00 pesos o algo así, el albañil le da el dinero al bolero y llama a sus compañeros los que empiezan a desmontar el fregador, las llaves, el retrete, etcétera, ante la protesta de la esposa del bolero que trata de impedir que se lleven las cosas y ante su impotencia le reclama al bolero, a lo que éste le dice que se calle, que cuándo ha tenido esas cosas, que ni las ocupa, que para qué las quiere si ni sabe para qué sirven y ni cómo se usan, etcétera.

¿Cómo se va a reducir la pobreza en el país si cada vez somos más pobres, si el poder adquisitivo ha disminuido considerablemente, si hay más desempleo y los que hay son muy mal remunerados? ¿Cómo es posible que se diga que la pobreza extrema va a la baja y la pobreza tradicional va en aumento? ¿Acaso se tendrán que encontrar ambas en algún punto? Pero en fin. Sea pues. Vale.

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