La lluvia también vota
Miguel González Ibarra
26 de Julio de 2016
La tormenta del jueves anterior es la más intensa. Durante dos horas, llovió, llovió y llovió, sobre la ciudad de Tepic. Parecía el diluvio. La zona de La Cantera fue la más dañada. Decenas de casas destruidas y muchos destrozos materiales. Hasta ahora no se reportan personas fallecidas.
El problema es preocupante. Los tepicenses y nayaritas tenemos que reflexionar, a fondo y en serio. La solución es para hoy no para mañana. Se trata de una cuestión general, estructural, que tiene que ver, con lo social, pero, igual, con lo económico y político, añadiendo la organización popular y la moral, es decir, la conciencia de las grandes masas, misma que, hoy por hoy, está por los suelos y pá llorar.
La conciencia social es la solución y se transformará solamente cambiando radicalmente la estructura socio económica política material.
Nuestra capital se construyó y se sigue construyendo, muy mal, en la anarquía. Lo privado arrasa el interés general. El objetivo es ganar centavos y hacer nuevos ricos, o enriquecer más, a quienes ya acumularon bastante riqueza monetaria.
El drenaje está colapsado. El sistema destruido. Un hecho sumamente grave, es que el agua que cae del cielo, se mezcla con deshechos de la tubería sanitaria, generando un conflicto urbano y de salud, del tamaño del mundo.
Los asentamientos recientes, destacando el de La Cantera (una ciudad dentro de otra ciudad ya que son diez mil casas para cincuenta mil pobladores), se ejecutó ---y se sigue ejecutando--- priorizando que los particulares ganen dinero a manos llenas, sobre todo, los gobernantes, destacando en este aventurerismo, los tres últimos titulares del Poder Ejecutivo nayaritense, incluyendo a los alcaldes que han desfilado por Palacio Municipal, en el trayecto de casi ya cuatro lustros, sin excluir, obviamente, al actual.
El asunto es serio. Nada menor. La lluvia también vota. La tormenta que señalamos, votó. Votó, condenando a los gobiernos de Nayarit y Tepic, exceptuando a los presididos por los hermanos Gascón. Votó contra este sistema neoliberal, sujeto a los intereses de fuera y, a favor, de un gobierno que lo social y colectivo, sea su signo y brújula. Votó por una organización vecinal auténtica, en la cual, la armonía y cooperación entre las familias de la ciudad capital y todo Nayarit, sea religiosa y, no tal cual ocurre ahora, que hasta el mismo gobierno municipal polista, lanza la consigna que los colonos se denuncien entre sí y entre ellos mismos, pretendiendo, malvadamente, hacer una sociedad de espías y no de hermanos que se dan la mano.
En fin, la tormenta del jueves pasado por la noche, votó. Votó contra el PRI y el PAN. La lluvia votó a favor de un gobierno de corte popular y democrático.
Ocurrió y se comprobó lo increíble: LA LLUVIA TAMBIÉN VOTA.
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