(Primera parte)
Un piquete de soldados arribó a la vieja casona de la calle San Luis al sur de Tepic, un brinco adelante de la avenida Juárez. Algunos se introdujeron armas en mano, contra la pared colocaron a las jóvenes Rosaura y hermana, su madre convalecía la cuarentena de un hijo varón. Los elementos del ejército catearon la casa.
Ese fue motivo más que suficiente para en la oscuridad de esa noche abandonar no sólo la ciudad sino Nayarit. “Dejamos todo, absolutamente todo atrás, nos llevamos únicamente lo que traíamos puesto, y salir corriendo”.
Es el testimonio real de Rosaura Gascón Villa, hija del legendario Alejandro Gascón Mercado, que narra como la familia del político de Aután, municipio de San Blas, fue perseguida una vez concluido el proceso electoral de 1975, donde su padre de ideología comunista jugó un papel protagónico como candidato del Partido Popular Socialista al gobierno de Nayarit.
El nutrido grupo de nayaritas militantes del PPS que siempre estuvo al lado de Alejandro Gascón Mercado se inconformó con el resultado de las elecciones que daba como triunfador al candidato del PRI, Coronel Rogelio Flores Curiel. De forma permanente sostuvieron que se cometió un grandioso fraude, por lo cual emprendieron movilización política tanto estatal como nacional con el aval del pueblo nayarita que mayoritariamente votó a favor de Alejandro (hoy se sabe que 10 a 1).
Las manifestaciones de inconformidad, el grupo de seguidores de Alejandro Gascón y éste las hicieron llegar hasta la residencia oficial de Los Pinos, en cara del presidente Luis Echeverría Álvarez protestaron por el infame fraude electoral promovido por el PRI-Gobierno. Jamás el presidente de la república tomó una decisión frontal conforme al caso, con argucias siempre se escabulló como pez.
Al inicio del movimiento de protesta, a los gasconistas el PRI-gobierno les ofreció la mitad de los ayuntamientos y diputaciones, así como cargos importantes en la administración estatal. Alejandro se mostró inflexible: Todo o nada. Incluso rechazó la propuesta de la turba enardecida de tomar Palacio de Gobierno, cuando por miles nayaritas venidos de los diferentes municipios de la entidad se concentraron en la calle Zapata oriente, muy cerca de la Plazuela Hidalgo, donde se ubicaba la sede estatal del PPS.
La esposa e hijos de Alejandro no tuvieron más alternativa que refugiarse en la ciudad de México, donde tiene oriundez la señora madre de Rosaura, esta última también nació en Azcapotzalco. Es primogénita. Prácticamente seis meses pasaban allá y los otros seis del año en Nayarit.
La motivación de la entrevista con Rosaura Gascón Villa, hija mayor de Alejandro Gascón Mercado, nace por el interés de saber cómo fue la vida de ella al lado de un padre que desde los quince años de edad se inició en la política estudiantil en el internado de segunda enseñanza para hijos de trabajadores en Tepic, y continuó en la actividad político-partidista por muchos años más hasta su muerte el 17 de febrero de 2005, a los 73 años de edad, a consecuencia de males que trae aparejados la
diabetes.
En la edad de pavo, Alejandro ingresó al Partido Popular, durante más de 20 años fue miembro de la dirección nacional del comité central del Partido Popular Socialista. Además su actividad política se circunscribe a partidos como del Pueblo Mexicano, (PPM), Socialista Unificado de México (PSUM) y de la Revolución Socialista (PRS). Participó también en organizaciones agrarias y de trabajadores.
Al lado de su maestro Vicente Lombardo Toledano, como miembro del Consejo del Movimiento Mundial por la Paz y dos veces diputado federal, Alejandro Gascón recorrió los países socialistas del mundo, así como otros que no se regían por ese modo de producción, pero también
viajó por todo nuestro país. En 1972 fue presidente municipal de Tepic, en 1994 candidato a presidente de la república, y aún tuvo tiempo en 1999 para ser candidato del Movimiento Electoral del Pueblo a gobernador de Nayarit.
Pudiera pensarse que en los momentos trascendentales de su vida, Alejandro no estuvo al lado de Rosaura. No fue así, espeta la entrevistada, quien argumenta que su padre amoroso se dio tiempo para esto y muchas cosas más de suma importancia para la vida familiar.
Recibe al reportero en su domicilio particular de la colonia Electricistas de la capital nayarita. Luce recién bañada, es elevado el calor, justifica. Ofrece asiento en un amplio sillón de la sala. En el transcurso de la entrevista por más de una hora, es inquietante el agradable olor a jabón combinado con shampoo. Ella bebe café negro, agua el reportero de la gente.
“Tuve una infancia bellísima. Fui una niña muy querida por mis padres, más por él. Creo que lo que soy y puedo reflejar hoy, él me lo dio desde pequeña. Aunque viajaba mucho estuvo siempre en permanente atención y cerca de mi hermana y mío, entre nosotros hay un año de diferencia en edad.
“Era un padre muy amoroso, extraordinariamente amoroso, muy besucón. Demostraba su cariño con mucha fuerza, dado su origen campesino. Expresaba sus emociones tal cual era, en ocasiones hasta burdas.
La movilización constante de un sitio a otro por parte de Alejandro Gascón provoca que su familia radique seis meses en el Distrito Federal y los otros seis del año en Nayarit. “Anduvimos como gitanos, la verdad”. Incluso Rosaura manifiesta que en Aután, municipio de San Blas, fue a la primaria, instrucción educativa que termina en la escuela “Amado Fletes” de Tepic.
Porque Alejandro fue por primera vez diputado federal, la familia alargó por tres años su estancia en la ciudad de México, razón por la cual Rosaura tuvo la oportunidad de allá cursar la secundaria, en la 91, “República del Perú”.
“Una escuela privilegiada porque asistían los hijos del presidente Luis Echevarría Álvarez y de funcionarios miembros de su gabinete. Obviamente tuvo la mejor asistencia académica, maestros muy capacitados, que en aquel momento la convirtieron en la mejor del país.
“Al terminar la secundaria nos venimos a Tepic porque mi papá fue electo (1972) presidente municipal. Es entonces cuando curso la preparatoria en la uno de la Universidad de Nayarit. Luego vino el 75 y prácticamente salimos huyendo hacia la ciudad de México.
A la pieza de entrada a la casa se le nota a leguas la mano de la mujer. Todo en completo orden, muebles y colores de las paredes en armonía, hasta un par de bules y arte cora forman parte de la decoración. Es un hogar donde solo se escucha el silencio.
Luego Rosaura Gascón Villa dirige el tema a hacia el perfil de su madre, de quien dice que crecieron cinco hermanos “como si fuéramos los pollos de una gallina, crecíamos como dentro de una burbuja, bajo la tutela de mi madre”.
Puntualiza que entre su madre y ella existe una diferencia de 18 años. Pero asienta que la señora tenía plena conciencia del rol que le correspondía jugar ante las ausencias del paterfamilias. “Los valores inculcados en casa los adquirimos a través de mi mamá. Mi papá era como el de la política pública y mi mamá era la operativa”.
Su mamá estudió Enfermería, pero no sé tituló por seguir a Alejandro Gascón en las andanzas políticas. Refiere Rosaura que su madre además de hermosa es mujer inteligente y culta, pinta, habla dos idiomas… “era en aquel tiempo una persona fuera de lo común”, dice. Todo el tiempo la señora ha estado metida en la lectura, hasta en la actualidad. “Mi mamá ha sido siempre una señora comprometida con lo que dice y piensa”.
Hay una interrupción cuando tocan en la enrejada puerta de entrada, la que se ubica pegada a la banqueta, porque hay otra metros adentro. Desde el sillón en que se encuentra sentada, Rosaura mira a la persona desde el ventanal que permite ver a la calle por entre el espacio que deja la cortina. ¿Quién?, pregunta con fuerte voz. Es un vendedor que le ofrece un producto. “No, muchas gracias”, responde. Como esta fueron hasta tres las interferencias.
Da a saber que Alejandro y su mamá se conocieron en las actividades partidistas, concretamente en las juventudes del Partido Popular, de cuyo sector Gascón Mercado era el dirigente. Un primo hermano de ella era muy amigo de Alejandro, éste los presenta, se hacen novios y terminan casándose. Rosaura asegura que su mamá es hija de un señor nacido en México, pero con descendencia española, mientras que su abuela materna es de origen azteca nacida en la ciudad de México. Su abuelo paterno es nacido en Acámbaro, Michoacán, pero de estirpe francesa; mientras que su abuela es cora, nacida en El Trapichillo, Nayarit.
En la década de los 80’s, cuando se avizoraba que la familia permanecería más tiempo en el Distrito Federal, Rosaura Gascón ingresó a la Escuela Nacional de Danza cuando apenas tendría 17 años de edad. Fue su vocación temprana. Aunque señala que retoma el ejercicio de la danza luego de permanecer un año paralizada del cuello a los pies a causa de un accidente. “Realmente fue la danza lo que me salvó. Vuelvo para someterme a la famosa terapia de recuperación”.
Buen tiempo se dedicó a la danza contemporánea, pero además integró grupos y colectivos independientes que en diversas comunidades del país ofrecieron su arte, específica que de los 25 años que se consagró al arte dancístico los últimos de esa etapa permaneció en el Ballet-Teatro del Espacio. “Es esa una etapa muy afortunada y de mucha densidad en mi vida, porque bailar me permitió expresarme. Si hubiera podido, me hubiera dedicado única y exclusivamente a bailar”.