El papel de China en la economía global
Octavio Camelo Romero
13 de marzo de 2015
La economía en la República Popular China está sometida a la ley del valor y consecuentemente la propiedad capitalista se desarrolla cada vez con más libertad en ese país. Nada queda de lo hecho por Mao salvo su recuerdo entre algunos de los viejos. Toda la construcción socialista se desmanteló como en México se desmanteló al Estado de la Revolución Mexicana.
Las reformas implementadas por el PCCH empezaron en diciembre de 1978, dos años después de la muerte de Mao, y se extendieron y prolongaron en dirección al capitalismo hasta el momento actual. Al principio permitieron a los campesinos vender su producción en los mercados. Luego se le entregó a la familia una cantidad de tierra para el cultivo de trigo, arroz, etc. Los productores podían vender al Estado o en el mercado libre. Era una reedición de la Reforma Soviética de los años 20 bajo la inspiración de Nicolás Bujarin, cuya obra fue traducida y estudiada en china en los años 80.
En los 80, seguramente tras el estudio de la Reforma Soviética, el Partido Comunista Chino sometió a las empresas al criterio de la rentabilidad y las hizo responsables de sus pérdidas y ganancias y cerró aquellas que no eran rentables. También se establecieron las zonas económicas especiales para las inversiones extranjeras; la zona del este de China se destinó para las empresas extranjeras. Hoy las zonas se han extendido hacia el centro y al oeste. En esas zonas los extranjeros gozan de fuertes beneficios fiscales, de facilidades para enviar sus utilidades al exterior, se les permite explotar mano de obra barata. Al mismo tiempo que avanza el capitalismo avanza el desmantelamiento de la seguridad social. Anteriormente las empresas estatales asumían la responsabilidad de los gastos sociales de los trabajadores. Aseguraban el trabajo, mantenían guarderías escolares y escuelas, centros para la atención de la salud, garantizaban las pensiones para la jubilación, pagaban los seguros por desempleo, se hacían cargo de los entierros y ayudaban a las viudas o huérfanos. Este sistema se desmanteló y en 1986 se abolió la práctica de garantizar el trabajo de por vida.
En los años 90 se aceleró la privatización de las empresas del Estado. En el periodo de 1995 a 2005 las empresas estatales bajaron en número de 118,000 a 50,000. Y los trabajadores empleados por el Estado bajaron de 145 millones, que representaban el 80% del empleo urbano, a 75 millones, que representa el 30% de dicho empleo. La enorme mayoría de los despedidos del sector estatal, más del 80% de ellos, se fueron al sector privado o se establecieron por su cuenta.
Sin embargo todavía existen en China formas de propiedad a medio camino entre la propiedad estatal y la propiedad capitalista plena. Están los sectores claves de la economía como la banca, la energía y los teléfonos en donde el Estado ha retenido la propiedad de las empresas aunque en algunas de ellas ha vendido paquetes accionarios a inversores privados. Han surgido empresas en las cuales el Estado Chino está asociado al Capital Privado. Las empresas extranjeras aportan tecnología y la parte estatal garantiza el acceso al mercado chino. Por otra parte están las empresas de propiedad privada aunque con fuertes controles estatales. Están también las empresas que son alimentadas por las inversiones de gobiernos locales, por capitales que pertenecen a los municipios y a veces por fondos privados. En todas las empresas domina la relación de explotación capitalista, están sometidas a la lógica del mercado y de la ganancia; se rigen por las leyes de la competencia capitalista. Hoy más de las dos terceras partes de los trabajadores son asalariados en el sector privado. En 2004 el empleo en el sector privado representaba las dos terceras partes del empleo urbano total y solo un tercio del empleo formal.
En su relación con el capital internacional, al finalizar el primer trimestre de 2010 China tenía inversiones directas en el exterior por 317,400 millones de dólares e inversiones en carteras por 263,500 millones. La inversión extranjera directa en China fue de 1,526 billones de dólares, y la inversión en carteras de 223,100 millones. En el año de 2010 hubo 4251 tratados de fusiones y adquisiciones de las empresas chinas tanto en el exterior como en el interior del país, cifra que representa el 16% de incremento con respecto a 2009. El total de las transacciones de ese año fue de unos 200,000 millones de dólares, o sea el 29% más que en 2009. En términos de las inversiones externas en 2010 las empresas chinas cerraron 188 tratos de adquisiciones y fusiones, correspondiente a un 30% de aumento respecto al año anterior. En 2010 el total de las transacciones sumaron 39,000 millones de dólares contra 30,000 millones del 2009. La Unión Europea, Australia, África, Asia, EE.UU y hoy Latinoamérica son los principales destinos del capital chino. Y como dijera la OCDE, China con esa tendencia se convertirá pronto en la economía líder del mundo: “Estados Unidos cederá su lugar como la economía líder más grande del mundo a China hacia 2016” puntualizó su Secretario General José Ángel Gurría. Pero las condiciones en el país asiático cambiaron. Su ritmo de crecimiento bajo del 10 al 7%. Evidente que baja la demanda y los productores occidentales ven reducido su mercado. Eso provoca el estancamiento de la economía global que se está viendo. Los productos no encuentran compradores. Hay desempleo y quiebra de capitales. La reactivación económica requiere de inversión. Y en lugar de aportar mercado, hoy china está aportando inversión para reactivar la economía global. En fin.
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