Tepic, Nayarit, martes 23 de abril de 2024

Consejos literarios

Octavio Camelo Romero

18 de octubre de 2013

De pronto nos damos cuenta que nuestra niñez, adolescencia y juventud no sabe leer, ni escribir ni conoce las matemáticas. Seguramente les tocaron maestros como los de la primaria J. Mújica de Zacualpan, del Municipio de Compostela, que están empecinados en impedir que su escuela participe en el Programa Escuelas de Calidad. Desafortunadamente esos niños, adolescentes y jóvenes no tuvieron padres de familia que defendieran la calidad educativa como la están defendiendo los padres de familia de Zacualpan. Por eso son relevantes las reflexiones sobre la lectura y escuchar los consejos de quienes saben de estas cosas.

Muchas personas creen que leer es decodificar los sonidos de las grafías. Se ufanan cuando los niños traducen lo escrito a sonidos. Y como su objetivo es esa traducción, al conseguirla por parte de sus alumnos, los docentes se dan por satisfechos y poco se preocupan por la comprensión lectora. Por ello somos un país sin lectores o con escasa afición a la lectura. Debiéramos tener claro que la lectura es como el manantial de la aprehensión de la experiencia histórico-cultural de las generaciones anteriores, como la fuente de creación y desarrollo de nuestras habilidades y capacidades intelectivas, como el instrumento del saber científico-técnico, de la gramática, de la ortografía y de la literatura, en fin, la lectura es el alimento del intelecto. Quienes no somos adictos a la lectura seguramente estamos alejados de la vida intelectual, de la característica propia de los humanos. Es de suponer que la falta de la lectura nos vuelve más enajenados de lo que socialmente nos tiene el sistema en que vivimos.

Pero habremos de buscar los criterios para la selección de los textos de lectura. Hoy se nos ofrece mucha basura en forma de libros con el claro propósito de mantenernos en la enajenación. Además se diseñan estrategias para que los niños no se aficionen a la lectura. Peor aún, para que no aprendan la lectura de comprensión. Y esto no es fortuito. Es todo un plan para evitar la lectura de las obras de autores subversivos, tanto en los llamados países socialistas como en los capitalistas. Por eso se restringió la lectura de Mo Yan en China, de Galileo en Roma, de Vigotsky en Rusia, de Marx en el mundo, etc. “Leer es estudiar línea por línea una obra…” Y hay autores cuyas obras nos desarrollan cualidades y capacidades, aptitudes y actitudes. Pero también hay quienes nos enajenan más de lo que estamos. El objeto de la lectura es crear y desarrollar talento. Sin embargo quien no sabe expresar con sus propias palabras y pensamientos los pensamientos y sentimientos del “otro”, no ha entendido y comprendido al “otro”.  Quienes saben de estas cosas dicen que la lectura  para la asimilación debe ser lenta, reflexiva y total. Después habrá que releer para la reafirmación. De esta lectura proviene la interiorización y luego la imitación en el hacer, en el pensar, en el escribir, en el comportarse, en las actitudes, etc. Esto es así porque por la lectura se hacen propias, se interiorizan ideas, formas de razonar, pensamientos, problemas, modos de hacer las cosas, procedimientos, etc. Luego se abordan con el estilo personal pero en imitación. Y al tiempo surge y se crea el talento. La imitación consiste en transportar o en transformar en nuestras expresiones las ideas del “otro”. “Imitar no es copiar ni pastichar”. Se imita cuando se dice de otro modo lo que se ha dicho. La originalidad surge cuando se expresan cosas dichas en nuevas formas de expresión.

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