2024: ¿una historia más de la política mexicana?

Este lunes 8 de enero, podemos decir, arrancó con toda actividad proselitista y sin tregua  - después de la pausa de asueto decembrino del recién concluido 2023-, el proceso electoral de cara a la contienda de junio próximo, donde para muchos se trata del más grande en la historia reciente de México, ya que se renovarán prácticamente todos los cargos de elección popular: desde la Presidencia de República, senadores, diputados federales, nueve gubernaturas, hasta diputados locales y regidores; poco más de 20 mil en total. 

En dicho reinicio de la consabida carrera, nos llegan diversas historias significativas, algunas definitorias sin duda para el desenvolvimiento en el corto y hacia el largo plazo de las diferentes fuerzas, partidos y expresiones políticos participantes, y desde luego del propio país. Unas, son continuidad de momentos neurálgicos en su propio eje surgidas en el ‘23’, mientras que otras ya con detonante en el nobelio 2024. No obstante, por su obvio peso, resalta la de las candidatas presidenciales: Claudia Sheinbaum Pardo, de la coalición oficialista de MORENA, Partidos verde Ecologista (PVEM) y del Trabajo (PT), y Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, representante de la alianza opositora “Fuerza y Corazón por México”, conformada por el PAN, PRI y PRD. 

La primera, tiene punto de partida en la reiterada narrativa que intenta explicar más allá de todo y de cualquier contraargumento, “que bien se gobernó y dejó en consecuencia la ciudad de México, como efecto a su vez de una propugnada transformación bajo la tutela del máximo líder del movimiento guinda, el titular del Ejecutivo Andrés Manuel López Obrador…y por lo tanto, se podría importar el modelo para una esperada continuidad en el resto del país, con bienestar y felicidad para todos”. Y con todo, pese a la realidad y contra una realidad un poco distinta, se ve como la amplia favorita para ser la primera Presidenta de México. 

Mientras tanto, la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, labró su capítulo vía una estratégica estructura discursiva de irrupción independentista en el escenario y sin línea de líder máximo alguno detrás, sin embargo, a contrapelo de su exitoso inicio (de una posición que ni siquiera se perfilaba en la propia contienda por la presidencia, y poco a poco entró, escaló y empezó a ganar una poderosa popularidad), ya como precandidata empezó a descender con un ¿extraño? comportamiento errático, dejando de ser ese “imán” de un gran segmento de indecisos y de los que están en desacuerdo con el actuar mismo del gobierno. ¿Podrá regresar al camino, tras de haber encontrado quizá una gran fórmula para mermar el hasta ahora considerado impenetrable muro mediático del poder en turno que se ha erguido contra los desafíos de no pocas verdades?

Una de las historias que más interés causa incluso a este escritor, es la que contiene la trama del partido que, paradójicamente no se comporta como partido: Movimiento Ciudadano (MC), pues en las pasadas elecciones del 2023, donde estuvieron en juego gubernaturas clave para la contienda en cuestión del presente 2024, simplemente no eligieron candidatos, y actualmente vale decir, siguen en las mismas circunstancias, sin un perfil que logre sumar y articular con gran liderazgo tal fuerza que les permita ejercer un papel sobresaliente en la justa presidencial. Lo más que se acerca, si acaso, es la desdibujada figura de su dirigente Dante Delgado Ranauro, quien en días recientes filtró en las redes, su principal espacio de interacción -en espera de reacciones- la emergente aspiración de ser el candidato, a pesar de sus antecedentes no muy bien aceptados, según respetables voces críticas, de corrupción. 

Mientras tanto, en el ámbito local, aunque no debería ser una sorpresa, viendo los antecedentes y el actuar de los dirigentes, MC tampoco atraviesa su mejor momento. Y esto es una gran verdad, aunque militantes genuinos y con buenas intenciones, escriban para defender lo que básicamente es indefendible, pues simplemente basta con observar a los diputados locales que dejaron la militancia del partido naranja, para integrarse a Morena, el polémico caso del Presidente Municipal de Tuxpan acusado de cometer diversos delitos, y el del posible candidato para Senador que es buscado por la Fiscalía General del Estado, también por su presunta responsabilidad en ilícitos. 

Y, claro, tal vez una de las historias más importantes, será el ver cómo se desenvolverá el partido político que está gobernando el país ante los cruentos desafíos en todos los ámbitos que están surgiendo y vertiendo obstáculos al desarrollo en paz y seguridad de los mexicanos: ¿podrá MORENA seguir tan fuerte? Por ahora, pese a tener entre sus filas a muy malos gobernantes y de efectuar, también justo es reconocer, defensa de condiciones indefendibles de sus respectivos ejercicios, el partido sigue con buen nivel de aceptación por el efecto exclusivo del presidente López Obrador, pero tal porcentaje empieza a sucumbir ante un descontento que, en la medida que el presidente termina su ciclo como responsable del país y del partido, de igual forma lo es en la respuesta del pueblo, pues el mal que lo aqueja, no puede desaparecer tan solo por la presencia del partido en sí misma.  Si bien es cierto que podría ser suficiente para ganar la presidencia, la cuestión que emerge es la siguiente: ¿alcanzará para ganar lo demás? Observemos.