Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Descripción histórica de la ciudad de Tepic

Raúl A. Méndez Lugo

09 de Enero de 2024

(Primera de dos partes)

ENCICLOPEDIA DE MÉXICO, ED. LAROUSSE, MÉXICO, 2004.

Las avenidas México y Allende, orientadas hacia los puntos cardinales y ampliadas en 1948, forman al cruzarse cuatro zonas urbanas; las calles que corren de norte a sur llevan nombres de ciudades de la República, y las que van de oriente a poniente, nombres de héroes y personajes distinguidos del país. En una descripción hecha en 1858 se dice que de los ángulos de la plaza “parten en contrarias direcciones nueve calles, que se prolongan en derechura hasta los últimos arrabales”. La ciudad medía entonces 2 100 varas en un sentido y 1 780 en otro, y tenía dos plazas (la Mayor y el Jardín Azcona), tres plazuelas (Hidalgo, Los Fresnos y la del Mercado), tres capillas (el santuario de Guadalupe, la de los Indios y Nuestra Señora de los Dolores), un hospital (San José), una escuela de primeras letras, un espacioso cuartel, dos mesones (El Cuernito y Nuevo Mundo) y una imprenta particular (la Retes). Los patios de las casas estaban adornados con gran variedad de flores y plantas medicinales, sembradas en macetas o en el suelo y regadas diariamente con el agua de los pozos que había en ellas. En los alrededores estaban diseminadas algunas chozas de paja y habitaciones de teja, todas en medio de espaciosas huertas. Esta misma disposición general se observa en los planos levantados por Agustín Bazán y Caravantes en 1878 y por el sargento Victoriano Huerta en 1880. En ambos se advierte que la ciudad llegaba por el norte hasta la orilla del río Mololoa, por el sur a la calle de Miñón, por el este a la de Ures y por el oeste a la de Morelia, quedando un espacioso llano (hoy parte del parque Juan Escutia) que terminaba en el sanjón (ya tapado en parte) que lindaba con los manantiales de Acayapan. En el plano de 1922 hecho por el ingeniero Juan Parkinson, aparece un ligero crecimiento hacia el oriente, hasta cerca de la estación del ferrocarril, aunque las fincas, dispersas, alternaban con huertas de flores y hortalizas (que perduraron hasta 1950); por el sur se había poblado hasta el paseo de La Loma y en el poniente ya existía el parque Juan Escutia. A partir de 1940 aparecieron nuevos asentamientos: al norte, la colonia Mololoa, en los terrenos de Eleuteria viuda de García; al poniente, la colonia Heriberto Casas, en las antiguas propiedades de Rafael Sánchez, Ottho Barrón y Domingo G. Aguirre; al suroeste, la colonia Menchaca; y al sur, en los contornos del templo y exconvento de la Santa Cruz de Zacate, el fraccionamiento Jardines de la Cruz. El crecimiento demográfico tuvo una tasa media anual de 8.2% de 1950 a 1960, y de 5.1% de 1961 a 1970. Los nuevos pobladores se fueron asentando a lo largo de las vías de acceso y sobre todo en el sur, pues por los otros rumbos han limitado la expansión urbana los accidentes físicos y las tierras ejidales. Ya en los años ochenta, la mayor densidad corresponde a la zona central, con un índice que rebasa los 100 habitantes por hectárea, especialmente en el tramo de la avenida México comprendido entre el Palacio de Gobierno y la plaza principal.

Los cuatro sectores en que está dividida la ciudad son: Amado Nervo (noreste), Francisco Severo Maldonado (noroeste), Fernando Montaño (suroeste) y Juan Escutia (sureste). El primero comprende de la avenida México Norte a la avenida Allende Oriente; en él se localizan: frente a la plaza principal, la catedral, el sagrario, el curato y las antiguas casas consistoriales, éstas del siglo XVIII, con portales en sus dos plantas, arcos de medio punto, columnas toscanas y un barandal de hierro forjado en el segundo piso; en la misma manzana, en las calles de Lerdo y Zacatecas, el obispado, con portada neoclásica; contraesquina, un balcón con barandales del siglo XVIII; en la calle Zacatecas Norte, esquina con Nervo, la Escuela Juan Escutia, antigua fábrica de cigarros y puros El Tráfico, fundada por Amado Fletes en 1891; casi a la mitad de esa cuadra, por la calle Zacatecas, la casa y museo del poeta Amado Nervo; en ese barrio, varias casas de los siglos XVIII y XIX con típicas rejas tepiqueñas; en la calle de Lerdo Oriente, entre Zacatecas y San Luis, la casa Fenelón, de finales del siglo XIX, que albergó al primer gobierno constitucional del estado, donde en 1922 fueron asesinados y colgados los mártires agraristas Antonio R. Laureles y Prisciliano Góngora, finca destinada después al Instituto de Ciencias y Letras de Nayarit y actualmente a la Escuela de Medicina; en las calles de San Luis y Guerrero, una casa del siglo XVIII, con portada neoclásica, cuatro vanos con rejas y columna y balcón esquineros; en las calles Guerrero y Ures, el Hospital de San Vicente de Paul, fundado por el primer obispo Ignacio Díaz y Macedo, en 1894; anexo a éste, el templo del Señor del Consuelo; en la calle de Ures Norte, el antiguo Hospital de San José, de finales del siglo XVIII, con discreta portada neoclásica rematada en una espadaña, hoy convertido en asilo de ancianos; contiguo, el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, construido en 1794 a cargo de Juan de Zelayeta; a 200 m de este sitio, el puente de Puga o de Santa María, hecho en el siglo XVIII por Antonio Santa María y Rentería; en la esquina de Zaragoza y San Luis, una casa con portada neoclásica, ventanas enrejadas, portón con clavazón de bronce y corredor interior con columnas de sección octagonal y arcos de medio punto; en las calles de Hidalgo y México, la casa y oficina de Domingo G. Aguirre, de fines del siglo XIX; por la misma acera, el callejón de Zacatecas, la casa en que vivió el cadete y héroe Juan Escutia; la plazuela Hidalgo, antiguo mercado de abastos; en la avenida México, en el sitio en que estuvo la aduana terrestre, el moderno edificio de telecomunicaciones; y junto a él, la sede del Poder Legislativo.

Continuará

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