El Ferrocarril, bar con 103 años de tradición en Tepic

El Ferrocarril 1920, reza en un vidrio lateral a la entrada, con vista a la calle del ahora establecimiento donde se sirven bebidas alcohólicas, con ubicación en la calle Abasolo entre Durango y Puebla, al poniente de la ciudad de Tepic, para indicar con precisión año de su fundación.

La cantina tuvo comienzo en la calle Durango esquina con Abasolo, donde compartía espacio con tienda de abarrotes. Brindaba atención a la clientela el señor Florencio Solano García (qepd), quien desdoblaba actividad para dar cumplimiento exacto a la doble exigencia de los compradores.

Es el apunte inicial de José de Jesús Solano Ayón, mejor conocido por los parroquianos como “Güero Solano”, quien, en la actualidad, detrás de la barra, tiene la responsabilidad única de atender con la amabilidad acostumbrada al bebedor habitual que disfruta preferencia por bar El Ferrocarril.

El “Güero Solano”, a sus 91 años de edad, hace esfuerzos para externar información almacenada en su memoria para recordar que su padre, Florencio Solano García, estaba dedicado al manejo de una especie de diligencia tirada por seis mulas, utilizada como transporte de servicio público. Dice que llevaba pasajeros con destino al histórico puerto de San Blas, y a su vez regresaba a Tepic cargado de personas. También hacia recorridos a Tetitlán, municipio de Ahuacatlán, lugar donde los viajeros abordaban el tren. “En aquellos años era una estación, donde hasta allí llegaba el tren”.

En su paso por Chapalilla, municipio de Santa María del Oro, Florencio conoció a María Dolores Ayón Razura, hubo enamoramiento, y después del noviazgo llegaron al altar. Ellos son los padres del declarante. Fue entonces, prosigue narración el “Güero Solano”, que su tía Mercedes Solano García exigió que Florencio, hermano de ella, dejara el manejo de la diligencia y contribuyó a ubicarle un negocio. Es así como en la esquina de Durango y Abasolo se establecen la tienda de abarrotes y la cantina, bautizados como El Ferrocarril.

Al “Güero Solano”, según su propia versión, nunca se le ocurrió preguntarle a su padre la razón decidida para que el negocio llevara tal nombre. Aunque todo hace suponer que se derivó por ser en Tepic el lugar paso obligado de trabajadores del ferrocarril. Algunos de estos, aprovechaban para llegar a la cantina y echarse unos tragos.

Con edad menor a los escasos quince años, el “Güero Solano” empezó como ayudante de su padre en la cantina y la pequeña tienda de abarrotes. Recuerda que fue por allá, en el año 1947. Previo a tal decisión, el joven Chuy estuvo tres años en la academia donde aprendió taquigrafía y mecanografía, ello después de haber concluido estudios de primaria. Fue entonces que el señor Mauro Gutiérrez, quien se desempeñaba como jefe del Casino Tepic (Lerdo y Durango), con más de diez trabajadores a sus órdenes, le pidió al progenitor de José de Jesús le concediera en préstamo a su hijo para que se hiciera cargo de la contabilidad. Don Florencio se negó y prefirió emplear a su descendiente en negocios propios, así lo hizo saber al solicitante.

Al correr el tiempo, Chuy, como así también lo llaman los bebedores, adquirió bastante experiencia en el manejo, no sólo de las bebidas alcohólicas, sino en la atención al cliente. Luego de haber fallecido su padre, fue entonces que centró su dedicación y esfuerzo únicamente al bar, mientras que su hermano mayor, Florencio, primogénito de la familia Solano Ayón, se hizo cargo de la tienda para la venta de diferentes productos de consumo básico, entre ellos exquisito queso de adobera traído a Tepic en bestias de carga desde la sierra de Nayarit. Su sabor era de tal delicia, que la clientela de la tienda lo prefería, comenta el “Güero Solano”. Su hermano dejó el abarrote para irse como jefe del rastro municipal de Tepic, pero por desgracia cayó en el alcoholismo. “Por esa forma de tomar, Dios se acordó de él muy pronto”.

En el transcurso de los años el entrevistado no tiene en la memoria suceso violento dentro de la cantina que le haya causado fuerte impresión emocional. “Recuerdo que desde aquellos tiempos ha venido al bar pura gente pacífica, como hasta la actualidad”. Cita como ejemplo de buen comportamiento a Alberto Tapia Carrillo, para entonces muy cercano al gobernador Candelario Miramontes, a este se le atribuye el dicho: apúntale Tapia, cuando como mandatario gente del pueblo le hacía alguna petición. Tapia tenía por costumbre asistir diario al bar El Ferrocarril acompañado por Juan Rodríguez Carranza, a quienes en el lugar se les agregaba Salvador Sifuentes. “Ellos, además de licor y cerveza, consumían sabrosas galletas duras y el delicioso queso traído de la sierra que les servía mi padre”.

Descarga larga lista de personajes de la misma ralea, visitantes asiduos a El Ferrocarril, razón por la que el bar creó fama entre los tepiqueños de abolengo. Pero, además, Solano se empeñó en mantener un negocio alejado a las habituales riñas de borrachos. Por ello jamás admitió la rockola para evitar ruido, y música que genera violencia, asimismo rechazó a mujeres como empleadas en el bar, tampoco consintió la entrada de hembras en calidad de clientes. Todo ello para evitar un desaguisado.

Por problemas entre uno de sus hermanos (Rubén) y él sobre la propiedad del local original, José de Jesús Solano Ayón se vio en la necesidad de instalar el bar El Ferrocarril en su domicilio particular de la calle Abasolo, entre Durango y Puebla, donde arrebató espacio a la sala para acondicionar su establecimiento.

- ¿El negocio de cantina le ha dejado dinero para vivir bien?

- Sí, para vivir bien, sí, como no. Gracias a Dios, sí. Siempre he tenido buenos clientes.

Dio crianza a diez hijos: siete mujeres y tres hombres. En tiempo presente todos casados, con residencia aparte cada uno. El bar ha sido el proveedor económico de todo lo necesario para esta familia.

El reportero de la gente quiso indagar sobre el origen de sus ancestros, virtud a que José de Jesús Solano Ayón es un hombre de piel blanca y ojos azules. Sin embargo, sobre el tema dijo no saber. Sólo indicó que en su familia fueron ocho hermanos: siete hombres y una mujer.