Una pandemia que está quedando atrás

Estos últimos días estamos viendo una singular tendencia en los diferentes estados de la República, luego de que se ha decidido limitar el uso de cubrebocas a espacios cerrados o con aglomeraciones de personas (como son ferias y demás eventos con afluencia significativa), es decir, que en espacios abiertos podremos estar sin él. Esto viene de la mano con el mensaje de la Secretaría de Salud, donde por primera vez podemos ver que todo el país se encuentra en semáforo verde, para el período que corresponde del 21 de marzo al 3 de abril.  No obstante, queda claro que ello no significa que debamos confiarnos, pues la enfermedad no parece dispuesta a ceder terreno tan solo porque las necesidades económicas lo demanden, de ahí que las medidas de seguridad siguen siendo equivalentes a la propia evolución del mal.

Con la disminución de contagios, según el conteo oficial, y la vacunación que sigue en ascenso, paradójicamente llega un nuevo problema: las vacaciones de ‘semana santa’, y la relajación de los cuidados consecuentes por parte de una gran mayoría de niños, jóvenes y adultos.  Las noticias difundidas en medios de comunicación y redes sociales, revelan que en varios países el uso del cubrebocas ya no es obligatorio, lo mismo que muchas de las medidas que en nuestro país siguen vigentes -aunque en los hechos, justo es decirlo ya no se usan-. Por tanto, ¿qué problemas podría ocasionar eso? ¿Cómo se tendría que manejar dicha situación de tal suerte que no se mande el peligroso mensaje de que el virus SARS CoV-2, también se tomará unas vacaciones, y por consiguiente es factible hacer a un lado todo tipo de resguardo y prevención?

La solución no es sencilla y tampoco radica en seguir los pasos de otros países, se tiene que tomar en cuenta la realidad de México, y manejarse con las líneas de acción que mejor atiendan la salud y la economía en completo equilibrio. Siguen los contagios, existe mucha gente que todavía no se ha vacunado, y quienes ya lo hicieron, piensan que son inmunes y que no tendrán ningún problema.

Habrá que enriquecerse el turismo, de eso no hay duda: que visiten nuestras playas y demás, pero dejando en claro que todavía existe una pandemia, que, aunque si bien se pretende dejar atrás, sus efectos no son del nada inofensivos a modo de una "simple gripita", en tanto que las secuelas tampoco son cosa sencilla. Así que, lo prudente será no confiarse por ser ‘semana santa’.