Decepción por demandas laborales sin resolver
Sergio Mejía Cano
11 de Diciembre de 2025
Varios de los compañeros ferroviarios hoy jubilados, pensionados y liquidados que están decepcionados de la Cuarta Transformación (4-T) que emprendió el ahora expresidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), lo están precisamente por la falta de resoluciones a las demandas laborales que se emprendieron desde 1998 debido a la concesión de los Ferrocarriles Nacionales de México.
Cuando se dio a conocer el triunfo electoral de AMLO en 2018, se despertaron infinidad de buenas expectativas por la posibilidad de que ahora sí se iban a resolver todas estas demandas que se dieron por las jubilaciones tan magras en su momento, por falta de liquidación debido a los malos juegos de números incongruentes con el Contrato Colectivo de Trabajo en vigor y, porque no se había cumplido con la entonces nueva Ley Reglamentaria del Servicio Ferroviario que establece fehacientemente que, al momento de la concesión a la Iniciativa Privada ningún trabajador perdería sus derechos laborales en ninguna forma; sin embargo, fue lo primero que ocurrió al echar a la calle a miles de trabajadores ferroviarios que quedaron sin trabajo y sin ninguna prestación laboral ni de salud junto con sus familias.
Así que, al triunfo de AMLO en las urnas, la mayoría, si no es que todos los ferrocarrileros que tenían demandas laborales, pensaron, creyeron y tuvieron la esperanza de que ahora sí se resolverían todas esas demandas laborales con ya más de 20 años en que se habían implementado. Sin embargo, al paso del sexenio de AMLO no se vio ningún avance de justicia hacia los ferrocarrileros, pues primeramente la primera secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero delegó el problema a la subsecretaría en manos de Alejandro Encinas quien ya con el tiempo dio claras muestras de enfado ante la insistencia de los trabajadores que le reclamaban resultados, los que nunca hubo; luego con la entrada a la Secretaría de Gobernación del paisano de AMLO, Adán Augusto López Hernández, tampoco se vio algo claro al respecto de las demandas laborales de los trabajadores ferroviarios, pues más bien pareció que López Hernández se la pasó nadando de a muertito tal vez esperando su destape para la grande, pues no se vio que le haya puesto un mínimo de atención a dichas demandas laborales o si lo hizo, fue en la misma forma que la exministra, Sánchez Cordero: delegar a la subsecretaría el tema.
Finalmente, al separarse de la Secretaría de Gobernación el señor, Adán Augusto López, su sustituta, Luisa María Alcalde Luján, también se la llevó dándole largas al asunto de los ferrocarrileros y lo ya sabido: sin llegar a nada en lo absoluto; aunque este tema salió a relucir varias veces tanto en las mañaneras de AMLO, así como en el Senado de la República y la Cámara de Diputados.
Y si bien la decepción de los ferrocarrileros iba aumentando al paso de los años de este sexenio, hubo un momento en que se llegó a vislumbrar la luz al final del túnel cuando el mismo AMLO anunció que, por fin, a los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro se les iba a dar justicia debido a que, estos trabajadores sí habían quedado sin trabajo todos, se les proporcionaría su indemnización justa y necesaria, así como las jubilaciones y pensiones correspondientes. Así que la mayoría de los ferrocarrileros en desgracia presintieron que de alguna forma seguirían ellos en recibir la justicia tan anhelada; pero no fue ni ha sido así, pues sigue sin resolverse nada de lo que a los trabajadores ferroviarios se refiere.
Ahora a ya más de un año de la administración de la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, aún no se ve nada claro en esta cuestión en comento, pues pareciera que todo está congelado o como que no se quieren pisar callos grandes o hay infinidad de intereses creados que no se pueden o no se quieren pisar, porque no hay explicación alguna de lo que pudiera haber detrás de este asunto para que no se vea que se le mueve algo a este asunto.
Lo triste del caso es que, a pesar de que la esperanza muere al último, infortunadamente son los mismos trabajadores ferrocarrileros los que están muriendo primero, precisamente con la esperanza de la resolución a sus demandas laborales ya próximas a cumplir los 30 años de antigüedad.
Así que esta decepción en contra de la 4-T sí que es más que justificada, porque ya son muchos años si que se resuelva nada a pesar de que todo está plenamente justificado; en el entendido de que un juez, en última instancia, dará la razón a quien la tenga.
Sea pues. Vale.
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