Tepic, Nayarit, viernes 29 de marzo de 2024

Nayaritas del centenario

18 de Febrero de 2021

“A mi papá siempre le gustó escuchar la música clásica y creo que de ahí nació mi gusto también. Yo a mis seis años quise cantar La Flauta Mágica, de Mozart. Mis papás hicieron lo posible por conseguir un maestro que me iniciara en la música. Me enseñó un poco de todo: solfeo, rítmica, flauta mágica e instrumentos como tal. Por el noventa y cinco se abrió una convocatoria por parte de la Fundación Álica de Nayarit para formar la primera Orquesta Infantil y Juvenil de Nayarit. Hicimos pruebas mi hermana y yo y nos aceptaron, a partir de ahí empecé con el violín. Mi papá siempre quiso que fuéramos ingenieros, entonces no había mucho que elegir. Dos de mis hermanas estudiaron ingeniería química y yo también me aventé. Estudié un año la carrera de ingeniería química y daba clases de música en la Escuela Estatal de Bellas Artes. Desde que era chica me interesó muchísimo lo que es la marina mercante, mi hermano mayor estuvo en un buque escuela que hacía sus prácticas alrededor del mundo, le tocó ir a la parte de Europa y mandaba postales y fotos. Yo tenía ocho o nueve años cuando él estaba en la Náutica, también quería conocer el mundo, de ahí nació mi interés. Siempre estuvo en mí la intención y la llama de irme. Lo platiqué con mis papás, me dieron el apoyo y me fui a la Escuela Náutica de Mazatlán. Es una escuela semimilitarizada, es un internado, era dejar muchas cosas y en especial la familia. Fue un poquito pesado, llegar a encerrarse en un internado fue un poco complicado. Había que hacer mucho ejercicio, levantarse temprano, comer a tales horas, hacer honores a la bandera, tomar las clases, volver a hacer honores, es toda una rutina. Yo me fui con la idea de embarcarme en el buque escuela y conocer el mundo como mi hermano, desgraciadamente el país no invirtió más en él y se perdió. Estuve en Mazatlán cuatro años y conseguí un embarque para hacer mis servicio en los buque tanques de Pemex. Ahí se cargaban los derivados, diesel, magna y premium, estuve un año a bordo. Me fui a trabajar a la Sonda a un barco abastecedor convencional que transportaba alimentos en su mayoría. Tuve la fortuna de estar en un barco de altura. México tiene la Sonda de Campeche, que es donde se extrae el petróleo y sus gases, los derivados del mismo. A estos barcos les llaman Off Shore o costa afuera, está a cincuenta millas náuticas fuera de la costa nacional. Actualmente trabajo en lo que es la Sonda de Campeche, en el área de Offshore, en las plataformas del Golfo de México. Me dedico al trabajo de los barcos, soy capitán de la Marina Mercante Nacional Mexicana. Es un barco de construcción y buceo, nos dedicamos al mantenimiento de líneas submarinas. Yo me encargo del mantenimiento completo de la embarcación, de todos los equipos de salvamentos de contraincendios y de seguridad, soy encargada de las maniobras y de la tripulación. Disfruto mi estancia en tierra, descanso los mismos días que estoy embarcada y aprovecho para venir a visitar a la familia y si se topa algún viaje aprovechamos también. Son pocas mujeres las que se dedican a esto, en la embarcación en la que yo trabajo soy la única mujer oficial. En la Sonda de Campeche llevo trabajando nueve años, mis plan a futuro es llegar al mando completo como capitán de altura y posteriormente buscar algún pilotaje en puerto.”

Cristian Vázquez, 34 años

Capitán de la Marina Mercante

Ella es #nayaritadelcentenario

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