Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

Los cargos plurinominales deben desaparecer ya

Sergio Mejía Cano

11 de diciembre de 2020

Si hay algo que ha perjudicado en cierta forma tanto al erario, a determinados sectores de la sociedad y desde luego a la Nación en sí, son los puestos plurinominales, llamados también de representación proporcional. Puestos que ya no tienen razón de ser, sobre todo para los principales  partidos de siempre; y si acaso tuvieran que persistir, deberían de ser única y exclusivamente para lo que fueron creados en sus principios: para que los partidos pequeños o minoritarios, tengan representación en ambas Cámaras.

Se tiene entendido que dichos cargos de representación proporcional los obtienen los partidos políticos de acuerdo a los votos recibidos, y estos partidos  a su vez reparten las plurinominales a quienes ya tienen elegidos y palomeados, a quienes no tienen que ensuciarse los zapatos teniendo que hacer campañas de proselitismo, y cuyo único mérito para llegar a ocupar una curul en forma plurinominal es contar con buenos padrinos políticos, y obviamente, estar al mande usted. Y obviamente, desde luego que no representan a ningún sector de la población, sino única y exclusivamente a quien les concedió la plurinominal, a sus propios intereses y de grupo; entendiéndose así, que por lo mismo no les ha importado perjudicar a ciertos sectores de la sociedad al dictarles a sus bancadas en ambas Cámaras la línea a seguir para privatizar empresas antes consideradas como estratégicas para el Estado Mexicano, pasar deuda privada a ser pública, a reformar nuestra Constitución Política en detrimento de las clases sociales más necesitadas, y de la nuestra Nación misma al privatizar playas y zonas fronterizas, así como un largo etcétera en perjuicio de la mayoría de los mexicanos.

¿Y quiénes son los que llevan la voz cantante tanto en la Cámara Alta como en la Baja? Desde luego los que llegaron ahí por la vía plurinominal que, de haber competido para llegar ahí, nadie hubiera votado por ellos.

Está visto y comprobado que la mayoría de los políticos que han llegado a ocupar un cargo por la vía de representación proporcional, por lo regular llegan a ser los dirigentes de sus bancadas en ambas Cámaras, que son los que llevan la voz cantante y los que determinan cómo será el voto de sus bancadas ante determinada iniciativa de ley, acatando desde luego, la línea de arriba.

He ahí los claros ejemplos de Manlio Fabio Beltrones Rivera, Emilio Gamboa Patrón, Gustavo A. Madero, Jesús Zambrano Grijalva, Jesús Ortega, Javier González Garza, Pablo Gómez, entre otros tantos y de diversas asociaciones políticas que si bien, algunos de ellos y ellas no fueron coordinadores de sus bancadas, si han gozado del privilegio de esperar con toda la calma los resultados electorales para después ir a ocupar una curul sin haber sudado una gota, sino únicamente con la tensión nerviosa esperando que los resultados no les fueran adversos y no pudieran ocupar su plurinominal designada de antemano.

Entonces, en el entendido de que quien gana una diputación o senaduría de acuerdo a la representación proporcional son los partidos políticos de acuerdo a los votos obtenidos, y dichos partidos asignan los puestos de la vía plurinominal a sus consentidos, favoritos y allegados, se entiende y queda claro que dichos puestos plurinominales son del partido político que las ganó y no de quienes pasan a ocupar esos cargos; así que lo más congruente sería que en dado caso y tal y como se ha visto constantemente de que un diputado o senador que está ocupando ese cargo renuncia al partido que se la otorgó, lo más sensato sería que el partido, dueño de la diputación o senaduría plurinominal siguiera conservando estos cargos y no así el que renuncia, porque queda claro que un diputado o senador que renuncia al partido que en sí es a quién pertenece ese cargo, desde luego también está renunciando al cargo que prácticamente se le prestó, porque no se lo ganó en forma directa por el voto popular y directo; porque insisto: quien lo ganó fue el partido político y no el político en sí para que después se pase a otro partido o se declare independiente o sin partido, pues esto es de lo más aberrante que pudiera haber; y por lo mismo, no se entiende cómo es que lo toleran los partidos políticos y no legislan al respecto de que cuando un diputado o senador renuncie a un cargo de diputado o senador que obtuvo mediante la vía de representación proporcional, de inmediato pierda el cargo y así, el partido al que se renunció nombre a otro u otra, dejando fuera al renunciante.

Sea pues. Vale.

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