Nayaritas del centenario
13 de noviembre de 2020
“Cien años y unos días. Nací aquí en Tepic, sólo tuve un hermano y mis papás. Mi papá era de Mazatlán y vino aquí a instalar el telégrafo y aquí se casó. Mi mamá era de aquí: Ángela Retes. Ellos se divorciaron y ya no supe de él, yo estaba chiquillo, ya no supe a dónde fue, ni dónde vivía ni más nada. Estudié hasta la secundaria, estuve en la escuela de Colunga, era una escuela muy estricta. Yo de niño cepillaba un caballo, también ponía tablas en las calles cuando llovía para que la gente cruzara, se hacía la corriente muy larga. Me daban un peso o cincuenta centavos, iba a la escuela y saliendo me ponía a trabajar. Había un señor que formó la cooperativa de camiones que se llamaba Valerio Torres, papá de uno que fue presidente de aquí, él me convidó a trabajar. Estuve como cinco años y llegó un ingeniero a pedir un mecánico joven, entonces me mandaron a mí. Trabajé en la Comisión Federal, cuando trabajaba en la cooperativa de camiones me daban un peso o cincuenta centavos, hasta ahí. Con el ingeniero empecé a ganar cuatro pesos con cuatro centavos diarios, ya me desmayaba yo de ese sueldazo. Tenía unos dieciséis años cuando me contrataron para trabajar en un campamento en Jumatán, ahí me hice cargo de un compresor y estuve hasta que se acabó el proyecto que duró tres o cuatro años. Después pasé a Colimilla, a construcción de plantas de luz. De ahí me pasé a trabajar a una fábrica de camiones de la FIAT, en Hidalgo. Estuve allá como ocho años, ocupé el cargo de jefe de montaje de camiones. Luego me casé y quisimos vivir aquí, renuncié a mi trabajo en la FIAT. Me dediqué a la mecánica y luego tuve una refaccionaria. Aquí puse una refaccionaria, en Magnolia y Paraíso, de la colonia San Juan. Desde el cincuenta y ocho me dediqué al comercio, y hacía mangueras para dirección hidráulica ahí mismo. La vida de comerciante me gustó, estuvo bien, pude viajar mucho. Yo, como mi padre, también tuve una familia chica, nada más dos hijos. Mi esposa y yo viajábamos de aquí, muy a gusto todo y sin problemas. Tenía dos bochos yo, uno para mi esposa y otro para mí. En bocho salí a conocer toda la república, cuando menos la capital de los estados. Recorrí todo poco a poco, en un mes salía a un lugar y al otro mes conocía algo nuevo. Después visité también Estados Unidos: Nueva York, las cataratas del Niágara, fui a Los Ángeles, a Oregon, Washington y todo eso, fui a Texas, Arizona, Colorado, Pensilvania, Michigan. Los caminos aquí eran pura brecha, se hacían unas cinco horas de aquí a San Blas con un solazo terrible, no se conocían las carreteras aquí. Fui a Alaska, ese viaje lo hice solo en un bocho, hice como diez días. Fue muy pesado el viaje de aquí para allá, caminé sobre la nieve varios días, pasé por toda la Columbia Británica. También fui a Europa, era la guerra entonces, pasé al muro de Berlín ocupado, fui a Holanda, nos pasaron a Londres, Francia, Bélgica, Italia, España, Checoslovaquia cuando existía y otros lugares que ya no me acuerdo. Yo pertenecí al Club de Leones y llegué a ocupar la presidencia, llegué por invitación. Es una agrupación que ayuda, ahí no se va a recibir, se va a dar. Se hacen bailes y comidas para sacar dinero para comprar anteojos, comprar medicinas y tener un consultorio médico permanente. En mi cumpleaños 100 la pasé muy a gusto, vinieron mis hijos y mis nueras, mis nietos y bisnietos, tengo dos bisnietos. Aquí estuvieron, me trajo pastel mi nieta y un amigo me regaló diez paletas de chocolate muy sabrosas, ese día me comí dos.”
Pablo Germán Herrera Retes, 100 años
Comerciante
Él es #nayaritadelcentenario
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