Biden y Trump en el concierto de la globalización
Octavio Camelo Romero
09 de noviembre de 2020
Estamos en el proceso visualizado por Marx de la “Universalización del capitalismo”, esto es, de la “Globalización”.
El mundo capitalista que fue dominado por Estados Nacionales es ahora un mundo internacionalizado, unido por procesos globales. La economía está regulada por ella misma, por el mercado, por los bancos, por los bufetes de abogados, por las agencias evaluadoras, etc. Tenemos la impresión de vivir en un mundo unificado a través de las comunicaciones, la producción, el consumismo y, a la vez, diversificado.
La globalización no es una construcción ideológica sino la des¬cripción de una nueva forma de ser del capitalismo, con sus contradicciones inherentes. Se constatan el aumento de los inter¬cambios mundiales, el papel de las nuevas tecnologías y la multipolarización del sistema de producción al igual que la lucha de intereses de los grandes capitales transnacionales y las profundas crisis del capitalismo global. Estas contradicciones de intereses y luchas inter e intracapitalistas tienen su manifestación política por el control de los Estados Transnacionales, La lucha de Donald Trump y Joe Biden por la Presidencia de EE.UU es una manifestación de esa lucha de intereses de los capitales transnacionales. Es innegable que Trump pertenece al círculo de capitalistas transnacionales. Sin embargo, ha puesto en riesgo todo el entramado del dominio del capital financiero transnacional. Su estilo personal de gobernar en nada abonó a la expansión de dicho capital. Y por si fuera poco, la pandemia del covid-19 y el acuerdo
de los gobiernos del G20 de paralizar la reproducción normal del capitalismo mundial, provocaron una crisis capitalista global, que afectó severamente la economía de los EE.UU.
El capital financiero transnacional se ve afectado en sus intereses por las actitudes personales del presidente Trump y decide quitarle la posibilidad de reelegirse, apoyando a Joe Biden. Aparentemente es un asunto de política entre dos partidos, pero en esencia es el dominio del capital ficticio bajo el ropaje del capital financiero transnacional, sobre la gobernanza de los Estados Unidos de América.
Estamos en un período histórico muy distinto al período ante¬rior, al pe¬ríodo dominado por el Estado movilizador, representado por los sistemas socialistas, por la socialdemocracia de tipo europeo, por los regímenes nacional populares de América Latina, de la India, por los nacionalis¬mos postcoloniales de ciertas partes de África, etc. Tuvimos siempre la misma imagen de un Estado voluntarista, a veces planificador, no siempre voluntarista movi¬lizador. Creando y llevando a cabo un proyecto a la vez económico, social y nacional. En este sentido, un proyecto global, pero a nivel nacional. Este período de la historia se terminó durante los años setenta. A partir de este momento, y muy rápidamente, se derrumbaron todos los esfuerzos de crea¬ción de un Estado movilizador.
A partir del comienzo de los años setenta, se estanca la economía soviéti¬ca y empieza la decadencia. En la década de los sesenta comenzó la deca¬dencia de los sistemas nacional populares latinoamericanos, primero Argen¬tina y seguidamente Brasil, Chile y Uruguay, todas dictaduras militares que indican la ruptura, la destrucción, en general violenta, de estos regímenes de integración, movilización y desarrollo de tipo nacional, para integrarlos al capitalismo global. Y hoy, la universalización de capitalismo no ha superado sus crisis, aunque se vislumbra una redistribución geopolítica del poder del Capital Financiero Transnacional. En fin.
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