Intelectuales de alcurnia, ahora al ras del suelo
Sergio Mejía Cano
21 de septiembre de 2020
“Cuando veáis a un hombre atacado encarecidamente, con furia, por toda clase de gente y por todos los medios, estad seguros de que tal hombre es de mucha valía. Charles Augustin Sainte-Beuve”. Crítico literario francés.
Se entiende que intelectuales son personas a las que les da “por la razón del entendimiento”, así que a estos supuestos intelectuales que firmaron un desplegado en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con el argumento de la defensa de la libertad de expresión, porque “esto tiene que parar”; y que de acuerdo a lo informado, los abajo firmantes son 650 dizque intelectuales, tendrían que entender la razón del porqué ahora ya no gozan de las prebendas que se ha documentado, recibían en las anteriores administraciones del Gobierno Federal.
Dizque intelectuales, porque con este mismo desplegado, de entrada se dan un balazo en el pie al decir que se coarta la libertad de expresión, pues de ser así, este desplegado no hubiera visto la luz tal y como lo hizo en la mayoría de los medios de comunicación de circulación nacional, sino que habría tenido que aparecer nada más en la clandestinidad, como sucedía antaño con publicaciones serias que criticaban a los gobiernos priistas y panistas, en donde el PRI jamás perdió el control del mando nacional.
Y lo que queda claro, es que a AMLO lo atacan de lo mismo que adolecieron la mayoría de los anteriores Presidentes de la República. Y que claramente estos alineados intelectuales “orgánicos”, se están mirando claramente en un espejo que los hace ver lo que verdaderamente son: lambiscones y sicarios del antiguo régimen gubernamental.
Estos pseudo intelectuales ahora se ven atacados no porque no se les permita publicar lo que gusten y deseen, no, sino porque ya no reciben apoyos gubernamentales a los que estaban muy acostumbrados. Porque se les ha dicho claramente que sigan publicando lo que quieran, pero ahora mediante sus propias uñas; y claro, esto lo ven muy difícil porque ahora quienes contrataban publicidad en muchos medios, han reducido la cantidad de anuncios por diversas cuestiones; quizás sea porque ya no aplican, ya no son costeables los anuncios o los mismos anunciantes están viendo que en realidad muchas de las revistas con las que contrataban publicidad no tienen en sí un buena aceptación ni buena circulación entre el público lector. Y si ahora se estaban ateniendo a la publicidad oficial que pagan los gobiernos en sus tres niveles, pues existe la posibilidad de que los recursos para pagar esta publicidad también hayan bajado considerablemente, por lo que ahora sí están viendo estos supuestos intelectuales, lo que es estar entrando a una crisis económica que antes nomás miraban desde las alturas, pero que ahora están al ras del suelo, no les ha parecido nada bien en lo absoluto.
Obvio que muchos de estos “intelectuales” que firman dicho desplegado en defensa de la libertad de expresión, aún no incursionaban en el periodismo a mediados de los años 60 del siglo pasado, en donde el periodista yucateco Mario Menéndez Rodríguez, sufrió en carne propia el ataque a la libertad de expresión en nuestro país en aquellos años, cuando le fue censurada su revista “Por qué” y también la de “Por esto”; ¿por qué? Pues porque la supuesta libertad de expresión era pura simulación en nuestro país. Sin embargo, Enrique Krause, como historiados que dice ser, podría haber investigado al respecto, para sopesar lo que era en aquellos años la verdadera persecución al periodismo crítico, y no como hoy en día en que todo mundo puede decir lo que quiera e incluso, hasta ofender al presidente AMLO, tal y como lo han hecho Pedro Ferriz de Con y un cuate del que no recuerdo su nombre pero que tiene un canal denominado “Callo de hacha”. O el fulano ese de Gilberto Solano que despotrica un día y otro también en contra de AMLO, sin sufrir represión alguna.
Y un claro ejemplo de lo que era el “periodismo oficial” en los años 60, se vio claramente después de lo acontecido el 2 de octubre (no se olvida).
Sin embargo, muchos de los “abajo firmantes” del desplegado en cuestión, posiblemente ya incursionaban en el mundo periodístico cuando se expulsó en fea forma a don Julio Sherer García de la dirección del periódico Excélsior, ¿y por qué? Pues precisamente por no tolerar la libertad de expresión el Presidente de la República de aquel entonces, Luis Echeverría Álvarez. Y acaso ¿muchos de estos auto llamados intelectuales, se pronunciaron en algo al respecto?
Sea pues. Vale.
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