Tiempos de alianzas y de desacuerdos, ¿es el tiempo del pueblo?
Marco Vinicio Jaime
15 de septiembre de 2020
En el poco tiempo que lleva en curso el actual proceso electoral que conducirá a los comicios del próximo 2021, ya existe una gran movilización de fuerzas políticas, partidarias y hasta en ejercicio del poder, a efecto de -acorde su perspectiva y cálculos- ir tomando ventaja en una batalla totalmente incierta y sin precedente tras la devastación sanitaria que provocó el virus Sars-Cov-2, que lo cambió todo, cuando en esta ocasión se elegirán en el país 15 gubernaturas -incluyendo Nayarit-, diputados locales, federales, alcaldías y regidurías.
De conformidad, no es menor la preocupación presente en cada actor involucrado, sabedores de las dimensiones del reto que tienen ante sí, de comprender no solo “su propio tiempo y sus circunstancias”, sino de ser capaces de descifrar el sentimiento colectivo.
Crisis en un escenario confuso
No obstante, entender a cabalidad la “nueva normalidad”, no ha sido ni lo será a la postre, tarea sencilla para un sistema político, gubernamental y partidario que, como describiera con acierto el escritor y poeta alemán Bertolt Brecht sobre las crisis generadas en el alumbramiento de una nueva era, “no acaba de morir, y [con] lo nuevo no acaba de nacer”; es decir, para el sistema en comento, su crisis deriva de sus marcadas dificultades para renacer por completo en sincronía con la avasallante nueva realidad política.
En este marco, la sociedad atestigua una escena abigarrada de señales confusas, verdades a medias e incomunicación en una lucha sin tregua entre la clase política local, por obtener como trofeo su adhesión, echando mano de sus mejores estrategias de prestidigitación para confundir al enemigo, pero lamentablemente de desconexión con la ciudadanía.
¿Estrategias de una antigua normalidad?
De cierto, en la normalidad de la pre pandemia se llegó a utilizar el escándalo mediático como recurso básico para atraer los reflectores de la opinión pública hacia tal o cuales figuras -principalmente con una polémica que despertara crítica y defensa al mismo tiempo, para hablar todo el tiempo de ellos- ante su carencia de posicionamiento o la proyección necesarias en una contienda electoral, o simplemente como distractores para restarle atención a quién se consideraba llevaba delantera, y aún así, para garantizar eficacia se necesitaba una bien diseñada estrategia de comunicación política y social, a fin de evitar un efecto contraproducente.
Hoy, parece haberse adoptado algo similar, la reciente adhesión del Diputado local Adahán Casas Rivas al Partido Acción Nacional (PAN), tras dejar su partido el Revolucionario Institucional (PRI), causó una cierta reacción estrambótica, o al menos eso se buscó por todos los medios posibles, por parte de sus autores intelectuales; ello fue visible en dos fases: 1).-Tras la reunión de los presidentes de ambos partidos en varias ocasiones, y que consensaron dar a conocer como pláticas que buscaban acuerdos sólidos para una gran alianza rumbo a la elección de 2021, abruptamente y sin ¿esperarse? se generó, 2).- la renuncia del Diputado Casas Rivas, -considerado como un cuadro con capital y trabajo importante- para integrarse a las filas de Acción Nacional, desde el cual ahora, según dijo el propio Legislador, continuaría trabajando con la camiseta llamada Nayarit, lo que se interpretaría inmediatamente como su ya segura aspiración a consumar primero como candidato a la gubernatura del partido en el poder, que como es un hecho de amplio conocimiento general, desde el Ejecutivo se mantiene una fluida relación y sendos compromisos políticos en Palacio Nacional, y difícilmente se haría algo de manera unilateral que contraviniera y destruyera políticamente esa relación, no de ahorita, ni de ayer, sino de tiempo ha, desde la primera alternancia en Nayarit; y por tanto, es lógico pensar que tal decisión podría ser tan solo parte de algo mucho mayor.
El PRI no se hizo esperar en su respuesta, ¿programada?, mediante la cual acusó tal acción de deslealtad, y que una alianza -visible- con el PAN en tales circunstancias era prácticamente imposible, así atrajo irreductiblemente la atención, y generó confusión en varios frentes, para consumar al interior lo que quizá ya era un secreto a voces, pero necesitaba por fuerza de un impulso mayormente espectacular: la suma del priísmo y su reconfiguración respectiva a la más que evidente “lealtad” del ex Senador y ex líder de la CNC, Manuel Cota, y por tanto, su indiscutible y merecida candidatura al Gobierno del Estado, convirtiéndose asimismo en el último gran frente de la resistencia priísta y poderoso polo opuesto al PAN que capitalizaría con gran identidad la mitad o lo que de plano se pueda, del electorado nayarita, para recibir también por último su parte correspondiente de la crítica y el descontento social en contra del pasado priísta, mientras que por el lado del PAN, Adahán administraría lo suyo. Una vez co
nsumada esa etapa, lograrían dar forma de facto en Nayarit, entre los dos, electoralmente hablando, al enemigo favorito del lopezobradorismo: el “PRIAN”. Así, no habría más que dos polos -y en su momento uno solo- que dividirían de manera importante el voto, eclipsando a un perfil que desde hace tiempo es considerado puntero: el Senador Miguel Ángel Navarro Quintero, pero, ¿para despejar el camino a quién finalmente?
Los reflectores
En consecuencia, durante toda esa semana, el tema en los medios y en el espectro político y de gobierno, se concentró en dos partidos: el PAN y el PRI, y en lo subsiguiente en dos protagonistas dados por “Tirios y Troyanos” como seguros candidatos a la Gubernatura desde sus trincheras: Adahán Casas y Manuel Cota, respectivamente. Sin duda que esto causó un impacto en el Senador Navarro Quintero, y como resultado su homólogo en la Cámara Alta, Martí Batres Guadarrama, publicó en un medio de circulación nacional (https://www.eluniversal.com.mx/opinion/marti-batres/la-caballada-para-el-2021?fbclid=IwAR3M6VhTUQ8VQw-NK6Fj3dAEFme4C5vkw0QSE8nknmja3diAsv3-xZ0UNug) el resultado de una encuesta aplicada en las 15 entidades donde habrá elecciones para gobernador el próximo año, donde menciona que para Nayarit no hay más aspirante con fuerza y representatividad para abanderar a Morena que Navarro, y hasta anexó los números respectivos que lo refrendan como puntero. “A toda acción, tiende [pues] una reacción”, y por lo pronto, pudiera pensarse que Navarro demostró entonces significativa preocupación: tras ver que la “extraña danza” del PAN y el PRI, no es más que la “punta del iceberg” de una gran estrategia que buscaría trastocar el curso de los acontecimientos que hasta el momento le han dado cómoda ventaja.
Navarro por el ¿PES o MORENA?
Es de llamar la atención que el Senador Martí Batres en su escrito llama a su homólogo nayarita, integrante de Morena, en tanto que la dirigencia estatal de MORENA en Nayarit, previamente negó que tuviera militancia alguna en el partido (https://realidadessperiodico.com/31819/), sino que su cargo de Senador se generó en el seno de las negociaciones entre el Partido Encuentro Social (PES) -y que en todo caso es a este partido al que se debe- y los demás entes coaligados que triunfaron en el 2018 con el ahora Presidente López Obrador, y de inmediato descalificó cualquier futurismo local en nombre de Morena (https://matutinografico.com/la-moneda-sigue-en-el-aire-morena-no-tiene-candidatos/), dando por hecho que las candidaturas se decidirán con base en militancia y trayectoria, además de la consabida lealtad a los principios partidarios y de la denominada “Cuarta Transformación”.
De conformidad, ahora que el PES recuperó su registro a nivel nacional y renovó nomenclatura: de “Encuentro Social” a “Encuentro Solidario”, junto con logo, surge la interrogante: ¿cabría entonces un escenario en el cual Navarro de no lograr su nominación por Morena, compitiera por la gubernatura como abanderado de este partido renovado, en coalición con el Partido Verde Ecologista, que es al final de cuentas donde se concentra otra parte importante de sus simpatizantes naturales, que en su momento también acompañaron al ex Gobernador Roberto Sandoval, o hasta con el PT, que está en desacuerdo por las decisiones tomadas en la Cámara de Diputados a favor del PRI? El movimiento político-partidario descrito, apunta pues a una gran estrategia que intenta acomodar las cosas así, y en específico que el Senador no sea candidato de Morena. Mientras tanto, de suceder, ¿quién sería entonces el abanderado de Morena que contara con la ayuda de todo el sistema político local, directa e indirectamente (PAN, PRI, MC, PRD y expresiones satélites) y del respaldo Presidencial? ¿Se buscaría acaso seguir una ruta similar al de Baja California en la que en su momento el Gobernador Francisco, “Kiko”, Vega de la Madrid, de extracción panista, entregó el Mandato, según se dijo, tras una operación altamente sincronizada de sucesión al ‘Superdelegado’ o representante del Gobierno Federal en esa Entidad, Jaime Bonilla?
Las cuentas y cálculos de los partidos, ¿son los cálculos del pueblo?: UCAN
Ahora bien, para integrantes de la Unión de Columnistas y Articulistas de Nayarit (UCAN), queda claro que todo lo sucedido ‘políticamente’ durante el transcurso de los últimos días en la Entidad, tiene punto de partida en cálculos y movimientos surgidos exclusivamente de la visión de sus propios autores, sin que ello necesariamente represente el sentir o la expectativa cabal del pueblo nayarita que, su enfoque sin duda fue transformado completamente a fuerza de desventura por la aún indómita y destructiva pandemia, y por lo cual se vuelve preciso consumar la renovación de los patrones de comunicación, práctica política y de gobernanza que emprenda marcha desde el sentimiento mismo de la colectividad, ya no más de la verticalidad de las cúpulas del sistema.
En su sesión virtual semanal de análisis y opinión, este viernes 11 de septiembre, el columnista Sergio Mejía Cano, afirmó en efecto, que las decisiones tomadas en el PRI y el PAN, dejan ver que aún no es atendida como es debido la opinión del pueblo, ya que en un entorno marcado por la crisis de credibilidad y de congruencia, no son muy bien vistas las mudanzas de cuadros de un instituto político a otro, priorizando un interés particular o de grupo para arribar al poder a como dé lugar. El tiempo, la forma y el fondo, pues, cuentan mucho, en momentos totalmente distintos que urgen por consiguiente nuevos cánones fincados en oficio político y gubernamental.
El comentarista y periodista gráfico Ramón Pérez Rentería, coincidió con Mejía Cano y expuso que la comunicación en estos días, comporta un elemento imprescindible para dejar en claro el qué, cuándo, dónde, cómo y por qué de las cosas, y lo acontecido si bien se entiende puede ser parte de estrategias para ganar espacio entre contrincantes políticos, el mensaje que llega finalmente a la ciudadanía es uno totalmente distorsionado, de confusión, de decisiones de cúpula, de lucha por el poder por el poder mismo, y es necesario hacer algo para solucionarlo. Ya que incluso esto ha derivado, por ejemplo, en problemas con el comportamiento colectivo de cara a la emergencia sanitaria: se abre cada vez más la actividad económica, pero la enfermedad aumenta en contagios y muertes.
La analista política y Coordinadora General de UCAN, Lily Cayeros, precisó que hoy ya no es posible hacer política con diagnósticos unilaterales al interior de cada ente político o gubernamental, sino que la “nueva normalidad” obliga a tener información precisa y fidedigna en constante actualización del comportamiento social, de cada sector, y en lo sucesivo erigir respuestas y soluciones de impacto para el corto, mediano y largo plazo. De conformidad, la ciudadanía tendrá motivos de reflexión y de acción no solo en este campo, sino en cualquier decisión en la que estén de por medio sus intereses o bienestar, tal como es el caso de la salud y la economía en medio de la pandemia.
Por ahora, justo es decirlo, lo efectuado no tiene las respuestas suficientes, y hay más dudas que certezas, el pueblo necesita en primer lugar, tener claro el rumbo en el que se le conduce frente a la adversidad sanitaria, la crisis económica, la seguridad, la educación, la legalidad, la justicia y la unidad, de cara a un nebuloso porvenir, y por consiguiente tener la seguridad de que la sucesión de poderes y órdenes de gobierno del 2021, no será un escabroso camino de lucha encarnizada en el que se peleará con todo, a costa de todo y a favor de unos cuantos. ¿Se podrá alcanzar a tiempo el cometido de la renovación del sistema a favor de la sociedad? Veámoslo.
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