Alcoholímetros en operativos sorpresivos
Sergio Mejía Cano
01 de septiembre de 2020
Desde luego que es encomiable el tratar de evitar que mucha gente maneje un vehículo en estado de ebriedad, y que por eso se tengan que implementar operativos para examinar el estado físico en que se encuentran quienes andan frente a un volante o manubrio; sin embargo, e infortunadamente, por más intenciones que se tengan en este aspecto, es probable que este problema no se erradique del todo nunca, pues existe la posibilidad de que en este momento esté naciendo una persona que quizás dentro de 15, 20 o más años se vea involucrado en un accidente vial y que vaya en estado inconveniente.
Por desgracia, se podría decir que es un mal endémico no nada más de los nayaritas y por ende de los tepiqueños, sino del país y de gran parte del mundo entero, el hecho de que constantemente se estén dando accidentes de tránsito en donde el alcohol sea la causa principal.
Cuántas veces no hemos oído a familiares, amigos, conocidos o gente extraña cuando va tras un volante o manubrio decir que en completo estado burro (Gabriel Vargas dixit) así maneja mejor o decir que se va a ir despacio, que no hay fijón, que todo está tranquilo, que se irá por calles poco transitadas, que no pasa nada, etcétera; ¿y? Pues resulta que al rato llega la noticia de que esa persona está en la Cruz Roja, en el Hospital Civil, en el ISSSTE o en el IMSS con graves daños en su estructura física debido a un accidente vial. Y también se podría decir que esto es prácticamente todos los días ya, y no nada más los fines de semana.
Ahora sale ante los medios el secretario de Movilidad, Luis Alonso Tahuahua González, a decir que se endurecerá su Departamento en cuanto a sanciones en contra de quienes se encuentren alcoholizados manejando un vehículo, esto con el fin de tratar de reducir la enorme cantidad de accidentes viales que han estado ocurriendo últimamente, y desde luego, proteger tanto a peatones como gente que vaya viajando en otros vehículos; y que para llevar a cabo esto, por eso se tendrán que implantar e implementar de manera sorpresiva operativos de vigilancia constante, y que se sancionará a toda persona que se encuentre con aliento alcohólico, sea quien sea y sin importar “personalidades y rango social”; ha caray, con esta afirmación se podría intuir que posiblemente en otras ocasiones sí se distinguían a esas personalidades y rangos sociales. Pero quién sabe. El caso es que ahora sí se van a endurecer en este aspecto las autoridades de vialidad, según el señor Tahuahua.
El problema estaría hoy en día en que, de acuerdo a la tecnología de las comunicaciones que están prácticamente al alcance de la mano de la mayoría de los ciudadanos y población casi en general, es casi seguro que mucha gente podría evadir esos operativos por más sorpresivos que sean, porque bastaría una llamada telefónica a los compas para informarles en dónde está uno o varios de esos retenes en donde están revisando el aliento de los conductores de cualquiera clase de vehículos. Esto, se dice, ya lo ha puesto en práctica la mayoría de la población, y nomás para evitar sanciones y multas que podrían generarse al ser torcidos por andar alcoholizados; y claro, sin tomar en cuenta que todo este movimiento es por el bien de quien conduce alcoholizado un vehículo y para proteger a la otra parte de la ciudadanía que sin deberla ni temerla, por culpa de una persona borracha o en sus ocho sentidos alterados, les pase a perjudicar la vida tal vez para siempre.
Lo triste del caso es que por ejemplo, hoy podría una persona con su mente muy clara estar leyendo alguna noticia de un accidente automovilístico fatal o de graves consecuencias o simplemente de puros daños materiales, y leer en la noticia que uno de los conductores de los vehículos involucrados en un accidente había presentado aliento alcohólico, y pensar para sí esa persona que lee la noticia que qué tonta esa gente que maneja borracha; y sin embargo, esta persona, a los días se pone frente al volante o manubrio de un vehículo estando ebrio o drogado, y así alguien le diga que no debe hacerlo, que recuerde la noticia que leyó hace días y que comentó criticando a los involucrados por manejar en estado inconveniente, y que ahora haga lo mismo; pero esta persona que criticó a otros ebrios o drogados por manejar así, diga que a ella no le pasará nada, que es diferente, que ella sí se va a poner abusada, atenta y que pondrá toda la atención necesaria para que no pase nada, etcétera; y al rato, ya está en el hospital.
Sea pues. Vale.
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