La informalidad ha sido el respiro para los mexicanos
Octavio Camelo Romero
17 de agosto de 2020
Gracias al desmantelamiento del Estado de la Revolución Mexicana, a la venta fraudulenta de las empresas estatales y paraestatales, a la puesta de las Instituciones al servicio exclusivo de los capitales y, a la implementación del neoliberalismo desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto, el deterioro del bienestar del Pueblo fue creciendo hasta llegar a situaciones alarmantes de la pobreza alimentaria de la mayoría de los mexicanos. Era un perverso plan de gobierno diseñado con y desde los Estados Unidos para hacer quebrar a los pequeños y medianos negocios nacionales con el propósito de que dejaran libre esos mercados que abastecerían las empresas extranjeras; era el perverso plan de tener mano de obra desocupada para poder abaratar los salarios y ofrecerle a los capitalistas transnacionales inversiones con grandes ganancias extraordinarias, etc. Empero, la única alternativa que tuvo el pueblo trabajador para no morirse de hambre, fue crear los mini, micro, pequeños negocios con sus familiares e integrarse en la informalidad. Fue esta economía la que absorbió la mayor parte de los trabajadores desocupados y la que creó el circuito de la economía cuya producción se destina al comercio interior, local, regional y nacional.
Con la crisis económica del capitalismo global provocada por la torpeza de los gobiernos del G20, en México se recrudece el deterioro del bienestar del Pueblo; quiebran una enorme cantidad de mini, micro y pequeñas empresas, se dispara el desempleo hasta en más de 1 millón de trabajadores; se contrae, como es lógico, el índice del PIB, se incrementa, como es lógico, el robo con y sin violencia; y los mini, micro, pequeños y medianos negocios que van a emprender en medio de la pandemia del covid-19, lo están haciendo en la esfera de la economía informal, aunque las grandes empresas se van a la formalidad.
Una muestra de tal situación nos la proporciona la industria restaurantera; el 70 por ciento de los restaurantes están en la informalidad, con la particularidad de que el 75 por ciento de las personas que se ocupan en esa actividad, lo hacer sin recibir salario formal, sus ingresos son por propinas, y el 25 por ciento que recibe salario, percibe a la semana alrededor de 750 pesos en promedio.
En México existen poco más de 612 mil unidades económicas en el ramo de la preparación de alimentos y bebidas; de esas, poco menos de 174 mil, trabaja en la formalidad, es decir, dan seguridad social a sus empleados, que reciben por salario alrededor de 1 mil pesos a la semana. Hasta el año pasado la industria restaurantera generaba un valor agregado de casi 200 mil millones de pesos. El 75.5 por ciento de dicho monto se originaba de los establecimientos formales, sin embargo, en los informales se pertrechaban los mini y micro empresarios. La tasa de rentabilidad promedio por tipo de negocio es encabezada por los restaurantes con servicio de preparación de antojitos, con más del 45 por ciento, dado que no requieren de un gran número de personal ocupado ni tampoco de una extensiva capacitación. La informalidad esta llamada a solventar la crisis de los mexicanos. En fin.
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