El testimonio de Lozoya, y la indomable pandemia
Lily Cayeros
17 de agosto de 2020
Dos casos con el matiz propio de la nueva realidad que inauguró la crisis pandémica, han tomado un particular protagonismo en la escena nacional: los polémicos testimonios del ex Director de Petróleos Mexicanos (PEMEX) Emilio Lozoya Austin, tras su detención como presunto responsable de una trama de corrupción gestada en el sexenio anterior que encabezó el hoy ex Presidente de la República Enrique Peña Nieto, y provocó un daño considerable a las finanzas de la institución; y el indomable coronavirus (Covid-19), cuyo número de decesos en el país ha alcanzado una alarmante cantidad que sobrepasa los 56 mil, con más de 517 mil contagios.
El marco de circunstancias implica, además de la terrible caída económica -con su correspondiente pérdida de millones de empleos y de suma de otros tantos millones de pobres- las dificultades entre poderes y órdenes de gobierno para coordinarse y avanzar con esfuerzos estratégicamente sincronizados, e impedir que factores neurálgicos como el del ya próximo inicio del proceso electoral rumbo a los comicios del 2021, genere un lamentable entorno de división y pugnas entre aspirantes, fuerzas partidarias y hasta del interior de los propios gobiernos, teniendo como objetivo obtener los diferentes espacios de elección popular que estarán en disputa.
Por ello, no extraña que esté costando tanto, aprender a transitar en la “nueva normalidad”, y descifrar sus señales: aún quizá sin ser plenamente conscientes de la transformación por la que se atraviesa, los ciudadanos demandan nuevos esquemas de respuesta a sus crecientes demandas y carencias, de congruencia y autoridad moral que les ayude a reforzar su responsabilidad en la tarea más importante que tienen frente a sí: el cuidado de su propia salud.
De esta manera, cuando se habla de justicia, como sucede en el primer caso planteado, se espera el cumplimiento irrestricto de la ley al margen de cualquier otro interés contrario al de dar vigor al Estado de Derecho, y en consecuencia se vuelve preciso dejar en claro que el ex funcionario Lozoya no forma parte de ningún acuerdo engañoso cuya información “comprometedora” solo sirva como instrumento punitivo para nulificar políticamente a detractores y opositores a la actual administración federal y su partido, de cara a las elecciones del próximo año.
En tanto, en lo que respecta al tema del virus Sars-Cov-2, ha quedado claro que es un mal que solo podrá vencerse con plena coordinación político-gubernamental, y para muestra los marcados desacuerdos de gobernadores con el manejo operativo de parte de la Secretaría de Salud a través del semáforo epidemiológico que coordina el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, luego de constantes quejas en contra de lo que afirman han sido decisiones unilaterales para asignar color -en pro de apertura o cierre de actividades económicas- y calificación a las acciones llevadas a cabo en cada Estado para controlar la propagación de contagios.
Por consiguiente, la reciente gira de trabajo del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador en diversos estados, adquiere un sentido lógico cuando la unidad nacional está en riesgo y se requiere hoy más que nunca para avanzar. Es de ahí que quizá haya accedido a sostener este próximo miércoles 19 de agosto en San Luis Potosí, con su gabinete legal y ampliado, un significativo encuentro con los 32 gobernadores del país, donde se espera que den a conocer abiertamente demandas, inquietudes y propuestas.
Así, surge nuevamente el acuerdo alcanzado este pasado viernes entre integrantes de la Unión de Columnistas y Articulistas de Nayarit (UCAN), durante su sesión virtual de análisis y diagnóstico semanal, en pro del oportuno aprovechamiento que bien podrá realizar el Mandatario mexicano de la reunión con gobernadores, a fin de dirimir sus inconformidades y diferencias y poder suscribir un gran acuerdo que coadyuve a dar atención especializada a la prioridad en estos momentos: la salud, el fortalecimiento económico, la educación, e inclusive evitar mayores desencuentros con un proceso para el caso Lozoya, fincado en total imparcialidad, lejano de mayor golpeteo y división con tintes electoreros.
El columnista Sergio Mejía Cano, afirmó que no hay ni habrá mayor resultado en el combate de la pandemia que la unidad nacional, y por ende que el semáforo epidemiológico esté debidamente estructurado con información ampliamente consensada. Y la reunión del Presidente López Obrador con mandatarios será coyuntural para que se establezca un gran pacto que permita poner en primer lugar el bien de la sociedad.
En su oportunidad, el comentarista y periodista gráfico, Ramón Pérez Rentería, consideró que es preocupante el crecimiento acelerado de muertos y de contagios a consecuencia del Covid-19, “y tan real es este problema que hasta el Gobernador Antonio Echevarría, informó que su familia misma contrajo la enfermedad”; de tal suerte que agregó entonces que es imprescindible que la ciudadanía fortalezca su sentido de responsabilidad. Asimismo se pronunció por el que se evite que el caso Lozoya siga proyectando un juicio persecutorio selectivo, con tal comunicación que pondere la unidad, la estabilidad, la legalidad, la paz y la seguridad.
El periodista y analista político Marco Vinicio Jaime, aseveró que “la unidad política y gubernamental ahora, es un hecho que sentará las bases con inteligente oportunidad no solo para dotar al proceso electoral en ciernes de la fortaleza democrática requerida, y de la procuración e impartición de justicia una garantía tangible de la sociedad, sino de la estructura organizacional para conseguir en su tiempo un buen lugar en la demanda mundial por la vacuna anti Covid -19, y en lo subsecuente poder distribuirla sin problema alguno a todo mexicano en todo el territorio nacional”.
Es el momento pues, de interpretar adecuadamente el presente de la imponente “nueva normalidad”, y asegurar un futuro saludable, de recuperación y crecimiento para todos. No hay más lugar para la reproducción de esquemas que inclusive en la antigua normalidad llegaron a caducar y a ser inservibles: la confrontación política, la incomunicación, la desatención del pueblo, y el uso de los instrumentos legales de manera selectiva, agravarán los severos problemas que aquejan a la ciudadanía. Llegó el tiempo de la unidad.
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