Detenciones arbitrarias en el país
Sergio Mejía Cano
19 de junio de 2020
Se ha estado documentado que en algunas entidades del país, la mayoría de las quejas en la Comisión Estatal de Derechos Humanos, se refieren a supuestos abusos policíacos, sobre todo, ahora con el pretexto del coronavirus, al detener a personas que no portan cubre-bocas, como en el vecino estado de Jalisco, en donde la sanción a ciudadanos por no portar dicho artefacto derivó hasta en la muerte de un habitante del municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco.
Queda claro que ahora con las redes sociales muchos de los actos prepotentes de algunas corporaciones policíacas no han quedado en el olvido, ya que mucha gente se da a la tarea de filmar algunas de las acciones policíacas, en donde resaltan más las detenciones arbitrarias de vendedores ambulantes que, en algunos casos por medio de los videos en las redes, hasta les decomisan su mercancía, y en el peor de los casos la tiran o la destruyen.
Respecto a quienes han sido detenidos en Guadalajara, Jalisco, por no portar el cubre-bocas supuestamente por ser obligatorio, la clásica justificación de parte de los policías envueltos en el acto de la detención, es alegar que el ciudadano se puso agresivo, que les faltó al respeto a los policías y que hasta llegó a la violencia. Un paro natural que contrapone una voz contra otra, porque bien podría alegar la persona detenida que sufrió abuso de autoridad, pero la autoridad alegar a su vez que por ponerse agresiva esta persona se tuvo que remitir a la cárcel; y alégale. Obvio que quien las lleva de perder es el ciudadano al que muchas de las veces hasta acusan de “resistencia de particulares”, algo por demás incongruente si no existe de por medio de un apremio de una autoridad legalmente constituida. Y si bien los policías están legítimamente constituidos, al detener a un ciudadano sin una orden judicial expedida por un juez, pues como que ahí podría haber mucha controversia precisamente porque al ciudadano lo protege legamente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, específicamente en su artículo 16.
Es de llamar a atención que por lo regular, cuando se ha detenido a un ciudadano por supuestamente ponerse agresivo y resistirse a una revisión “de rutina”, también se le acuse por “resistencia de particulares”. Y honestamente quién no se va a resistir a ser detenido al ir caminando por una calle y que de pronto se le empareje una patrulla y sus tripulantes lo detengan para preguntarle a dónde va, de dónde viene, quién es, en qué trabaja, y que después de esto lo comiencen a esculcar; pues es obvio que cualquiera persona se tendría que resistir a todo esto, y más si se siente sin culpa alguna. Y además, el resistirse a un interrogatorio callejero y una revisión en sus pertenencias particulares, pues como que por fuerza un ciudadano se tiene que incomodar y desde luego, resistirse a un escrutinio ilegal; y más, porque es una determinación de los patrulleros violar los derechos de ese ciudadano, sin más.
Es común oír a buena parte de la ciudadanía que les daría más miedo encontrarse a una patrulla que a unos pandilleros en una calle solitaria, porque les podría ir peor con los patrulleros que con los pandilleros. Y respecto a esto, algunas autoridades se han pronunciado porque los ciudadanos deberían de respetar a los elementos policíacos, de cualquiera corporación, porque están para su protección. Y esto es precisamente lo que queda en duda, porque se entiende que los policías están para proteger a los ciudadanos, pero ¿qué pasa si en vez de sentirse protegidos se sienten agredidos?
Desde luego que es como en todo, pues hay policías dignos de encomio, pero están también los que con su actuar se podría decir que no deberían de estar en la policía, porque se ha documentado que existen elementos policíacos que descargan sus traumas con los ciudadanos, que desquitan sus cuitas con quienes caen en sus manos. No se generaliza desde luego, pero se han dado muchos de estos casos, tal vez porque en su capacitación no se pone énfasis en que el ciudadano no es su enemigo, sino un ente al que hay que proteger en todos los sentidos. Claro que en determinado momento se tienen que defender en caso de ser agredidos por un ciudadano inconforme; pero si ya está dado y rendido y aun así lo siguen golpeando, pues como que no va.
Cierta vez una patrulla de Zapopan, Jalisco, ingresó a la brava a las instalaciones del ITESO, en Guadalajara, y uno de los policías dijo que él podía meterse en donde quisiera.
Sea pues. Vale.
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