Jueces con rostro oculto, poco viable
Sergio Mejía Cano
18 de junio de 2020
Por más cosas agradables que quiera uno encontrar en el cotidiano andar en nuestro país, se imponen más las malas noticias que las que causen buena impresión. Ahora da el caso del asesinato de un juez junto con su esposa en el estado de Colima, lo que ha generado indignación en algunos sectores de la sociedad, y desde luego en el Poder Judicial, e incluso hasta el presidente Andrés Manuel López Obrador, dio sus condolencias en su conferencia matutina.
Sin embargo y por desgracia, este reciente asesinato de un juez no se podría tomar como un hecho aislado, ya que a diario se dan casos de asesinatos en varias entidades de país; y no podrían faltar la enorme cantidad de cuerpos encontrados en fosas clandestinas, tal y como sucedió este miércoles en los municipios de Tlaquepaque y Tlajomulco de Zúñiga, en el vecino estado de Jalisco, de acuerdo a la información de Radio Metrópoli de notisistema.com.
Lo extraño es que cuando se da la nota sobre grupos armados que llegan a determinado lugar disparando a diestra y siniestra, por lo regular las autoridades suelen recurrir al clásico “ajuste de cuentas”; sin embargo, ahora con el asesinato del juez y su esposa en Colima, si se dice que posiblemente haya sido una célula de un grupo criminal y que se sospecha del Cartel Jalisco Nueva Generación, supuestamente porque este juez ahora muerto, dio un dictamen en contra de uno de los dirigentes de esta supuesta agrupación criminal. Entonces, de ser así, pues también se podría considerar como un vulgar ajuste de cuentas; pero es un juez y al parecer persona muy aparte de los que cayeron abatidos en un bar, en un restaurante o en algún festejo familiar o al ser alcanzado un vehículo por otro o una motocicleta y recibir disparos, etcétera.
Ahora mucha gente se muestra indignada, y más, porque según la nota informativa respecto a la muerte de este juez y su cónyuge, al parecer fueron masacrados delante de sus dos pequeñas hijas. Pero ¿y qué pasa con todos los cuerpos que se han encontrado en fosas clandestinas prácticamente a lo largo y ancho de nuestra depauperada Nación?
La muerte de todo ser viviente pesa, sea quien sea y no importa cómo se haya comportado en vida, porque si bien habrá gente que aplauda la desaparición de algún malhechor, se entiende que a sus familiares sí les pudo haber pesado su muerte. Además, de todos esos cuerpos encontrados enterrados no nada más en lugares apartados, sino en ranchos, fincas o hasta en zonas urbanas, en esas supuestas casas llamadas “de seguridad”, se supone que tendrían nombre y apellido, y que habría deudos; y en el entendido de que posiblemente no todos esos cuerpos podrían haber pertenecido a gente con mal comportamiento, sino de personas que infortunadamente se encontraron en el lugar equivocado y a la hora equivocada.
Tal vez con el asesinato del juez y su esposa en Colima, se vayan alzando voces pidiendo que se oculte el rostro de los jueces que lleven casos relacionados con el supuesto crimen organizado, tal y como ocurrió en Colombia allá en la década de los años 90 del siglo pasado, y se documentó que esta práctica también se llevó a cabo en Perú, y en Italia y en algunos otros países; sin embargo, aun así en Colombia de todos modos y a pesar de los “jueces sin rostro” de todos modos varios jueces y juezas cayeron abatidos por las balas, demostrando con esto la poca viabilidad de esta práctica, pues queriendo, se investiga y se llega a saber tarde o temprano quiénes son esos jueces con rostro oculto.
Lo que sí es evidente es la poca calidad de la delincuencia que se atreve a atentar contra la vida de mujeres y niños; así como el poco honor que en cierta forma debería de existir entre gente que se dedica al crimen y la delincuencia. Porque quien se mete a esos asuntos debe de estar consciente de que tarde o temprano le va a caer manotas, así que de acuerdo con esto, no debería de tomar represalias en contra de quienes los detienen, de quienes los juzgan y de los que los sentencian, porque sobre advertencia no hay engaño. Lo malo es que ya tiene tiempo en que las supuestas venganzas entre estos aparentes grupos de criminales, incluyen familiares que no tienen nada que ver con los negocios de sus familiares que andan mal.
El mismo Presidente de la República ha dicho que se hará justicia en este asesinato del juez y esposa en Colima; pero, ¿y de los demás que han quedado hasta ahora en la total impunidad, qué? Si un indigente es asesinado, también se debe de investigar.
Sea pues. Vale.
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