Peor que en sexenios anteriores, el mexicano de a pie no podría estar
Sergio Mejía Cano
17 de junio de 2020
Es evidente que, como se dice coloquialmente: cada quien habla de la feria según le va en ella. De nueva cuenta hubo otra marcha vehicular en algunas ciudades del país en protesta por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en donde otra vez se puso énfasis en que renuncie a su cargo como Presidente de la República.
Un presidente en funciones no puede renunciar a su encargo, porque la Carta Magna no lo contempla así, por lo que todo lo de estas marchas no es más que puro ruido mediático para ver si es chicle y pega; aunque queda claro que algunos ciudadanos se van con la finta de que sí podría renunciar si hay quórum suficiente; sin embargo, también queda claro que este no es el camino. Y si bien ahora existe la revocación de mandato, constitucionalmente no aplicaría para AMLO, porque las leyes no tienen efecto retroactivo, debido a que esta ley de revocación se aprobó cuando este presidente ya estaba en funciones y, de acuerdo a varios versados en materia constitucional, que no se explican el porqué no lo aclara el mismo AMLO, de que la revocación sería posible para el o los próximos presidentes del país, pero no para él.
Esta reciente marcha, al igual que la anterior, se dio a bordo de automóviles la mayoría de reciente modelo, y si bien esto no obsta para que cualquier persona con determinado ingreso económico pueda adquirir un vehículo de reciente modelo, bien se pudo unir a esta marcha; pero ¿por qué o para qué? Porque se supone que toda persona que cuenta con automóvil y puede disponer de su tiempo para acudir a una marcha que en realidad es poco productiva en resultados, pues se supone que tiene los ingresos suficientes y que no le ha ido del todo mal en esta actual administración. Así que no se ve el caso por qué proteste, tal y como lo podrían hacer los sectores obrero-campesino y popular en los pasados sexenios en que estos sectores de la sociedad sí se vieron claramente abatidos en todos los sentidos.
Entonces, si ahora hay mexicanos inconformes, desesperados y hasta enojados con AMLO, obviamente que no son gente perteneciente a los sectores sociales arriba mencionados, porque si en estas marchas de protesta vehiculares se hubieran visto obreros, campesinos, maestros, médicos y demás sectores populares, pues desde luego que sí sería de lo más preocupante; pero no, sino que tal vez quienes marcharon en sus vehículos sonando el claxon son personas que en cierta forma se sienten agraviados porque posiblemente ahora sí tendrán que trabajar y pagar contribuciones como el mexicano de a pie que siempre ha sido el causante cautivo que todo lo paga con sus impuestos; no así las clases pudientes que tal vez sean las que se sienten ofendidas porque ahora sí existe la posibilidad de que tendrán que ponerse con su cuerno, aunque muchas de estas personas digan que se sacrificaron con nada más estirar la mano para tener lo que ahora ostentan, porque es evidente que muchos de los ricos de ahora no invirtieron ningún sacrificio para hacerse de las riquezas que ahora presumen, que no les costó en realidad ningún esfuerzo ni sacrificio y menos contribuyeron con el sudor de su frente para hacerse de abultadas cuentas en el banco y espaciosos inmuebles. Así que existe la posibilidad de que muchas de las personas que protestaron lo hayan hecho al ver que podrían reducirse sus entradas económicas al tener que cumplir con sus obligaciones como la mayoría de los mexicanos de a pie.
Muchos mexicanos sentimos y pensamos que peor que en sexenios anteriores no podríamos estar, sino que al contrario, ahora se ve una luz al final del túnel en cuanto a las ayudas a personas de la tercera edad, niños con discapacidad funcional motora, jóvenes con becas y que, aunque hay quien dice que es muy poco lo que se ofrece con estas ayudas y programas gubernamentales, siempre es bueno recordad que peor es nada. Así que lo que sea es bienvenido, aunque también se diga que al pobre no habría que darle pescado, sino enseñarlo a pescar; sin embargo, ¿si no hay en dónde pescar, entonces cómo se le ensañaría a pescar?
La iniciativa de una pensión a los adultos mayores surgió cuando AMLO fue jefe de gobierno en el entonces Distrito Federal, y si bien en un principio fue ampliamente criticado por esta iniciativa, los gobiernos federales subsecuentes adoptaron esta iniciativa tratando de darle el enfoque de que era por iniciativa propia y no de AMLO. Si alguien afectó al país, fueron las seis anteriores administraciones federales.
Sea pues. Vale.
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