Tepic, Nayarit, martes 16 de abril de 2024

Un virus hasta en el aire de las flatulencias

Sergio Mejía Cano

19 de mayo de 2020

Allá a principios del siglo XXI el político primero priista y luego panista, Juan José Rodríguez Prats, siendo senador señaló en sesión estando en tribuna que La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos era una monserga y un bodrio jurídico, cuando se llevaba a cabo el planteamiento para abrir a la Iniciativa Privada el sector eléctrico, por lo que generó una gran polémica por una supuesta falta a nuestra Carta Magna.

Sin embargo, tal vez no estaba tan equivocado el señor Rodríguez Prats en cuanto a que al parecer para muchos de los políticos actuales, nuestra Constitución les sigue pareciendo una monserga y un bodrio jurídico, pues aprovechando las circunstancias por la llamada pandemia del coronavirus, se han pasado por el arco del triunfo a la Carta Magna que protestaron guardar y hacer guardar. Claro que el pretexto es por la salud y el bien de todos los mexicanos. El problema es que mientras el Presidente de la República no declare un Estado de Sitio ni suprima las garantías individuales con la aprobación del Congreso de la Unión, todas las disposiciones de los gobiernos tanto estatales como municipales, deberían ser y deben quedar en sugerencias y no en órdenes ni obligaciones, ya que debido a que se menciona la palabra “obligación” varias autoridades y sus subordinados la toman como si fuera una ley y por lo mismo, han surgido quejas de la ciudadanía cuando cuerpos policíacos molestan a los ciudadanos por el simple hecho de no portar el mentado cubre-bocas.

Cualquier médico honesto y serio podría confirmar que el uso prolongado de un cubre-bocas o mascarilla interrumpe la libre respiración y que quien porte uno de estos artefactos sin estar en una sala de operaciones, se ve obligado a estar respirando su propio dióxido de carbono y estar en contacto permanente con saliva echada a perder; y si no se lo quita en una hora los daños a las vías respiratorias comienzan a darse en cualquier persona.

Pero así como se ha estado obligando arbitrariamente al uso del cubre-bocas como en el vecino estado de Jalisco y en la misma Ciudad de México, también se han violado flagrantemente las garantías del libre tránsito, del trabajo lícito para cualquiera persona, la educación-enseñanza, y en cierto sentido hasta  para la Salud.

Se ha puesto mucho énfasis en esto de la sana distancia, algo que posiblemente se cumpla en parte nada más en la calle, porque por más responsables que sean muchas personas, dentro de una casa es prácticamente imposible aplicar esa sana distancia así, porque no abrazar o besar se vería hasta como un crimen no acariciar a un hijo, sobrino, nieto, etcétera pequeño, porque precisamente entre la naturaleza humana está el acercamiento de persona a persona, el tocamiento por equis enfermedad o un simple apapacho que mágicamente curan muchos de los dolores. Está plenamente comprobado que un abrazo podría ser en cierto momento mucho más efectivo que cualquier medicamento.

Ahora bien: desde luego que en cierto sentido se podría tomar como una ofensa el que se nos quiera hacer creer que todos estamos infectados o que somos posibles portadores de un virus invisible y quizás hasta inexistente, así se les diga asintomáticos, cuando se nos dice que no nos acerquemos a otras personas ni permitamos que alguien se nos acerque porque ahí se podría dar el contagio; y para que la ciudadanía esté más alerta y se asuste y por lo mismo haga caso de las recomendaciones apoyadas con la sana distancia cada vez se aumentan la posibles causas de contagio, pues se ha dicho que se trasmite el dichoso covid-19 por la saliva, por la ropa, con un simple saludo y que el virus está latente en el aire y que podría entrar hasta por los ojos, fosas nasales, etcétera; y es tan incierto el cómo se podría transmitir un posible contagio que hasta se ha dicho que ya se encontró el virus en el líquido seminal, por lo que ya nada más falta que se diga que hasta en el aire de las flatulencias está presente en coronavirus. Así que se podría deducir que en realidad ni las autoridades saben de bien a bien qué es lo que está pasando, porque se han desfasado los posibles puntos de contagio tal y como aconteció cuando se anunció la aparición del sida, que también se dijo en su momento que se contagiaba con la saliva, con las lágrimas, con el sudor, con cualquier fluido del cuerpo humano, para quedar todo en que era por transmisión sexual, en especial analmente, por lo que quienes la llevaron de perder fueron los homosexuales.

Sea pues. Vale.

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