El cerebro humano, una olla de presión
Sergio Mejía Cano
06 de mayo de 2020
Se tiene entendido que la ley seca que se implantó en los Estados Unidos de Norteamérica en los años 20 del siglo pasado y que duró hasta entrada la siguiente década, dio pie para que cristalizaran las mafias y el crimen organizado que debido a esa prohibición obtuvieron enormes ganancias económicas y por lo mismo, los grupos criminales encargados de la producción, transportación y distribución ilícita de bebidas alcohólicas crearan poderosos emporios de todo tipo e incluso hasta inmiscuirse en la política.
Obviamente que ahora no es el caso, pero ya se ha alargado bastante la prohibición de compra-venta de vinos, licores y cerveza, que ya comienzan a verse algunas formas de saltarse esta ley seca que supuestamente debido a la salud de los nayaritas se impuso desde el pasado mes de marzo.
Lo malo es que para saltarse esta disposición de no venta de bebidas espirituosas ha propiciado que se estén buscando las maneras de producir alguna substancia que bajo fermentación al momento de beberse produzca un efecto parecido a cuando se ingiere cualquier tipo de bebida con base en determinados grados de alcohol. Y desde luego que varias personas que han estado presos aun antes de que se prohibiera la introducción a los penales de cierta variedad de frutas, mucha de esta gente sabe cómo fermentar algunas frutas para obtener la bebida esperada. Obviamente que no nada más personas que han estado presas, sino también quienes a través de la tradición familiar saben cómo producir fermentos de la piña, del nanchi, de la manzana y de gran variedad de frutas que sabiendo fermentarlas le dan el toque esperado. Pero no nada más de frutas se podrían obtener bebidas fermentadas, sino también de algunos granos e incluso hasta hay quien sabe producir cerveza artesanal.
¿Y por qué tener que recurrir a frutas o granos para producir bebidas alcohólicas? Pues porque no nada más se prohibió la venta de estas bebidas, sino que se paró la distribución, y desde luego se dice que las cerveceras pararon su producción; sin embargo, esto podría ser poco probable porque es obvio que una planta cervecera no puede ni debe detener su producción debido a que tiene que exportar cerveza a otras partes del mundo. Y si bien ahora se ha documentado que no hay producción de cerveza para el consumo nacional, esto es poco probable porque al estar produciendo para exportar, desde luego que las plantas cerveceras tendrán que estar almacenando parte de esa producción; si bien no de exportación si de la que se distribuye en nuestro país para su consumo, por lo que se intuye que las bodegas de las plantas cerveceras han de estar rebosando esperando que se dé la voz de ataque para comenzar a llenar todos los depósitos hoy cerrados.
Mientras haya cerveza o botellas de vino en cualquier lugar de Tepic o en otras ciudades del país, por fuerza tendrá que haber mercado negro, y por supuesto que habrá quien esté dispuesto a pagar lo que sea, mientras esté en sus posibilidades económicas o no, para adquirir lo de su agrado para embriagarse, porque ahora con este encierro simulado hasta los abstemios están desesperados por tener algo más con qué escapar mentalmente de todo lo que está generando esta situación de la supuesta pandemia.
El cerebro humano necesita alguna forma de escape de la realidad, ya sea ejercitando algún tipo de deporte o cualquiera otra clase de distracción; podría decirse que hasta leyendo un libro; sin embargo, por desgracia en nuestro país a mucha gente lo que menos le agrada es sentarse a leer un libro. Y si ahora hay televisión, internet, películas a morir, etcétera, muchas personas prefieren volver a mirar una misma película infinidad de veces en vez de ponerse a leer un buen libro o cualquiera otra clase de lectura, en el entendido de cómo dicen los chinos: “Es bueno leer, pero no muchos libros”, es decir, cualquier tipo de lectura puede en cierto momento llenar la mente y hacerla escapar de un mundo monótono en que nos lo han convertido esos a quienes les interesa comprobar el grado de sumisión en que está en este momento la humanidad.
Así que la mente humana podría en cierta medida ser algo así como una olla de presión y si no tiene un escape adecuado, podría estallar en cualquier momento, porque si bien hay gente fuerte de cerebro, la hay también que es fuerte pero nada más determinado tiempo, porque podría llegar el momento en que esa gente truene y la desesperación la haga cometer alguna mala acción y tal vez sin querer queriendo.
Sea pues. Vale.
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