El cubre-bocas es un efecto psicológico y nada más
Sergio Mejía Cano
04 de mayo de 2020
Por necesidades urgentes qué atender tengo que ir al centro de la ciudad. Al ir por la calle Veracruz se me antoja comprar unos cigarrillos por lo que acudo a una tienda de esas que les dicen de conveniencia –quién sabe para quién sea la mentada conveniencia-, y porque de esos cigarros nada más ahí venden. Pero ¡oh, sorpresa! En la entrada hay un letrero que dice que si no porta uno cubre-bocas no puede ingresar a la dichosa tienda, cosa que me pareció una soberana jalada.
Y esto porque principalmente se contraviene con la idea del libre mercado debido a que en el comercio no se deben de condicionar las formas de compra-venta; sin embargo, también hay otro letrero indicando que para los que no traigan ese trapo que impide la libre respiración y exhalación, que se les puede atender por una ventanita al lado sur de las puertas de entrada. Ahí hay otro cliente, por lo que en cuanto se retira me acerco, y de inmediato me dio la patada del aire acondicionado al interior de dicha tienda que está muy fuerte dicho aire, lo que me hizo recordar las palabras de un médico cuando dijo que en climas calurosos como el de Mazatlán, Sinaloa, los climas artificiales en los negocios son muy peligrosos no nada más para niños y personas de la tercera edad, sino para gente de todas las edades, ya que al andar sudorosos y acalorados en la calle, al entrar a un negocio que cuente con aire acondicionado, que por cierto en el bello puerto la mayoría lo tienen, es ahí en donde le pueden tronar los bronquios a cualquiera persona porque es entrar de golpe y porrazo a un cambio de clima de extremo a extremo.
Así que pido mis cigarrillos a una muchacha mientras observo que dentro de la tienda hay cuatro o cinco personas con cubre-bocas lo mismo que las empleadas que están atendiendo. La muchacha no encuentra los cigarrillos que le pedí, por lo que le indico en dónde están; por fin los encuentra pero se da la vuelta y me encara diciéndome que cuestan 50 pesos y que son sin filtro, probablemente fue por mi precaria apariencia personal que la hizo dudar que un servidor tuviera que desprenderse de 50 pesos por unos cigarrillos. Le digo que de esos son los que quiero.
Y esto de impedir la entrada a una tienda a menos de que trajera un cubre-bocas en verdad que se me hizo algo por demás aberrante porque ya se ha dicho hasta la saciedad e incluso hasta por el mismo doctor Hugo López Gatell subsecretario de Salud a nivel federal que, constantemente y a preguntas expresas de reporteros y demás, ha dicho López Gatell que el cubre-bocas es nada más una falsa sensación de seguridad y que es hasta inútil portarlo en gente sana y que en cierta medida sería hasta perjudicial porque hace respirar el dióxido de carbono que expele el mismo sistema respiratorio, y lo dañino que resulta la saliva que se va acumulando en su interior que entra en su etapa de descomposición en cuanto sale de la boca.
Ahora bien: tanto que muchos habitantes de Tepic y todo Nayarit criticamos a la tristemente célebre y nefasta “Policía Nayarit” por traer sus elementos la cara cubierta violando toda disposición de leyes porque se supone que los policías deben de ser fácilmente identificables por lo que no deberían de traer el rostro cubierto además de lucir su nombre completo en una parte del uniforme; y sin embargo, en los últimos días han estado apareciendo en los medios noticiosos e informativos varios funcionarios públicos con el rostro cubierto con una mascarilla o cubre-bocas, algo que por ningún motivo debiera ser; pero se dice que todo es por la salud de los nayaritas, aunque todo podría reducirse a que autoridades y demás servidores públicos porten esa ridiculez como una esencia psicológica y para indicar a la ciudadanía que los mira que ellos, los funcionarios sí se cuidan y nada más, y desde luego haciéndose daño a sí mismos por supuesto debido al material sintético.
Pues bien. Imaginemos una de tantas películas referentes a epidemias o pandemias en donde sus protagonistas no portaran el dichoso cubre-bocas, pues obviamente que perdería fuerza dramática esa película, así que por fuerza y para dar más dramatismo y énfasis a una película que se trate de epidemias o pandemias, desde luego que sus protagonistas deben portar cubre-bocas para darle el refuerzo al tema del que trata la cinta, ya que de salir sus protagonistas sin ese trapo en la cara el tema se perdería y no tendría sentido el tema si no se cubren supuestamente de ese mal del que se trata la película.
Sea pues. Vale.
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