El covid-19 resultó estratégico para el capital transnacional
Octavio Camelo Romero
11 de abril de 2020
Los gobernadores del G20 finalmente le abrieron mercados al capital transnacional al hacer quebrar con sus medidas sanitarias a las empresas pequeñas y medianas. Desde luego que habrá sobre oferta de mano de obra desocupada como consecuencia del despido de los trabajadores. Esta situación bajará el salario por el exceso de personal que busca trabajo. Y lo único que se ocupa es que al capital transnacional se le permita invertir en los procesos productivos.
La dirigente del Fondo Monetario Internacional ya dijo que el mundo entrará en una recesión peor que la de 1929. Este es un buen futuro para esos grandes capitales en el mundo que no tienen patria. Además de las áreas productivas, están los mercados de los productos financieros que también están liberándose, para no decir que están quebrando y vendiendo a bajo precio dichos productos. El exceso de capital ocioso que se encuentra como consecuencia de la crisis del 70 que reapareció en el 2008-2009, pronto va a tener dónde capitalizarse. Solo falta que los gobiernos del G20 les abran la puerta.
Sin embargo, cabe la posibilidad de que algunos pueblos y gobiernos emergentes busquen modelos alternativos de desarrollo, bien sea bajo un esquema de adecuación del keynesianismo, o bajo un esquema de la economía mixta, o bajo el esquema de la multiculturalidad, o bajo un esquema de adecuación del socialismo al capitalismo o del capitalismo al socialismo, etc. Pero en todos esos esquemas desde luego que estarán presentes los grandes capitales internacionales que no tienen patria.
El asunto está en la dimensión de la crisis, porque ya dijo el FMI cual va a ser su profundidad, como la recesión de 1929. Por lo pronto está afectando a las capas no muy altas de la burguesía junto con los segmentos menores que ella. Y desde luego a la gran masa de familias de trabajadores, bien sea que han perdido su puesto de trabajo, o que sin perderlo le han reducido su salario, etc. Los gobiernos del G20 no han dimensionado la hambruna que van a provocar con la paralización de las industrias agroalimentarias. Todavía no se agotan las existencias de las producciones pasadas y la del año pasado. Pero dicha producción tiende a agotarse y no se ha permitido su reactivación. Esa será una situación que pondrá a prueba la consistencia de los gobiernos y la capacidad de resistencia de los pobladores.
No es mala la estrategia de mandar a casa a la población para que no se contagien con el covid-19. Pero sería mejor que concentraran en uno o varios hospitales a los contagiados con el covid-19 y así los aislarán de la población para que no anden contagiando gente. No se trata de internar a los que ocupan terapia intensiva, sino de internar a todos los contagiados, ocupen o no, los servicios intensivos. De esa manera, la población puede salir a trabajar y los empresarios medianos y pequeños pueden reactivar sus empresas. Si el gobierno no tiene dinero para construir hospitales, que les concesione a los capitales ociosos la construcción y equipamiento con recuperación a largo plazo. Esta es una sana medida para evitar la crisis o por lo menos, para amortiguarla. En fin.
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