Lo peor estaría por venir, económicamente hablando

El Gobierno Federal ya reconoció tácitamente que en cuestión económica lo peor está por venir, a pesar de que ya claramente se están viendo sus estragos más inmediatos, tales como desempleo y por ende pocas ventas en el pequeño comercio y desde luego el informal. Y si ahora ya el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador está sugiriendo que la población permanezca en sus casas, a la vez ha reconocido que habrá gente que no pueda acatar esta medida como se quisiera y debiera, precisamente porque hay quienes tienen que buscar el sustento día a día.

Este pasado viernes alrededor de las 16:00 horas voy al mercado Juan Escutia a comprar cáscaras de naranja azucaradas, pero ¡oh sorpresa!, está completamente cerrado y no hay nadie en su interior como cotidianamente sucede, que se quedan algunos locatarios para acomodar su mercancía o hasta posiblemente hacer sus cuentas; ahora no, si acaso en el segundo pasillo de sur a norte se mira luz en una cremería. En una de las entradas veo un letrero que especifica que debido a la contingencia por la que atraviesa nuestro país, el mercado abrirá sus puertas hasta nuevo aviso de las 06:00 a las 15:00 horas.

Al atravesar la Plaza Principal, a un lado de la fuente de los Delfines, me encuentro a un comerciante que conocí durante los 11 años que trabajé en el Mercado de Abastos. Le pregunto que cómo le va, y muy triste me responde que de la patada, que no se ha instalado en los tianguis que acostumbra desde hace años porque no los habían dejado poner sus puestos, y que aun así quienes se habían colocado se sacaron la misma, porque no había gente para hacer su consumo. Y añade que viene de verse con otros comerciantes porque al parecer ya se les dio permiso de instalar sus tianguis, pero con un horario de las 06:00 a las 11:00, y que la reunión los había entristecido por este horario, pues esto no significaba ningún provecho para ellos porque lo fuerte de los tianguis es precisamente después de las 11:00 de la mañana. Y que estaban viendo la posibilidad de solicitar una reunión con el presidente municipal para que les ampliara el horario, porque así como quedó, no era lo más conveniente. Y ya para despedirnos me comentó que uno de los comerciantes les había dicho que posiblemente al tianguis que se pone en el boulevard Colosio le iban a permitir ponerse de las 16:00 a las 23:00 horas, algo también poco viable pero que peor era nada, así que a ver cómo le hacían, porque la situación por la que estaban pasando ya era prácticamente insostenible, porque lo poco que muchos de ellos lo poco que tenían ahorrado ya se estaba diluyendo. Y como colofón me dice este comerciante de tianguis que a quienes ya no aguantan son a los fiscales del H. Ayuntamiento, porque a los que se habían puesto cuando la prohibición los trataban como delincuentes, con mucha prepotencia y abuso de autoridad, y aunque les decían que no eran malhechores, sino gente de trabajo, aun así con gritos altaneros les indicaban que se quitaran.

Hablo por teléfono con algunas personas conocidas del Mercado de Abastos, y dos de ellas me dicen que está muerto el negocio, que han bajado las ventas considerablemente, que sí hay clientes pero obviamente no como de costumbre. Y otra de las personas me comenta que ahí va más o menos con su bodega, pero que no es lo mismo, que son los clientes de otros municipios cercanos al de Tepic los que están haciendo un poco fuerte la venta, pero que están comprando menos por ser productos perecederos lo que ofrece.

Y precisamente a los productos perecederos es a lo que le temen muchos comerciantes teniendo que levantar el tianguis a las 11:00 horas, porque se tiene entendido que la mayoría de las amas de casa, después de arreglar la casa después del desayuno, es cuando salen a comprar lo que van a utilizar para hacer la comida, y en los barrios en donde se instalan los tianguis por lo regular es gente que no tiene recursos económicos suficientes para comprar para toda la semana, así que si se tienen que levantar de la venta a las 11 de la mañana, pues corren el riesgo que las frutas, verduras y legumbres se les queden y se les echen a perder, por lo que ahora sí, para dónde se hacen los comerciantes.

Lo que sí es un hecho palpable, es que para algunos servidores públicos una emergencia les sirve para dar rienda suelta a sus instintos más dictatoriales. Y que creen que a los comerciantes les están haciendo un favor estableciéndoles horarios que son más perjudiciales que benéficos.

Sea pues. Vale.