Un petardo para tantear la presión ciudadana
Sergio Mejía Cano
11 de febrero de 2020
Una cosa muy notoria es que ahora en este sexenio se aprovecha más que en otros cualquiera noticia o mitote para difundirlo, sobre todo en las redes sociales, que por cierto antes no existían y que quizá por eso hoy en día corre como reguero de pólvora una información más tergiversada que real, como el tema de las pensiones que en cierta forma asustó a mucha gente tanto pensionada como por pensionarse, sobre todo en el IMSS.
Me llama un compañero pensionado preguntándome si era cierto que nos iban a quitar la pensión, después me encuentro a otro compañero también pensionado y me dice que se enteró que nos iban no a quitar, sino a recortar nuestra pensión del IMSS. A ambos les pregunto si ya vieron las noticias de bien a bien, uno de ellos me dice que como ya no cree en lo que dicen en la tele desde que supo que casi nada era cierto, ya no ve ningún noticiero, y el otro pensionado me dice que no tiene tiempo de eso, cosa que me extrañó, porque si hay algo entre muchos pensionados es que si algo nos sobra ahora es precisamente tiempo. Pero bueno, cada quién.
Obviamente que de inmediato se incomoda uno cuando se habla de las pensiones, pero ya una vez aclarado el asunto de que era nada más una jurisprudencia ya emitida con anterioridad por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en otras dos ocasiones, y que esta era la tercera vez que la emitían y que se refería a que como siempre se ha sabido, que la ley de 1973 establece que tiene el tope de 10 salarios mínimos para hacer la evaluación de cuánto le toca de pensión a una persona, y que la ley de 1997 habla hasta de un tope de 25 de estos salarios para calcular la pensión, pues como que quienes nos pusimos a investigar sobre el asunto ya nos quedamos un poco más tranquilos porque todo seguiría igual, como siempre ha estado trabajando el IMSS; y más tranquilos aún cuando en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, el mismo director del IMSS, Zoé Robledo Aburto, aclaró el asunto de tal manera que por lo pronto calmó los ánimos de quienes ya se veían sin pensión o reducida esta; aunque n
o faltaron voces que indicaban que tal vez esto no fue sino un petardo para sopesar la presión ciudadana o como se dice coloquialmente: para tantear el agua a los camotes, porque en lo que sí se ha puesto mucho énfasis es en que a la gente por pensionarse le convendría más recurrir a la ley del 97 que es la que ofrece un tope de hasta 25 salarios mínimos y no la ley del 73 que topa en diez de estos salarios mini, algo por demás incongruente, ya que desde que se reformó la ley del IMSS, se cuestionó la del 97 que vendría a ser más perjudicial para todo mundo y que por lo mismo, muy pocos mexicanos tendrán la oportunidad de llegar a pensionarse debido a que se requieren un mínimo de 1250 semanas cotizadas y no 500 tal y como lo establece aún la ley del 73, y aunado a esto el que ya no existan trabajos en donde desde un principio hasta el fin de la vida laboral podría estar un trabajador, y con la deshonestidad de algunos patrones que no aseguran a sus trabajadores por lo que llegar a cotizar 1250 semanas ante el IMSS será si no imposible, sí mucho muy difícil.
Hasta junio de 1982 los trabajadores del Ferrocarril del Pacífico, S.A. de C.V., contábamos con servicio de médico y medicinas exclusivo, personalizado, con hospitales propios de los trabajadores y empresa, nomás que cuando se terminaba la relación laboral ya fuera por fallecimiento o por otras razones no inherentes a la empresa ferroviaria, se terminaba dicho servicio médico tanto para el extrabajador y la familia; sin embargo, aun así era preferible tener este servicio debido a la buena atención y por no tener que pasar por los viacrucis que nos contaban familiares afiliados al IMSS, y más porque a fin de cuentas si bien no tendríamos pensión, sí tendríamos nuestra jubilación por parte de la empresa.
Antes de 1982 se comenzó a oír el rumor de que se nos pasaría al IMSS a los ferrocarrileros, cosa que prendió la mecha porque la gran mayoría queríamos seguir con nuestro servicio médico contractual, así se nos bajara el cielo y las estrellas de que perteneciendo al IMSS llegaríamos a tener nuestra pensión en la vejez. Quienes nos oponíamos era por mejor tener buen servicio médico de momento y porque una pensión en ese momento era incierta. Así que se nos afilió al IMSS, y a los trabajadores próximos a jubilarse se les dieron 500 semanas de cotización, y a los demás trabajadores 150 semanas.
Sea pues. Vale.
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