Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

Muchos empresarios e industriales quizás se sienten ofendidos

Sergio Mejía Cano

07 de febrero de 2020

La incomodidad que causan las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador  (AMLO) en varias personas, de inmediato son aprovechadas por sus detractores con la esperanza de que mientras más se critique mediáticamente lo dicho por el jefe del Ejecutivo, podría agregarse más inestabilidad a la que ya existe.

Ahora que AMLO ha dicho que enviará  al Congreso de la Unión una iniciativa para que los días festivos se celebren el mismo día en que caiga la fecha histórica, de inmediato se soltaron las críticas, sobre todo de los empresarios del turismo, así como de algunas cadenas comerciales diciendo que con esta medida se estaba atacando la economía y al turismo, pues al haber los fines de semana largos se incentiva el mercado turístico, la también llamada industria sin chimeneas, haciendo una derrama económica muy significativa para este ramo, y algunos empresarios de tiendas departamentales adujeron que así se mataría el famoso y popular “buen fin”. Pero lo único que queda claro es que lo que más les importa a estos empresarios son sus propios intereses, y la historia del país para nada les importa porque no les deja ningún tipo de ganancias, haciendo evidente que mientras a ellos les vaya bien, pues que el mundo ruede y que el país se vaya al abismo. Aunque paradójicamente, es precisamente y gracias a esos días fes
tivos que poco o nada les interesan a los empresarios, que se hacen los fines de semana largos o como se les ha dado en llamar: puentes.

Sin embargo, no se explica uno el porqué tanto argüende por regresar la celebración de los días festivos a su propio día, pues hasta antes de 2006 estos días se festejaban en su misma fecha haciendo un día de asueto, porque en este estatus también llega a haber fines de semana largos que es en realidad lo único que les preocupa a los empresarios turísticos, con la salvedad de la posibilidad de que el día festivo caiga en lunes o viernes, porque lo malo para mucha gente era cuando caía a media semana; pero de todos modos, hasta antes de ese año a nadie molestaba que no hubiese “puentes largos” generados a propósito en una reforma al artículo 74 de la Ley Federal del Trabajo, reforma que se hizo principalmente para incentivar la economía, cosa que ahora temen en caso de que los días festivos nacionales se celebren y conmemoren en su misma fecha.

Y a propósito de empresarios, ahora los industriales de los “alimentos” etiquetados están mostrando su inconformidad ante la nueva Norma Oficial Mexicana (NOM) que los obliga a poner en las etiquetas de sus productos el contenido de los mismos, que por lo regular es pura química artificial que podría dañar el organismo humano sin ton ni son; y su disgusto es tal, que sin medir sus palabras fehaciente y públicamente han declarado que con esta medida sus ventas bajarán queriéndose llevar en su remolino a las tiendas de abarrotes y en el caso de la industria panadera, los panaderos industrializados afirmaron que era una competencia desleal porque a la panadería tradicional no se le estaba exigiendo lo mismo que a ellos; sin tomar en cuenta que no es lo mismo el pan embolsado al que se le tienen que añadir infinidad de químicos para su conservación que el pan tradicional que no necesita tantos colorantes y saborizantes artificiales como el embolsado.

Pero el caso de la comida industrializada la cosa podría ser mucho más grave precisamente debido a toda la química que conllevan en su elaboración, tales como conservadores, saborizantes y colorantes artificiales y un sinfín de química que según se ha documentado, la mayoría de estas substancias químicas son altamente dañinas para el cuerpo humano. Sin embargo, no se entiende por qué se asustan estos industriales de la comida enlatada y embolsada, porque es raro que alguien lea la etiqueta antes de consumir alguno de los productos embolsados o enlatados, pues la mayoría de los mexicanos no tenemos esa cultura de leer etiquetas de ningún empaque a menos que se nos haya instruido; y aun así, pues podría ser llamarada de petate de que al principio de que se anuncie que las etiquetas de los productos traerán claramente una lectura de qué están hechos, mucha gente le pondrá atención, pero ya pasado algún tiempo razonable todo pasará al olvido y se seguirán consumiendo en la misma forma que hasta hoy en día.

Lo malo en todo esto, es que hay padres de familia que les compran a sus hijos productos que podrían ser muy dañinos, pero que se los compran porque a ellos les gustan.

Sea pues. Vale.

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