Los beneficios a un año de haber llegado al poder público
Octavio Camelo Romero
14 de diciembre de 2019
Con Miguel de la Madrid Hurtado se incrustaron unos “jóvenes tecnócratas” provenientes de las universidades norteamericanas que a la postre algunos serían Presidentes de la República y otros funcionarios públicos de primer nivel, y cuyo objetivo central sería hacer de México un país totalmente dependiente de los Estados Unidos de América. Simplemente se trataba de debilitar al máximo la fortaleza económica del Estado Mexicano, de convertir al gobierno nacional en simple servidor de los intereses del capital transnacional norteamericano, de transformar la industria nacional en una industria accesoria de la industria estadounidense, de convertir a los mexicanos en una mano de obra barata para que los capitales transnacionales de Estados Unidos pudieran producir a bajo costo tanto dentro de México como de la Unión Americana; para ello habría que exportar mano de obra a USA como cualquier otra mercancía, etc.
Ese modelo político dejó a la gran mayoría de los mexicanos en la pobreza alimentaria y en la miseria, en la indigencia y, a un reducido número de capitalistas, en la opulencia. Este desequilibrio, esta contradicción social, Andrés Manuel López Obrador quiere por lo menos, aminorarla si es que no se pueda resolver dentro del capitalismo.
El ominoso “Pacto por México” del PRI, PAN y PRD, despoja al Estado de la Revolución Mexicana de sus industrias, de sus tiendas, de sus transportes, de sus medios de comunicación, de sus pertenencias, para pasarlas a precio de ganga a manos de empresarios nacionales y extranjeros. El Gobierno del Presidente López Obrador trata de recuperar algunas de las antiguas empresas estatales y paraestatales, con el propósito de fortalecer al Estado Mexicano y devolverle la función de ser, un Estado promotor del desarrollo. Con esa intención se estructura el presupuesto de egreso del 2020 y la actual política económica del país.
Al lado da la quiebra de las micros, pequeñas y medianas empresas, de la fractura de la industria agroalimentaria, de la transformación de la agricultura mexicana en mercado estratégico norteamericano, surge la desocupación masiva, brota la pobreza alimentaria y la pobreza extrema y se desarrolla el bracerismo. A los jóvenes no les queda otra alternativa más que enlistarse en los órganos e instrumentos de violencia, ya sea en el ejército, policías, narcotráfico, etc. Por ellos surgen las políticas sociales de las becas, de apoyos para aprender un oficio, de los pequeños préstamos, etc.
NO se puede caer en las falsas ilusiones de la economía política vulgar, de que con el desarrollo del capitalismo se resolverán todos los problemas que aquejan al país. Ciertamente se requiere dar empleo no solo a los desempleados que viven en el territorio nacional, sino también a los deportados e inmigrantes que no pueden pasar la frontera. El Estado de la Revolución Mexicana tenía mucha claridad sobre este asunto y por eso creo, por eso generó las empresas del Estado y de participación estatal. Y a la par, tenía programas sociales de asistencia para garantizar el abasto de alimentos y para dar empleo en los lugares inhóspitos o donde las circunstancias lo requerían. No importa si el empleo es formal o informal, lo importante es que los mexicanos y los migrantes tengan empleo. La Secretaría de Hacienda quiere la formalidad del empleo para cobrarle impuestos. Pero México todavía no está en condiciones para que todos los que trabajan paguen impuestos. Por eso es una exigencia que el Estado Mexicano vuelva a
Ser un Estado económicamente fuerte. En fin.
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