Se dice que 20 años no es nada
Sergio Mejía Cano
27 de octubre de 2019
El tema del día y que quizás perdure un buen tiempo es la sentencia del exfiscal de Nayarit Edgar Veytia, que se le dictó en los Estados Unidos de Norteamérica por 20 años, más otros cinco bajo vigilancia. Entonces ahora queda ver que secuelas trae esta sentencia que muchos nayaritas esperaban que fuera a cadena perpetua; sin embargo, la mujer que fungió como juez se compadeció del señor Veytia dizque porque les llegó a dar comida a los pobres.
Obviamente que de este comportamiento altruista del exfiscal de Nayarit no se supo o si alguien se dio cuenta de que daba de comer a los pobres, pues no lo dio a conocer, porque hoy que es tema insalvable, al preguntarle a varias personas si tienen conocimiento de que Edgar Veytia tenía ese corazón para compadecerse de gente pobre a tal grado de darles de comer, todos coinciden en una cosa: no lo pueden creer, ya que lo creen imposible dado el carácter que se dice ser de tanta bajeza de esta persona; y si acaso le dio de comer a alguien habrá sido en descargo de conciencia al dejarlos supuestamente sin tierras o algún otro bien inmueble.
Es posible que esta sentencia traiga alguna cola que golpee a algunos personajes de la vida pública del estado nayarita, porque tal vez en descargo, el exfiscal haya dicho algo para no irse solo y así poder llevarse entre las patas de los caballos a alguien más, a menos que todo esté bien instrumentado y por lo mismo tenga que soportar solo su calvario a sabiendas de que estará siempre muy bien protegido por sus posibles secuaces que estarán cuidándole sus bienes adquiridos aparentemente con muy malas artes; bienes económicos que presumiblemente no podría tener por abolengo ni de alcurnia porque se ha documentado que antes de entrar a laborar al servicio público no era persona pudiente en el sentido literal de la palabra.
Y obviamente que habrá que esperar que aparezcan personas que traten de hacer leña del árbol caído porque las cosas se podrían prestar para eso y más, como por ejemplo que ahora que ya está asegurado por los gringos, comiencen a aparecer más denuncias de despojos, amenazas y hasta posibles desapariciones, algunas tal vez ficticias y otras corregidas y aumentadas pero todas con el sustento de que ya se le han comprobado varios ilícitos en contra de ciudadanos nayaritas y de otras latitudes.
Se dice que hay gente que se ha quedado callada debido al temor de saber que aún hay gente ligada al exfiscal Veytia caminando libremente por las calles de Tepic, y por aquello de las posibles represalias mejor permanecen en un bajo perfil y más, por no saber si en cuanto vayan a levantar una denuncia en contra de Veytia, alguien se dé cuenta y trate de intimidarlos. Sin embargo, ya con la sentencia confirmada encima de sus hombros, los hombres que aún estaban esperanzados en que su jefe saldría libre en un corto plazo y así cobrarían las afrentas recibidas, ahora esa esperanza podría estar desvaneciéndose más rápido que un helado bajo el Sol, por lo que a la mejor esos elementos que estaban atenidos al poder de su jefe preferirán poner pies en polvorosa por aquello de no te entumas, pues el poder que ostentó alguna vez el exfiscal Edgar Veytia también se está empezando a diluir y por más poder que haya adquirido Veytia, este poder es regional y nada más, porque era un peón que servía para ciertos trámites y fines y nada más. Por lo que ahora que estará 20 años encerrado y cinco más siendo vigilado en todos sus pasos, es probable que los jefes de Veytia consideren que en sí, encerrado de poco les podría servir, por lo que si es abandonado por sus jerarcas ya no podrá ofrecer más garantías a su pandilla, por lo que posiblemente ya lanzó el grito mediante algún código de “sálvese el que pueda”.
En la canción de “Volver” se dice que 20 años no es nada; sin embargo, para una persona ya cercana a los 50 años de edad podrían ser muchos, y por más diferentes que pudieran ser las prisiones estadounidenses en comparación de las mexicanas, es probable que allá no tenga los privilegios que aquí podría tener; pero como dice otra canción: aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión”, y para una persona como Veytia que vivió sus últimos años en libertad haciendo lo que se le antojaba, el estar encerrado podría ser más que traumatizante. Además es obvio que una pandilla no se puede dirigir igual hablando directo que a través de mensajes o traductores, por lo que es posible que el poder de Veytia ya se diluyera casi por completo.
Sea pues. Vale.
Comentarios