La visión tripolar del mundo oculta a la ciencia de la economía política
Octavio Camelo Romero
05 de Julio de 2019
Con Hegel supimos que la dialéctica de por sí no nos hace materialistas ni mucho menos marxistas. Su dialéctica aplicada al realismo hegeliano sirvió para que grandes pensadores como Marx, Engels y Lenin entre otros, construyeran la crítica de la economía política y de la teoría del Estado. Por eso, no basta que nos digan que sus análisis son dialécticos para convencernos de que son científicos.
Para la economía política vulgar, y en una visión reduccionista, con la presencia en el mundo de la URSS y EEUU, se tenía un orden mundial bipolar. Para ellos, al sufrir la URSS una implosión y desaparecer, quedando sólo EEUU en el mundo, surge el orden mundial unipolar. Como consecuencia de la unipolaridad, los Estados Unidos dominan militar y financieramente con el dólar, al mundo, con lo cual surge la globalización y el neoliberalismo. Pero dos países evolucionan y se desarrollan, Rusia y China. Rusia se convierte en la primera potencia nuclear y China en la segunda potencia económica, del mundo. Motivo por el cual se dice que ya hay un orden mundial tripolar: Rusia-EEUU-China. Más aún, como ya no puede haber un solo dueño del mundo porque ahora hay tres posibles dueños, entonces se dice que la Unión Europea se la pueden dividir en tres regiones o partes, una para cada una de las potencias y, que el mundo o planeta se lo van a dividir también en tres porciones planetarias. Y que por eso la globalización ha
llegado a su final, a su muerte, y en su lugar surge la regionalización. Por eso se antepone lo regional a lo global, lo regional para que Rusia, Estados Unidos y China se repartan el pastel planetario en tres partes. Y para darle un toque de cientificidad, nos dicen que estos sesudos análisis son dialécticos. Y surgen los paladines de esta dialéctica, a todas luces vulgar, anticientífica y metafísica.
Michael Klare, profesor emérito de Hampshire College, connotado especialista en estudios de paz y seguridad mundial, interpreta que Trump se adhiere al concepto nodal estratégico de un orden mundial tripolar. Considera que sería un grave error de juicio denostar a Trump por carecer de una política exterior coherente. Todo lo contrario: el orden tripolar, rompe radicalmente con el fin del paradigma de la guerra fría, en el que Rusia, China y EU cada uno asumiría responsabilidad para mantener la estabilidad dentro de sus respectivas esferas de influencia, mientras cooperan para resolver las disputas donde se traslapen tales esferas.
La Declaración Conjunta del Mundo Multipolar y el Establecimiento de un Nuevo Orden Internacional de1997, según Klare, contiene la mayor parte de los principios nodales en los que se sustenta la política exterior de Trump. Michael Klare hace hincapié en la entrevista de Trump a Maggie Haberman y David Sanger en marzo del 2016 al NYT, donde se deslinda del unicentrismo de EU que contaba con el apoyo de la Unión Europea y la OTAN, a la que calificó de obsoleta, donde EU jugaba el papel de policía global que lo había empobrecido y beneficiaba a sus aliados europeos que invertían poco en su defensa.
Trump asentó su visión nacionalista que concuerda con la tripolaridad: hacer de EU el país más poderoso del mundo; proteger las fronteras de EU mediante la seguridad de la inmigración; y su antiglobalismo.
Este es un ejemplo del análisis sesudo de los nuevos científicos sociales de la tripolaridad, mejor aún, de la multipolaridad del orden mundial actual. En fin.
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