La nueva moralización de la vida socioeconómica de México
Octavio Camelo Romero
03 de Marzo de 2019
Moral es el conjunto de creencias, costumbres, valores y normas que sustentan las conductas y prácticas de las personas que viven en una cierta comunidad o sociedad. Por eso cada época de la humanidad y cada segmento social tiene su moral. En este sentido, se puede decir que dada la diversidad de segmentos sociales, existe una diversidad de morales particulares sin desconocer la existencia de rasgos comunes de tales moralidades.
En las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado se hablaba de la moral de la Revolución Mexicana. Posteriormente y hasta nuestros días se habló de la moral del neoliberalismo. Y con el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador se habla de la nueva moral sustentada en la no-corrupción, en la transparencia, en la no-impunidad, etc. Sin embargo, el gabinete del Ejecutivo y la pluralidad del Legislativo están constituidos por representantes de esa gama de moralidades, lo cual objetivamente nos lleva a considerar que al interior de los integrantes de los Poderes de la Unión coexisten diferentes morales. Esta situación necesariamente se reflejará en la interpretación que las diferentes expresiones de la moralidad hagan de la “nueva moral”. Y como la moral se traduce en conductas, veremos una variedad, en ocasiones disímbolas, de conductas de funcionarios del gobierno y de legisladores, federales.
Ante esta realidad de la pluralidad de morales y de conductas, algunos segmentos sociales incrustados en el aparato del Estado Mexicano, entrarán necesariamente en conflicto con otros segmentos. Y de manera lógica se dará una lucha ideológica-política entre ellos y contra los representantes de las viejas morales. Por eso veremos, al igual que en el Fondo de Cultura Económica, definiciones ideológico-políticas para el actuar. La revista “Trimestre Económico” del FCE acaba de constituir una dirección colegiada, una especie de “Soviet” de dirección, el cual está integrado por representantes teórico-políticos de una amplia banda cuyos límites extremos son Marx y Keynes. Y que además se proponen combatir teórica, ideológica y políticamente al neoliberalismo; ideología y teoría que algunos actores del Gobierno de la República y de los Poderes Legislativo y Judicial ostentan y sustentan su actuación.
Por lo pronto, la revista económica del FCE tiene que demostrar que el neoliberalismo nada tiene que ver con la ciencia, que es un aspecto político-ideológico del capital que satisface su necesidad objetiva de tumbar las barreras territoriales para desarrollar su movimiento, su circulación, a nivel de todo el planeta sin ninguna restricción. Por otra parte, tiene que desentrañar la trabazón existente entre el neoliberalismo y la teoría neoclásica; esta última es la teoría preferida del prestigiado El Colegio de México, centro educativo y formador de cuadros técnicos para la administración pública, o sea, para el Gobierno.
La Teoría Neoclásica está constituida fundamentalmente por dos teorías, la teoría neoclásica de la producción y la teoría neoclásica del consumidor. Es una teoría que se construye deductivamente a partir de unos axiomas. Sin embargo dichos axiomas ni sus postulados son sometidos a prueba empírica y tampoco a análisis de consistencia lógica. El esquema deductivo permite construir teorías no-científicas cuando no se someten a la práctica los axiomas, postulados y deducciones, ni a un análisis de consistencia el cuerpo del punto de partida. La revista Trimestre Económico del FCE tiene una gran tarea. En fin.
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