Ambulantes y comercios que impiden el paso
Sergio Mejía Cano
01 de Marzo de 2019
Una de las promesas de la actual administración municipal de Tepic fue que se atendería a fondo el ambulantaje, el comercio informal en sí, y si bien se erradicaron a algunos vendedores de la Plaza Principal, algunos de los vendedores instalados ahí de antaño han persistido, y de vez en cuando como que otros quieren volver a instalarse nuevamente, por lo que a veces se miran de vez en cuando a otros vendedores que antes ya no se veían o que a la mejor son nuevos.
Sin embargo, en las calles aledañas a la Presidencia Municipal y más allá, se ve claramente que el comercio informal se ha incrementado enormemente y quizás no tanto porque tal vez hayan cambiado de lugar a los vendedores que antes estaban en la Plaza Principal, sino porque posiblemente debido a la crisis económica, falta de empleo y pérdidas del mismo, mucha gente al no tener otra opción para obtener el sustento de sus familias, le busca en lo que sea siempre y cuando sea en forma lícita, aunque existe la posibilidad de que haya personas que sea tal su desesperación que tengan que recurrir a otras formas de buscar comida qué llevar a sus casas; y desde luego, gente que ya le halló el gusto a vivir sin trabajar aprovechándose de la inocencia o ingenuidad de otras personas.
Pero volviendo al ambulantaje en el Centro Histórico (CH) de la capital nayarita, si de por sí las aceras o banquetas son muy estrechas, con la instalación de vendedores ambulantes el paso para los peatones cada día se hace más difícil. Como por ejemplo la acera poniente de la calle Veracruz entre las calles de Hidalgo y Zapata, pero más cargado a la Hidalgo en donde ya al caer la tarde se instalas vendedores de todo tipo, porque principalmente pegado a la Hidalgo se pone un vendedor de arrayanes y nanchis, enseguida uno ofreciendo semillas de calabaza y cacahuates en diversas formas y pegado al arrollo vehicular están dos contenedores de basura que hacen que se estreche el espacio para quien va caminando por ahí; y un poco más adelante están unos teléfonos públicos que al parecer ya nadie utiliza y a un lado, está un joven ofreciendo papas fritas y un poco más adelante al lado exterior de la banqueta está una señora vendiendo elotes y en puro enfrente de ella, una muchacha vendiendo tamales, por lo que si ambas vendedoras tienen clientes, ya no dejan espacio para que los peatones puedan caminar sin dificultad, y aparte de vendedores, clientes y peatones, se engruesa el bulto de gente con las personas que están esperando el camión o la combi que, por cierto, hacen su servicio de bajar y abordar precisamente ahí mismo dejando muchas de las veces toda la cuadra libre y con la fila de otros vehículos atorados que llegan hasta la avenida México.
Y por esta misma acera de la calle Veracruz, si bien ya no hay otros puestos más que a veces uno que otro que se retiran temprano como el señor que vende “istete”, algunos de los comercios ahí establecidos tienen mercancía en mostradores que invaden la banqueta, por lo que en horas pico en que se aglomera la gente para esperar su camión, para quien tiene que seguir caminando tiene que bajarse de la banqueta con el peligro que esto representa o tratar de caminar pegada a los comercios buscando la manera de no enredarse con los mostradores que esos comercios establecidos han sacado casi hasta la mitad de la acera.
Y por esta misma banqueta de la calle Veracruz, pasando la Zapata, justo en donde están unos cajeros automáticos de Telmex, también hay vendedores ambulantes que tienen unos triciclos en donde ofrecen su mercancía pero que ocupan más de media banqueta.
Sería prolijo enumerar todas las calles en donde para los peatones les es muy trabajoso caminar con facilidad, pues como quedó dicho, las aceras son muy estrechas y habiendo clientes en estos puestos, poco margen queda para caminar, como en la calle Puebla a un costado del mercado Juan Escutia casi al llegar al andador Amado Nervo en donde por la tarde un señor que vende granos de elote por lo regular siempre tiene largas filas de clientes que entorpecen el paso peatonal por dicha acera, porque aparte del elotero también están los que venden churros y elotes asados y a veces una trimoto cuyo conductor ofrece tamales de elote y camarón pelado.
Pero no nada más es el ambulantaje el que estorba el paso de los peatones, porque la mayoría de los comercios establecidos tienen su mercancía en mostradores portátiles que invaden las aceras y hasta colgadas de sus sombrillas o marquesinas.
Sea pues. Vale.
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