Trágico suceso por una imprudencia
Sergio Mejía Cano
20 de Febrero de 2019
Este 18 de febrero de 2019 sucedió un terrible y fatídico accidente en una comunidad denominada como “Coyotes”, en las inmediaciones de la ciudad de Aguascalientes, Aguascalientes, en donde un tren de carga impactó a una pipa cargada de combustible (se dice que era gasolina). Lamentable tragedia que sin ir más allá, se podría afirmar de inmediato que se debió a la imprudencia del conductor de la pipa que transportaba ese material peligroso.
Imprudencia a fe ciega, porque el chofer de la pipa no respetó la preferencia de paso del tren en ese crucero público a nivel que según los que conocen el lugar y por las fotografías y videos que se recibieron a través de las redes sociales y posteriormente en los medios informativos, en ese crucero hay una amplia visión pues es un tramo de vía recta y sin edificios o arbustos que estorbaran la vista del conductor de la pipa. Así que este chofer no hizo alto total cinco metros antes de llegar al riel más cercano, tal y como lo señala el Reglamento General de Autotransporte Federal, por lo que tal vez sin importarle las consecuencias y a pesar de que pudo haber visto la cercanía del tren, no detuvo su marcha ocasionando con esto una tragedia que enlutó por lo menos a dos familias de las que dependían las del conductor y la del maquinita que se informa son los que fallecieron, quedando mal heridos un garrotero y un practicante de maquinita de camino que iba a bordo haciendo méritos para su ascenso.
En fotos y videos se observa a dos varones con fuertes quemaduras y según los medios informativos, son los que viajaban en la pipa que también se incendió al igual que las máquinas que arrastraban las unidades del tren.
E insisto en la imprudencia del conductor de la pipa porque no hay otra explicación, ya que de haber cumplido con su responsabilidad, y más por llevar una carga tan peligrosa, debió haber extremado sus precauciones no nada más al llegar a un crucero público a nivel con las vía férrea, sino a su paso por zonas pobladas en donde toda precaución es poca.
Pero de que hay choferes de vehículos automotrices atrabancados y que prefieren quedar entre fierros retorcidos a esperar máximo cinco minutos mientras pasa el tren, prefieren aventarse a tratar de ganarle el paso al tren dizque para no entretenerse. Decisión que redunda la mayoría de las veces en fatales consecuencias.
En lo personal cuando me vi involucrado en algún accidente en un crucero a nivel, en mi calidad de trenista, no faltó el conductor de un vehículo automotriz que alegara que no habíamos pitado u otros más aventados que exigían que la empresa ferroviaria les tuviera que pagar todos los daños sufridos a sus vehículos. Cierta vez al decirle a un chofer que eran puros daños materiales y que mejor se fuera del lugar de los hechos porque le iba a salir más caro si se ponía con Sansón a las patadas, más de uno alegó diciéndonos a los trenistas y locomotoristas que ya íbamos a salir con la mamada de que el tren no se sale de la vía para atropellar carros; ¿y acaso se salió de la vía el tren en esta ocasión?, se les decía y con eso se quedaban callados y algunos salían con lo clásico de que el tren iba a exceso de velocidad, que no pitó, etcétera.
Este lamentable suceso me trajo a la mente otro en circunstancias similares pero que pasó en un crucero público a nivel con la carretera número 15 que se encuentra al norte de la población de Amatitán, en el estado de Jalisco.
Resulta que andaba un tren de trabajo (de los que se dedican a levantar material o arreglar la vía) entre las poblaciones de Amatitán y Tequila, y al pasar por dicho crucero localizado aproximadamente en el kilómetro T-1704, se le atravesó una pipa cargada con gas. El impacto fue inevitable, por lo que debido a la carga de la pipa y alguna posible chispa por la fricción de fierro contra fierro, la pipa explotó cobrando la vida del maquinista, de su ayudante y de un garrotero. De la persona que conducía la pipa no recuerdo qué le pasó, si la libró o también se quemó.
Una anécdota curiosa en la que se podría aplicar aquello de que al que le toca, le toca, es porque cuatro horas antes, el conductor del tren cambió de posición al garrotero del cabús mandándolo a la máquina y al de la máquina al cabús, y esta decisión fue la que salvó la vida al garrotero que cambiaron al cabús, ya que de haber ido en la máquina hubiese sido el fallecido. Y la decisión del cambio de posiciones se debió a que el garrotero fallecido era prestado de otro ferrocarril.
Sea pues. Vale.
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