Las educaciones prenatal e inicial nada tienen que ver con las guarderías y las estancias infantiles
Octavio Camelo Romero
17 de Febrero de 2019
Asumir ideas acerca de las cuestiones sobre la estimulación infantil presupone contar por lo menos con un marco teórico-metodológico y una cierta experiencia empírica. Dicha estimulación tiene por objetivo “potencializar” todas las capacidades y habilidades de los niños desde antes de su nacimiento. El individuo necesita ser estimulado, y cuando la estimulación se realiza desde la etapa prenatal, los resultados son asombrosos en el desarrollo del niño o de la niña en su vida intrauterina y posterior a ella. En este sentido, la enseñanza, desde la vida intrauterina hasta los 1000 días de nacidos, debe ir por delante y debe ser, a su vez, guía e instrumento del desarrollo de todas las potencialidades del niño o de la niña en ese periodo de vida.
Desde antes de nacer y hasta los mil días de nacidos, los niños construyen una especie de matriz con un entramado de redes neuronales que a especie de basamento, servirá para el ulterior desarrollo de habilidades y capacidades. Sobre esta plataforma se construirán más circuitos neuronales según sea el medio social en que vivan y la educación que los niños reciban. Por eso, la educación prenatal y la educación inicial nada tienen que ver con las guarderías infantiles y las estancias que son también guarderías, pero que además surgieron, pensando en las madres que trabajan y no en el desarrollo de los niños.
Los niños y las niñas deben recibir cierta estimulación que promueva su desarrollo, esto es, que no se detenga en reafirmar lo ya logrado, sino que tal estimulación sea un elemento potenciador del desarrollo de sus habilidades, capacidades, actitudes y emociones. Ninguna cualidad psíquica, y en particular intelectual, posee una naturaleza fija e inmutable; son un producto socio-espacio-temporal y resultado de la estimulación de las estructuras internas; por lo tanto, la naturaleza de las cualidades psíquicas es variable, esto es, modificable. Lo interno es lo externo interiorizado o, dicho de otra forma, lo interno es la interiorización de lo externo. Por lo tanto, el aprendizaje o la vivencia es la apropiación de la esencia de los procesos externos que realiza el sujeto a través de su actividad y de su comunicación con los demás. Lo interno ya formado juega un cierto papel en determinado momento, adquiriendo fuerza, autonomía e independencia como una condición para la continuidad y ulterior formación complej
a de los sistemas psicológicos. Con base en estos planteamientos, el niño o la niña, deberán de encontrarse inmersos en un ambiente de estimulación que por sus características se constituirá en una educación desarrolladora.
Las bases neurales del desarrollo de las múltiples habilidades y capacidades humanas están dadas por el fenómeno de la plasticidad cerebral, esto es, de la maleabilidad del cerebro. Cualquier cambio conductual o de respuesta a ciertos estímulos, las diferencias individuales para responder a demandas internas y externas, o el potencial para cambios pueden ser tomados como ejemplos de dicha plasticidad. Por ello, resulta indispensable para el descubrimiento de los “talentos” la detección temprana de las posibilidades del desarrollo de ciertas habilidades o capacidades, así como la puesta en práctica de los sistemas de intervención que propicien tal desarrollo.
Vigotsky al descubrir las correlaciones dinámicas y complejas entre los procesos del desarrollo y la enseñanza, consideró que la enseñanza va delante del desarrollo y que en los niños, siempre se presentan periodos durante los cuales son especialmente sensibles a la influencia de la enseñanza, a la percepción de uno u otro campo del saber; Estos periodos son llamados “periodos sensitivos” y ocurren cuando el organismo reúne determinadas condiciones morfológicas y funcionales propicias para el desarrollo de cierta potencialidad. Los periodos sensitivos se dan en lapsus de tiempo que en ocasiones son cortos, lo que justifica la necesidad de una estimulación constante y sistemática. En fin.
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