Chisgarabís
Oscar González Bonilla
15 de Febrero de 2019
NOS TAPARON EL POZO
La mañana de este miércoles, mientras preparaba mis utensilios de labranza, o séase instrumentos de trabajo reporteril, desde la puerta de mi casa escuché un grito: “Vengo a taparles el pozo”. Qué cabrón atrevido será, pensé. Me asomé por la ventana y vi la figura conocida de Julio, vecino en la unidad habitacional “El Mirador” de Tepic.
Me encaminé hacia la calle, pero mi esposa se adelantó en salir (seguramente ella estaba más urgida). A la mitad de la rúa, Esteban Baca Calderón esquina con Tlatelolco, llamaba la atención el enorme vehículo que he escuchado al común de la gente nombrarle “trompo”, es decir, una revolvedora de concreto que se utiliza en techos y otros menesteres de la construcción.
En el acto, Julio se dio a la tarea de vaciar concreto en bache de buenas dimensiones que se hallaba a la mitad de la calle cerca de la reja de la alcantarilla. Otro vecino con pala en mano lo ayudó a distribuir la mezcla en el hoyanco producido por las permanentes lluvias, corrientes del agua y paso constante de vehículos por el sitio. La profundidad había rebasado por mucho la pequeña capa de asfalto, presentaba ya serio obstáculo, así como riesgo, para los automovilistas.
Mi mujer y yo advertimos ese peligro, por tanto habíamos quedado que en la primera oportunidad pediríamos a amigo trabajador de la construcción nos hiciera el favor, mediante pago, que es lo peor, nos tapara el pozo. Frente a nuestro domicilio cada día era más grande y profundo.
Pero Julio nos llegó de repente. Cuando echó a andar el armatoste mediante la fuerza del motor del “trompo” y trepar para ubicar cada artefacto en el lugar adecuado para el vaciado, le pregunté si fue enviado por Javier Castellón, alcalde de Tepic. No, me gritó desde lo alto del camión donde maniobraba. Luego que bajó, de boca a oído me dijo que trabaja con Castillo, me imaginé que se trata de una empresa privada.
Enseguida explicó a mi esposa que el resto del concreto que queda en la unidad después de vaciar en algún edificio en construcción o cualesquiera otros trabajos en la materia, por su cuenta y riesgo lo destina para tapar baches, como así lo hizo esta vez por la calle Tlatelolco donde se ubica su casa en la unidad habitacional “El Mirador”.
Julio César Atienzo Carrillo es un joven padre emprendedor, nada le da flojera, le entra a la chinga, dijeran en mi rancho: La Labor, municipio de Santa María del Oro. Arrea todo tipo de oficio con tal de por ese medio obtener dinero para la manutención de su familia. Ojalá y esta acción de beneficio social no provoque represalias en su contra por parte del propietario de la empresa para la cual trabaja, pues tengo bien comprobado que el acomedido nunca queda bien.
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