Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

El zacatito vacilador en la palestra

Sergio Mejía Cano

06 de Noviembre de 2018

Era común que para los niños que nacimos a principio de la década de los años 50 el siglo pasado, que al andar jugando en la calle con otros amiguitos del barrio, en la Perla Tapatía, de pronto nuestros padres nos dijeran “háganse para acá o métanse a la casa porque allá viene un marihuano”; sin embargo, con el correr del tiempo nos dimos cuenta que no era tal, sino alguno de los borrachitos consuetudinarios de esa zona.

Y ya más creciditos fuimos reafirmando que en realidad un marihuano no es tan peligroso como un borracho o drogadicto con estupefacientes aparte de las drogas naturales. De hecho, es raro que una persona adicta a la marihuana sea agresiva a menos que se cruce con alcohol u otro tipo de drogas artificiales. Porque las drogas naturales, aparte de las económicas, no pueden ser tan nocivas tal y como se dice, pues si la Naturaleza las creo ha de ser por algo; claro que la curiosidad humana fue la que les encontró varios usos. Pero si la Naturaleza da yerbas de todo tipo es precisamente para que las especies que pululan la superficie y el subsuelo terrestre, además de las voladoras las aprovechen según su instinto se los indique.

Ahora se está abriendo la puerta para que el uso de la cannabis vuelva a ser permitido nuevamente; y más, porque se dice que la próxima administración federal pugnará porque el uso del zacatito vacilador se permita no nada más con fines curativos sino hasta lúdicos y recreativos. Que vuelva, porque según nuestros ancestros, hubo un tiempo en que la mota no estaba prohibida como hoy en día. Así que siempre ha habido, hay y habrá marihuanos por siempre y para siempre; y queda claro que si se ha prohibido es desde luego porque la prohibición genera muchos intereses, tal vez aplicando aquello de que el que quiera azul celeste, pues que le cueste.

Para una gran mayoría de la gente, el que uno esté a favor del uso de la marihuana, el peyote, la amapola y todo tipo de plantas que ayudan a la mente humana a despresurizarse de los avatares de la vida, es considerar que nos gusta también usar dichas plantas, matas y tubérculos; pero no, sino que es sentido común, congruencia con la Naturaleza que no se equivoca, por lo que es preferible que se permita su uso para que a quienes les gusta drogarse no tengan que recurrir a drogas artificiales que, esas sí, perjudican al por mayor al organismo humano; ya no se diga a quienes hasta hacen uso del pegamento o pinturas.

Las yerbas que contienen cierto tipo de alcaloide que altera un organismo viviente no nada más las usan los humanos, sino que infinidad de especies de todo tipo recurren a ellas también, ¿por qué? Y a esas otras especies no hay quien les prohíba su uso; no hay gandayas que les diga qué sí y que no pueden consumir. Porque ese es el meollo del asunto: ¿por qué un humano le prohíbe a otro humano cosas? ¿Por qué alguien tiene que decidir qué debe usar y no usar, probar o no probar?

En nuestro país a quien cultiva o porta marihuana se le considera fuera de la ley, entonces por este simple hecho ¿la Naturaleza también está fuera de la ley? Y siendo así, ¿fuera de cuál ley? La Naturaleza no produce armas de fuego, cuchillos, dagas ni ningún producto nocivo de este tipo; que haya crímenes por efecto de la producción y distribución es otra cosa, pero la Naturaleza ningún tipo de culpa podría tener por producir el zacatito vacilador, porque así como nos da la mota, también nos da otro tipo de frutas, verduras y legumbres y todo para el consumo del reino animal.

Platicando de este tema con un tendero amigo, me comenta que está en contra de la legalización de la marihuana porque considera que sí son peligrosos los marihuanos; pero es según su punto de vista que desde luego es muy respetable, porque habremos personas que pensemos que los borrachos o consumidores de drogas artificiales son peores.

Y me dice a manera de ejemplo que si en su tienda están un borracho y un marihuano y le pide al borracho que le arrime una caja de madera, así sea trastrabillando la arrima, y el marihuano no haría caso. A lo que le digo que no es así, ya que el marihuano antes de moverse se queda mirando la caja pensando en quién sembró el árbol de donde se produjo esa madera, quién lo cortó, quien talló la madera, quien la hizo, etcétera; y ya una vez que analizó todo lo anterior, entonces sí arrima la caja pensando quizás en que quien sembró aquél árbol de donde salió esa madera, jamás pensó en el destino que tendía ese árbol que alguna vez sembró. Sea pues. Vale.

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