MORENA es un movimiento progresista pero no anticapitalista
Octavio Camelo Romero
26 de Octubre de 2018
MORENA es un movimiento contra la desposesión que sufrieron los mexicanos en su inmensa mayoría, con el arribo del neoliberalismo al Estado Mexicano. Sin embargo hay otros tipos de movimientos que si son anticapitalistas. Con el propósito de entender más este fenómeno, hagamos algunas remembranzas.
En la década de 1970 el capitalismo internacional radicalmente se reestructura. Nace lo que Harvey llamó el “nuevo imperialismo”. Se buscó la forma de superar la crisis del capital excedente o de la sobreacumulación, que trajo como consecuencia la ociosidad tecnológica, la de medios de producción y la del dinero. Para tales efectos surgen dos vías, la creación de un nuevo régimen financiero y la acumulación por desposesión.
La “acumulación por desposesión” es la fórmula moderna y actualizada de la llamada acumulación originaria, aquella que arrebató las propiedades y bienes individuales y comunes de los campesinos y de las aldeas, para dar paso de esa manera al desarrollo del primer capitalismo. Hoy con la “desposesión” se privatizan los bienes comunes generados por el Estado de bienestar, se da marcha atrás con las conquistas laborales, con los derechos producto del desarrollo cultural y con las nuevas oportunidades que ofrece la naturaleza. El objetivo de la acumulación por desposesión del capitalismo globalizado es compensar su incapacidad crónica para sostenerse a través de la reproducción ampliada, despojando a los trabajadores y a la sociedad en general, de los beneficios y conquistas obtenidas en el capitalismo keynesiano.
Existen varios tipos de movimientos contra la desposesión. Y no son solo variados sino también inconexos tanto geográfica como organizativamente y con diversos objetivos políticos. Sin embargo, no todos esos movimientos son anticapitalistas aunque sean progresistas.
Primeramente citemos a las ONG financiadas por el Estado o por grupos privados y dedicadas a la defensa del medio ambiente, contra la pobreza, por los derechos de las mujeres, etc., que se abstienen de planteamientos anticapitalistas aunque impulsen ideas y causas progresistas.
Enseguida volteemos a las Organizaciones de Base que rechazan su financiación externa aunque algunas dependan de la Iglesia Católica o de otras iglesias. Ellas rechazan negociar con el poder estatal y ponen el énfasis en la sociedad civil donde se plantean realizar cambios. Algunas de ellas son radicalmente anticapitalistas pero su eficacia se ve limitada por negarse a afrontar problemas globales.
Otros movimientos son el resultado de la transformación sucedida en las organizaciones de la clase obrera y de la izquierda en la banda desde la socialdemocracia hasta los comunistas o trotskistas. Este tipo de movimiento no es hostil a la conquista del poder del Estado ni a formas jerárquicas de organización. Durante los años en que la socialdemocracia era hegemónica, el control del Estado sobre la distribución del excedente fue un instrumento decisivo para mitigar las desigualdades sociales, pero fracasó por no asumir el control social sobre la producción y no desafiar el poder de la clase capitalista. No fue un movimiento anticapitalista aunque si progresista.
Hoy MORENA es un movimiento contra la desposesión que pretende a partir del Estado redistribuir el excedente y aminorar las espantosas desigualdades entre los mexicanos. Sin embargo, no va a desafiar el poder de la clase capitalista aunque si va a tener posturas sociales progresistas.
Ante esta situación, debe surgir otro movimiento que acompañe a MORENA en sus posturas y, a partir de ellas impulsar la plenitud de la democracia social que tanto ha anunciado Andrés Manuel López Obrador como la Cuarta Transformación. En fin.
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