Un peligroso distractor
Sergio Mejía Cano
21 de Septiembre de 2018
No se sabe con exactitud cómo llamar a los aparatos de telefonía móvil –vulgo, celulares-, si la moda o el mal del siglo, ya que la mayoría de los seres humanos hemos sido presas de su uso constante. Tal vez hubiese sido mejor que estos artefactos hayan quedado nada más como teléfonos tradicionales, es decir, de hacer y recibir llamadas y nada más, porque en realidad con todas las aplicaciones con que cuentan hoy la mayoría, se podrían considerar más distractores que benéficos.
De cada diez personas que se encuentran en el centro de la ciudad, seis de ellas están haciendo uso de su celular pero por lo regular no hablando a través del aparato, sino enfrascadas mirando su pantalla; y no nada más gente que esté detenida, sino que algunas van caminando haciendo uso de su móvil tal vez sin fijarse en dónde pisan o si van a topar con algún obstáculo.
Ciertamente, no se deben echar en saco roto las advertencias que por medio de videos que aparecen en las redes sociales, en donde aunque parezcan chuscos porque algunos producen a la risa, hay otros en donde al parecer sí sufren severos daños quienes se tropiezan o caen en algún pozo o chocan contra un árbol o poste. Y si caminando es peligroso su uso, ahora imaginemos conduciendo cualquier tipo de vehículo, ahí sí que es mucho más riesgoso debido a que está comprobado que al que dos amos sirve con alguno queda mal, pues está visto que el hecho de ir hablando por teléfono móvil produce una distracción tal que el cerebro no alcanza a separar con exactitud dos o más acciones a la vez, por lo que se atiende una cosa u otra; se camina, se conduce un vehículo o se habla por teléfono.
Sin embargo, hoy en día la mayoría de las personas ya no pueden prescindir de su teléfono móvil, para mucha gente resulta enervante haberlo olvidado ya sea en casa o en algún otro lugar, no se diga si se extravía el celular, mucha gente no haya qué hacer cuando esto sucede. Y tan no puede prescindir de su celular mucha gente, porque así su trabajo sea de tener sus cinco sentidos bien atentos en sus labores, aun así de todos modos lo tienen en la mano o con la modalidad de “manos libres”, como la mayoría de los conductores del transporte urbano, pues ahora es raro ver que algún chofer no traiga su teléfono y que por ende, en ocasiones se distraiga de sus labores por atender su teléfono celular, y si bien algunos de estos conductores del servicio urbano traen el aparatito de manos libres, de todos modos se puede considerar que van distraídos en su labor porque el ir hablando distrae enormemente la atención de quien va conduciendo un vehículo; y todo fuera que nada más quien va hablando por celular y manejando sea el único perjudicado, lo malo de esto es que puede dañar a otras personas, ya sea el mismo pasaje que va a su cargo o a alguien más que se le atraviese ya sea a pie o con otro vehículo y que por la distracción no alcance a frenar
Se ha visto gente caminando, en bicicleta, en moto y todo tipo de vehículos haciendo uso de su celular, y entonces surge la pregunta: ¿por qué los agentes viales no les llaman la atención? Pues por una cosa muy sencilla: la mayoría de agentes viales y policías de otras corporaciones también son presas de la telefonía móvil, pues constantemente también se les ve que están más atentos más a su celular que para lo que fueron contratados. Y esto último no es romanticismo ni mala leche, pues basta con detenerse un poco y observar a mujeres y varones de las distintas corporaciones policíacas y de vialidad para comprobar que después de echar una mirada a ambos lados, después bajan la vista hacia su celular siendo más el tiempo que miran la pantalla que las calles.
Son aproximadamente las 19:00 horas, y están cuatro mujeres en las escaleras que conducen al sótano de la pérgola de la Plaza Principal frente a Catedral; una de ellas habla animadamente por su móvil, otra tiene la mirada fija la pantalla de su celular y las otras dos charlan amigablemente entre ellas. Frente a ellas pero un poco más hacia el Palacio Municipal, están otras cuatro mujeres y una quinta separada un poco del grupo porque está hablando por medio de su celular, y de las otras cuatro una está entretenida mirando la pantalla y las otras tres charlan entre sí, pero tres de ellas tienen un celular en la mano cada una, la otra lo carga en la cintura ensartado en la presilla de la falda. Todas vestidas de uniforme azul con la leyenda de “Proximidad Social” en una de las mangas de su camisola. Sea pues. Vale.
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