El poder real del futuro gobierno de AMLO en México
Octavio Camelo Romero
06 de Agosto de 2018
Andrés Manuel ha sabido interpretar los problemas cruciales del país y las genuinas aspiraciones de la mayoría de los mexicanos. Sin embargo, en ningún momento se ha planteado cambiar el régimen capitalista de producción por uno socialista. A lo sumo se ha planteado recuperar algunas de las conquistas sociopolíticas del pasado y hoy perdidas, aunque existen los temores de que se vuelva al presidencialismo. Sus planteamientos van en el sentido de moralizar la vida política, de combatir la corrupción, la impunidad y la inmoralidad de los funcionarios; de democratizar la vida política de México, de transparentar el ejercicio del poder y el ejercicio de las finanzas públicas, etc. Por lo tanto, AMLO se propone gobernar dentro de las relaciones capitalistas de producción imperantes en el tiempo presente, estas son, las relaciones de la globalización capitalista o, más precisa, relaciones de la transnacionalización de capitales.
Desde esta perspectiva, el Poder Real es el Poder del Capital. Y dentro del capitalismo transnacional o global, el Poder Real es el Poder de sus agentes o capitalistas en funciones y de sus Instituciones como son entre otras, la OMC, el FMI, el Banco Mundial, las Bolsas de Valores, las asociaciones multinacionales de capitales, los consorcios, etc.
Sin embargo, el problema con estas relaciones de producción capitalistas transnacionales es que suplen la solidaridad, el colaboracionismo, el colectivismo, etc., por el individualismo, el egoísmo, el eficientismo, etc., como cimientos de las relaciones sociales y de la relación del Estado con la Nación. Estos principios ideológicos conducen necesariamente a la corrupción con la consecuente impunidad, a la desregulación del Estado de la vida económica de la sociedad, a la suplantación del interés social por el interés económico del capital, etc.
Más no obstante, el propio AMLO divulgó en su campaña, que este régimen político ya caducó, que está lleno de injusticias, que hay que cambiarlo. Y las elecciones del domingo 1ero de julio del 2018 demostraron que la mayoría del electorado quiere un cambio en sus condiciones de vida, que rechaza este sistema político y prefiere la construcción de otro distinto.
Queda claro que corrupción, impunidad y neoliberalismo son una y la misma cosa. No se puede acabar de raíz la corrupción, la impunidad y la violencia si se deja al neoliberalismo y a su ideología.
En mayo López Obrador tuvo un encuentro de una hora en México con el magnate de Wall Street Larry Fink, presidente ejecutivo de BlackRock, el administrador de activos más grande del mundo y líder global en Fondos Negociables en la Bolsa. Con activos bajo administración por más de 6.2 billones de dólares en 2017, BlackRock es el fondo más poderoso de la Bolsa Mexicana de Valores, con 131 mil 412 millones de pesos invertidos, y tiene posiciones en todas las empresas que conforman el principal índice de la BMV, siendo Alfa, Arca Continental, América Móvil, Cemex, Comercial Mexicana y Femsa en las que su tenencia es mayor; además, tiene acciones en otras 66 empresas.
A finales de 2017, BlackRock se quedó con la administración de los fondos de inversión de Citibanamex, cuyos activos suman poco más de 30 mil millones de dólares. Y desde 2015, BlackRock, con sede central en Nueva York, participa en la construcción de la segunda fase del gasoducto de Los Ramones II, en el ducto de transporte de gasolinas y diésel que va de Tuxpan, Veracruz, al centro del país. En octubre de ese año adquirió el fondo mexicano Infraestructura Institucional, y en 2017 firmó un memorándum de entendimiento con Pemex para invertir en el Proyecto Golfo Centro y el Transoceánico para el transporte de gas natural. BlackRock se ha hecho del control directo o indirecto de cinco proyectos de infraestructura energética en territorio mexicano. Si BlackRock fuese un país, sería la tercera economía del planeta tras Estados Unidos y China. Marco Antonio Slim Domit, hijo de Carlos Slim, es uno de los miembros de la junta directiva de BlackRock. En fin.
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