Un hombre institucional

Pues vaya que causó cierto escozor la designación de Manuel Bartlett Díaz como posible director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), sobre todo en la mayoría de las generaciones que en aquel julio de 1988 lo oímos decir a través de la televisión y los que leímos después en la prensa escrita que se había caído el sistema en el momento preciso en que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano iba arriba en los conteos rápidos.

Obviamente no se hicieron esperar las especulaciones sobre cuál de los sistemas era el que se había caído, si el sistema imperante de gobierno o el del incipiente de modo digital en que se estaban apoyando dichos conteos rápidos. Aunque también no faltó quien dijera que el sistema había callado el triunfo del ingeniero Cárdenas Solórzano.

Pero como sea, Manuel Bartlett dejó una profunda huella en muchos mexicanos como uno de los más implicados en aquellas elecciones tan cuestionadas; sin embargo, lo único seguro es que como haya sido, Bartlett Días nada más acató órdenes y, como hombre institucional del sistema de gobierno de ese entonces y responsable directo de las elecciones, hizo lo que tenía que hacer le gustara o no, así que apechugó todo el lodo que se le vino encima y que lo lleva aún hoy en día como una marca indeleble de la que jamás se podrá apartar.

Y ahora Manuel Andrés López Obrador (AMLO)  lo ha propuesto como factible director de la CFE, cosa que ha disgustado e incomodado a varios sectores de la población y tal vez hasta unos que posiblemente ni les vaya ni les venga pero que les gusta hacer ruido al respecto que, aprovechando esa pesada losa que carga sus hombros Bartlett Díaz, la aprovechan ahora para cobrar viejos agravios, lavar heridas o nada más para hacer la mosca chillar.

Si bien se dice que un priista jamás deja de ser priista, es probable que haya la excepción a la regla y si bien no deja alguien de ser priista, si podría recordar el origen de este partido político que nació después de una lucha fratricida que sangró a la Nación, pero que marcaron las lucha sociales que en cierta forma contribuyeron al desarrollo de nuestro país, si bien no como debiera, al menos si sentó las bases para que mejorara un poco la calidad de vida de los sectores más necesitados, aunque no todos. Pero en esa lucha social fue que se basaron los estatutos del otrora partido aplanadora, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), así que precisamente algún priista apartado de su partido nodriza recuerde alguna vez esos estatutos y de ahí que se muestre muy contrario a los priistas actuales que han desvirtuado en beneficio personal esos estatutos, apartándose de las bases y de las masas que una vez fueron los pilares de dicha asociación política.

Así que es probable que Manuel Bartlett haya visto la luz que lo apartó de la oscuridad en la que había caído en sus aciagos años como priista en activo y ahora quiera resarcirse de sus pecados pasados y por sentirse ya cada día más cerca de tener que ir a rendir cuentas no a la población en sí, sino en el más allá.

De ahí que no se debería de sentir ningún temor si es que llega a ocupar la dirección de la CFE, porque ha demostrado ser un ente institucional y que respeta las decisiones que se le ordenan. Tal y como lo hizo en julio de 1988 en que no desconocía lo que estaba haciendo, y si le gustara o no tenía que acatar órdenes si es que quería seguir mamando de la ubre presupuestal; y es obvio que al caérsele el sistema le rindió sus frutos, pues no ha dejado de ser figura política en los años posteriores en que tal vez se la hicieron tablas al ingeniero Cárdenas Solórzano.

Y ahora ha vuelto a pisar callos Manuel Bartlett al afirmar que la Reforma Energética que tanto criticó y atacó en tribuna como senador, ahora dice que sí funciona, palabras que han hecho que ahora los ataques en su contra estén basados en esta clara ambivalencia, pues se es o no se es, porque si bien desde que se presentó la iniciativa de ley sobre la reforma energética y ya una vez aprobada la criticó fieramente en la tribuna del Senado de la República, y si ahora tácitamente da a entender que estaba equivocado diciendo que la dichosa reforma sí aplica, pues como que deja entrever que los cambios anunciados por AMLO se irán matizando poco a poco con la posibilidad de que como siempre, todo cambie para que quede todo igual. Y si bien se dice que es de sabios reconocer sus errores, tal vez algo le vio o algo le dijeron respecto a esta reforma, que cambió de parecer.

Sea pues. Vale.