Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Controversia por los programas sociales

Sergio Mejia Cano

22 de Junio de 2018

Se ha dicho comúnmente que ayudar a los hijos adultos podría ser más perjudicial que benéfico. Y en esta tónica, igual podría pasar o estar pasando con los programas sociales que, si bien compensan en algo sirviendo como un paliativo para muchas familias, su resultado podría ser más negativo que positivo, ya que en muchos casos han servido para coaccionar y hasta chantajear a la gente que los recibe y más, en estos tiempos electorales.

Se ha documentado a través de las dichosas redes sociales que varios sectores de la población que reciben ayuda con los programas sociales que han sido amenazados de ya no recibir esta ayuda –que es con el mismo dinero del pueblo y no de los gobiernos que los distribuyen, obviamente- si no acuden a mítines o entregan su credencial para votar o una copia de esta y hasta recibir presiones para que voten por determinado candidato o partido.

Así que con todo y pena se debería de replantear todo lo que generan estas ayudas mediante esos llamados programas sociales, y más hoy en día en que algunos candidatos se han pronunciado porque sigan en vigor y otros que los van a quitar, no ellos, claro, sino sus adversarios; es decir, están sirviendo para asustar a la gente que está atenida a recibir esta ayuda.

Ya hace tiempo escribí en este mismo espacio una anécdota referente a un caso en particular que sucedió en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, advirtiendo que no es ético escribir en una columna de opinión cosas personales; sin embargo, en ocasiones es necesario para ejemplificar algo al respecto de este tema sobre los programas sociales.

Resulta que allá a mitad de la década de los años 60 del siglo pasado, en la secundaria en donde estudiaba un servidor, se corrió el rumor de que los hospitales del Sector Salud tiraban diariamente a nivel nacional toneladas de comida que sobraba de la que proporcionaban a los internos en sus hospitales, así que se comenzó a generar entre los estudiantes tanto de secundaria como de preparatoria el connato de una serie de protestas frente a las instalaciones del IMSS, del ISSSTE y de la SSA, para gritarles que por qué tiraban esa comida habiendo tanta gente con hambre, que mejor se la dieran a esta gente en vez de tirarla.

Como llegó a ser muy fuerte el rumor de que los estudiantes protestarían por este supuesto agravio a la gente con hambre, un grupo de profesores se dieron a la tarea de acudir salón por salón para hacernos ver a los estudiantes que esto de tirar la comida era un mal necesario debido a que se le haría más un daño a las personas hambrientas en vez de beneficiarlas, ya que en poco tiempo estas personas estaría más atenidas a la comida gratis que buscar por sus propios medios su sustento y el de sus familias. Y recuerdo bien que el profesor que acudió a mi aula a ilustrarnos al respecto, nos dijo una frase que jamás se me ha olvidado; dijo este profesor que existía la posibilidad que toda esta gente que se atendría a que se le diera comida diario probablemente aplicarían posteriormente lo que suele suceder con quien se le hace un favor: “primero te lo agradecen encarecidamente, luego nada más te dan las gracias y al último ya te lo exigen”; y esto está comprobado hoy en día en que mucha gente está atenida a la ayuda que se les proporciona a través de los programas sociales que ahora exigen esa ayuda como si fuera ya una obligación por parte de los gobiernos de los tres niveles.

Y no nada más con las ayudas por parte de PROSA o PROSPERA y otros, sino que como también en algunas entidades se repartieron terrenos, ahora mucha gente exige que también “tienen derecho” a recibir un lote para construir sus viviendas o si no tienen los medios para los materiales de construcción, exigen casas ya construidas, claro que mucha de esta gente está impulsada por vividores que quieren llevar agua a su molino diciéndoles a sus seguidores que tienen derecho a que se les proporcione un terreno o una casa porque al fin de cuentas es su propio dinero el que da la vuelta después de pasar por las manos de los gobiernos.

Y he ahí lo malo de que se haga atener a la gente con esta clase de programas, porque ahora muchas de estas personas atenidas a la ayuda gubernamental ya no agradecen sino que exigen esa ayuda que tal vez sea muy difícil que desaparezcan. Así que muchas de estas personas ya no hacen por buscar su sustento porque para qué, porque están en la creencia de que el gobierno los tiene que mantener ahora sí obligatoriamente. Aunque no sea así.

Sea pues. Vale.


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