De los pretensos AMLO es el único que garantiza el cambio

Y no es que estemos pensando en el “socialismo”, simplemente dentro de las formas de gobierno dentro del capitalismo mundial, de todos los pretensos a ser candidatos a ocupar el cargo de presidente de la República, el único que se ha propuesto cambiar la forma de gobernar a México, ha sido Andrés Manuel López Obrador. Y además, él es el precandidato que garantiza dicho cambio.

De los tres fuertes finalista, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, los dos primeros representan al actual modelo de crecimiento del país, mientras que AMLO representa un modelo alternativo de desarrollo capitalista para México. La contradicción fundamental del actual modelo de crecimiento, es, la concentración de la riqueza en un minúsculo grupo de capitalistas y a la par, el empobrecimiento de más del 50 por ciento de los mexicanos. Empero, dicho modelo de crecimiento que empezó a construirse desde el periodo presidencial de Miguel de la Madrid Hurtado y que culmina con las REFORMAS ESTRUCTURALES de Enrique Peña Nieto, ayudado por los partidos del Pacto por México, PRI, PAN y PRD, ha convertido a ese puñado de exitosos empresarios mexicanos en cómplices del desastre de la economía mexicana. Recordemos que en las décadas de los 40, 50, 60 e incluso 70, México crecía a una tasa anual no menor del 5 por ciento, y en la actualidad con mucha incertidumbre no se alcanza el 2 por ciento. En aquellos tiempos se desarrolló la industria nacional, había empleo, el mercado interno era robusto, el Estado Mexicano era fuerte y a su vez, regía y dirigía la vida económica del país.

Hoy las cosas no andan bien en México y la economía anda “patas pa’ rriba”. Los junior’s que se fueron a estudiar a Estados Unidos volvieron y se propusieron pegar al país de la cola de la economía norteamericana. Se ingresa al GAT y después se construye el TLCAN. Pero los capitalistas mexicanos y extranjeros vieron la ocasión para amasar grandes fortunas jugando el papel de intermediarios entre Japón y China, como abastecedores de insumos baratos, y, USA y Canadá como destino de las exportaciones mexicanas. Con ello, la industria del país se convertía en empresas de simple ensamble. Desde luego que tal situación impactó sobre la precaria industria nacional, pues ésta no pudo resistir la competencia asiática, ya que, “era más barato importar de los países asiáticos que producir”. También impactó en el campo laboral, pues la quiebra de negocios, de empresas, etc., y la no creación de otras nuevas para absorber la mano de obra despedida, provocó una sobre oferta de trabajadores con la consiguiente disminución del salario. México como nación, pierde todo con el TLCAN y se sitúa en un callejón sin salida. El retorno a la puerta de entrada es la única alternativa para evitar una crisis ultra devastadora.

Para soslayar tal crisis, se tiene que recuperar el Estado de las manos de los junior’s; se tiene que industrializar al país para con productos nacionales sustituir las importaciones que, entre otras cosas, son deficitarias en general y con referencia a los países asiáticos; se tiene que fortalecer el mercado interno con un sustancioso incremento de los salarios; se tiene que ofrecer dinero barato para el financiamiento de las actividades productivas, etc.

Por eso, Andrés Manuel López Obrador, dijo en Tampico, Tamaulipas, que la agenda de México no la marcarán gobiernos de otros países. “Nosotros vamos a tener nuestra propia agenda, nuestro orden del día en México, y esa agenda en primer lugar es acabar con la corrupción, que haya un gobierno austero, sobrio, que no haya privilegios; un gobierno con actividades productivas; con empleo; bienestar; que haya paz, que haya tranquilidad y que se establezca en México una auténtica, una verdadera democracia. Esa es nuestra agenda eso es lo que vamos a llevar a la práctica y vamos a aumentar la pensión a los adultos mayores al doble de lo que reciben en la actualidad”.  En fin.