Anaya contra corriente
Marco Vinicio Jaime
12 de Enero de 2018
Cuando la esperanza se vuelve invencible, la victoria final está asegurada.”
-Efraín González Luna.
El Precandidato presidencial de la coalición “Por México al Frente (PAN, PRD y MC)”, Ricardo Anaya Cortés, continua avanzando contra corriente, sin detenerle obstáculo alguno para la consecución del objetivo: construir un triunfo sólido en las próximas elecciones de julio, dando inicio con la consumación de su candidatura.
En tal marco, este jueves tocó a Nayarit ser anfitrión de su presencia proselitista, y en la tradicional algarabía de militantes y simpatizantes de los partidos coaligados que representa, encabezó el multitudinario acto de encuentro correspondiente en conocido hotel de la Capital nayarita, para refrendar su meta y apuesta: robustecer al máximo el Frente y dar un viso de la actividad que caracterizará su paso una vez alcance la nominación reglamentaria.
Antes, vale decirlo, la anfitrionía organizacional partidista, preparó una estratégica recepción con medios de comunicación, que si bien con un poco de más estructura, formalidad y amplitud logística hubiera sido ideal (acorde pues a la interacción y apertura total que ha impreso el joven Anaya a su paso), es el primer equipo operativo en la presente etapa preelectoral que da importancia, muy por encima de cualquiera oferta hasta el momento, a la comunicación, y esto ya es un gran acierto que lo coloca a la cabeza, toda vez que en un marco de carencia total de oficio y comunicación, aquel candidato que logre amasar y ejecutar eficazmente una adecuada política de comunicación política y comunicación social, irá “haciendo camino al andar, sin prisa pero sin pausa”, directo a la victoria. Puesto que es por demás sabido que la “política es comunicación”, que es precisamente lo que demanda el pueblo de México, cansado de simulación y pichicaterías consecuentes derivado todo pues, de un marcado analfabetismo político, democrático y comunicacional. Con todo, el precandidato respondió cuestionamientos y planteó su visión de un México diferente que debe ya por ley, “no por gracia de nada ni de nadie”, garantizar igualdad de oportunidades para todos, lo mismo que en la tranquilidad que brinda el combate a la corrupción e impunidad, cumpliendo la ley desde del poder y para el pueblo.
Como cualquiera de los demás aspirantes que luchan ya de lleno por la conquista de la simpatía mayoritaria de los mexicanos de cara a la sucesión presidencial, Anaya, hace uso de su derecho y se ha blindado contra las expresiones y acciones opuestas a su meta, ha instrumentado al parecer un plan de acción que por el momento le permite sortear sin detenerse en lo absoluto y con gran aplomo, los “buscapiés” lanzados, hasta con la “furia” -maquinada a modo de némesis- recién adquirida en otros equipos.
Resalta la adopción de un perfil dinámico, frugal con acercamiento directo con la juventud sin cortapisas, al igual que con distintos sectores poblacionales luego de pugnar por una economía que le de beneficios realmente a todos: de cobertura universal, auxiliado de un impulso mediático melódico de gran impacto, que busca por el momento romper todo cerco ideológico y mercadológico, a fin de introducir a cabalidad su mensaje de ese México en el que “sí caben todos”: del fenómeno “Yuawi” de Movimiento Naranja, a los “palomazos” de Anaya, como marco de peculiares recorridos por barrios, colonias y núcleos poblacionales neurálgicos: esperanza y música, que es lenguaje universal.
Anaya lleva una reflexión en su campaña: “Cuando la esperanza se vuelve invencible, la victoria final está asegurada”, del emblemático prócer panista Efraín González Luna. Por ello, es lo que busca, dar voz y esperanza a ese colectivo ataviado de gran hartazgo por el “hambre y la sed de justicia”, que no se apagan, y por el contrario, se yerguen como amenaza latente de arraigarse para mal de todos.
En consecuencia, es que el joven Anaya, de seguro también ha hecho suyo el resto del pensamiento de don Efraín, y lo porta como ideal que se resume en la frase: “Somos trigo en el molino de la historia y para otros será el pan”, toda vez que el también connotado ideólogo de Acción Nacional, Manuel Gómez Morín, refrendó: “Las ideas y los valores del alma, son nuestras únicas armas; no tenemos otras, pero tampoco las hay mejores.[...] Hay que mover las almas [...], y que nunca falten los motivos espirituales en nuestra organización”. ¿Lo logrará Anaya? Veremos.
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