Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Con levantar la infracción bastaría

Sergio Mejía Cano

05 de Diciembre de 2017

Ha sido común ver cómo varios agentes viales se afanan en quitarle placas a algunos vehículos automotrices ya sea porque estén mal estacionados o posiblemente por otras razones, dejando con esto su prioridad de agilizar el tránsito vehicular, sobre todo en el Centro Histórico (CH) de la ciudad capital de Nayarit.

Esta acción obviamente distrae a los agentes viales de su principal propósito de vigilar el tráfico haciéndolo avanzar para que no se obstaculicen unos carros con otros. Porque mientras están agachados quitando una placa, los conductores de toda clase de vehículos hacen de las suyas dando vueltas indebidas o como por ejemplo los camiones del servicio urbano de transporte que se quedan detenidos hasta casi cinco minutos estorbando el paso de otros camiones, combis y demás vehículos con el pretexto de que están esperando pasaje o su tiempo de itinerario, etcétera; pero el caso es que no avanzan obstruyendo con esto la vialidad, mientras los agentes viales están quitando placas.

Hay quien dice que esta acción de quitar una placa es para obligar al propietario del vehículo para que acuda a pagar la multa; sin embargo, ¿qué no basta con levantar la infracción? Claro que hay agentes que señalan que por lo regular se les quita la placa a los vehículos que traen placas de otra entidad y que así es más seguro que vayan a recogerla mediante el pago de la multa. Pero el caso es que viéndola de bien a bien y en palabras claras, el hecho de quitar una placa se podría considerar como un robo, porque el dueño del carro que las porta pagó por ellas, por lo que se convierte en propietario de las placas de circulación e identificación del vehículo, ¿o no es así?

Está como cuando amagan los agentes viales con recoger un vehículo, y si el propietario tiene todo en regla y aun así surge la amenaza de que su carro tendrá que ir al corralón, esto se podría considerar también como un despojo, un robo de vehículo, porque para eso están los folios para infracción y con eso basta, porque se supone que cuando el propietario de un vehículo equis, al momento de ir a revalidar ya sea las placas u otro movimiento que requiera al Departamento de Tránsito, ahí tienen que hacerle cuentas de las infracciones que debe, y si quiere que su carro siga circulando, pues se entiende que tiene que ponerse a mano con las infracciones que salgan a relucir incluso hasta en el momento de revalidar su licencia de conducir, porque se supone que con la tecnología electrónica de hoy en día todo está capturado; y en caso de las placas de otros estados, se podría pasar la información al estado de la República que recibió una infracción y no la pagó, pues que se mande la información a la entidad requerda y listo. No tienen los agentes viales por qué disponer de las placas de un vehículo porque es contraponerse con el artículo 16 constitucional, porque nadie puede ser molestado en sus pertenencias o papeles a menos que sea bajo la orden de un juez competente, ¿o no es así?

Cuando en febrero de 1998 muchos ferroviarios se quedaron sin trabajo por motivo de la privatización de los ferrocarriles, al menos tres compañeros consiguieron chamba como agentes de tránsito y vialidad en la ciudad de Guadalajara en el vecino estado de Jalisco. Y cierto día en que uno de ellos andaba en tierras tepiqueñas, al llegar a la plaza principal frente a Catedral a saludar a unos jubilados y pensionados que ahí nos encontrábamos, comentó que aquí en Tepic, los agentes viales tapatíos harían lodo con las infracciones o mordidas, porque con un rato que había estado en una esquina observando el movimiento vehicular dijo que vio muchos conductores sin el cinturón de seguridad, otros hablando por teléfono móvil, motociclistas sin el requerido casco protector o con dos pasajeros de más y hasta con niños; vehículos dando vuelta en “U” o en sentido contrario. Y a propósito de esto, dijo que por ejemplo en avenidas de doble sentido había visto carros estacionados en sentido contrario, y eso significaba infracción o mínimo una gratificación por llamar la atención a quien estaba mal estacionado. Claro que casi le dimos pamba por descarado, pero dijo que así era la vida y pues ni modo, se había tenido que hacer al molde.

Y sí, respecto al casco que deben portar los motociclistas, muchos lo traen nomás sobrepuesto para cubrir el expediente sin considerar el peligro en que se exponen al no amarrárselo bien, porque muchos motociclistas nada más traen el casco sin afianzar y hasta con pasaje doble.

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